Home

Mundo

Artículo

El chico de Ipanema

Un sardino seductor, atlético y de derecha puede ser el próximo presidente brasilero.

4 de septiembre de 1989

Hace pocos días, centenares de periodistas se agolparon a las puertas del Ministerio de Justicia, en Brasilia, esperando la llegada de un personaje que los tiene acostumbrados a espectaculares golpes de opinión, en persona o a través de la televisión.
Como sabían que el candidato Fernando Collor de Mello podía presentarse empujando un carrito de supermercado, repleto con sus denuncias contra la administración del presidente Sarney, esperaban con impaciencia pero, al final, no fueron defraudados: el joven, apuesto y millonario candidato se presentó con numerosas carpetas de color amarillo, demasiado llamativas y ostentosas. Preparado para la reunión, el ministro le respondió con otras denuncias contra la alcaldía que Collor de Mello ejerció en la ciudad de Maceió en el estado de Alagoas, el feudo político y financiero de una familia que domina los medios de comunicación.
Para millones de brasileros, esclavos apasionados de las telenovelas, este hombre parece salido de uno de esos dramas llenos de lágrimas, infidelidades y mujeres sensuales. Con 39 años, ex campeón de artes marciales, casado dos veces y aficionado a los cigarros cubanos, es la gran esperanza para una nación devastada por la peor crisis de su historia. Es que, lo mismo que otros líderes carismáticos como John Kennedy y Felipe González, Collor de Mello ha sabido emplear muy bien los alcances de la televisión y cuando aparece las mujeres suspiran y los hombres sienten que está hablándoles a los ojos, con sinceridad. Acaba de realizar una gira por Europa, donde se entrevistó con líderes y gobernantes de Portugal, España, Italia, Alemania Occidental, Francia y Gran Bretaña, y fue recibido en audiencia privada de 20 minutos por el Papa Juan Pablo II. Para el país con la mayor población católica del mundo, ese fue un auténtico golpe maestro y Collor de Mello lo sabe y su equipo de prensa se encargó que hasta el último periódico del rincón más apartado del Brasil, publicara la foto donde el Pontifice le sonríe al joven que, el próximo 15 de noviembre, espera convertirse, con la primera de las dos vueltas electorales obligatorias, en el nuevo presidente.
Las encuestas lo favorecen ampliamente sobre los demás candidatos, especialmente sobre el veterano Leonel Brizola, un socialista de 67 años, y Luis Ignacio Da Silva, un congresista marxista a quien apodan " Lula" . Hasta mayo era gobernador del estado de Alagoas y su partido, Reconstrucción Nacional, apenas tiene seis meses de labores.
La última vez que los brasileros se acercaron a las urnas fue en 1960 porque cuatro años más tarde se presentó el golpe militar. Por eso se calcula que el 85 por ciento de los 82 millones de votantes potenciales que hay en el país, jamás han ejercido el sufragio y estan desesperados por hacerlo a mediados de noviembre.
Esos son los votantes a quienes este candidato está dirigiendo sus mensajes y la reacción hasta el momento ha sido positiva. Desesperado por el sorpresivo apogeo del muchacho, Brizola lo calificó de "marionela de la dictadura" y, al comprender que estaba exagerando el ataque, lo cambió por "playboy de la dictudura", aludiendo a la vida sofisticada que Collor de Mello ha llevado durante todos estos años.
Las estaciones de radio y televisión los periódicos y las revistas no se cansan de reproducir su cuerpo atlético y bronceado, su sonrisa de actor y sobre todo su apariencia de seductor que bien podría estar en una de las telenovelas de Sonia Braga y José Wilker.
Las tesis del candidato han provocado toda clase de debates dentro y fuera del país. Quiere que la defensa de las selvas amazónicas sea asumida por entidades internacionales y que el capital extranjero entre de lleno al país para solucionar los más urgentes problemas financieros y sociales. La consigana de Collor de Mello es limpiar al Brasil, como sea, pero limpiarlo, y por eso algunos opositores lo llaman "Mr. desinfectante".
Collor de Mello no confía en las encuestas y parece no darle importancia a las acusaciones que sus opositores han lanzado contra algunas de sus actuaciones como alcalde y gobernador. Mago de la televisión, rechazó sin embargo un debate organizado para que apareciera con otros candidatos. El día del primer enfrentamiento entre dos de sus rivales, invitó a un grupo de periodistas a su mansión de Brasilia y, en lugar de mirar los alegatos de los otros, puso una película en su aparato de video, "Admiradora secreta".
Este es el hombre que el 15 de noviembre puede convertirse en el primer presidente elegido por los brasileros después de 30 años de vacío político. Algunos se sienten molestos por algunas de sus frivolidades pero la mayoría, según las encuestas, piensa que puede ser el mago que encuentre la fórmula salvadora.-