Home

Mundo

Artículo

diplomacia

El coco de la ONU

Sus insultos contra Bush convirtieron a Chávez en el líder antinorteamericano del mundo. Pero podrían salirle caros en sus aspiraciones al Consejo de Seguridad.

23 de septiembre de 2006

Hugo Chávez, el presidente de Venezuela, no agota su repertorio. Ante la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), el miércoles, fustigó de nuevo al presidente estadounidense George W. Bush. "Ayer vino el diablo aquí. En este lugar huele a azufre todavía", dijo en referencia al texano. Después miró al cielo y juntó sus manos en un gesto de oración. "Vino aquí hablando como el dueño del mundo. Un siquiatra no estaría de más para analizar su discurso", continuó, mientras en el puesto de Estados Unidos un joven y solitario funcionario tomaba notas aceleradamente. En su mano, Chávez sostenía Hegemonía o supervivencia. La estrategia imperialista de Estados Unidos, un libro del reconocido intelectual de izquierda Noam Chomsky que recomendó leer a los "hermanos y hermanas norteamericanos. La pretensión hegemónica de Estados Unidos pone en riesgo la supervivencia de la humanidad", aseguró. Sus ocurrencias no sólo desataron risas, sino también un cálido aplauso.

Al día siguiente, en Harlem, Chávez dijo que Bush era "un alcohólico, un hombre enfermo y acomplejado". Hegemonía o supervivencia pasó de la noche a la mañana a ser el libro más vendido en Amazon.com. Su radicalismo hizo lucir a Mahmoud Ahmadineyad, el presidente iraní, como un moderado.

Chávez, que invitó a "refundar" la ONU, abordó el mismo tema que varios de sus homólogos: la reforma y la expansión del Consejo de Seguridad, el verdadero poder dentro de la organización. Su discurso subrayó la crisis que atraviesa la ONU, que desde su fundación en 1945 mantiene la misma estructura. El Consejo de Seguridad, compuesto por 10 miembros rotativos y cinco permanentes con poder de veto (Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Rusia y China) no responde a la realidad actual. Los dos intentos de reforma, en 1995 y 2005, fracasaron. Brasil, India, Japón y Alemania se han apoyado en su aspiración de convertirse en nuevos miembros permanentes y otros tantos atacan el famoso veto. El agresivo discurso del venezolano tuvo un primer efecto: de alguna manera los líderes que le siguieron se sintieron con más libertad para hacer críticas abiertas al sistema internacional, e implícitas a Estados Unidos.

Pero si bien el presidente Chávez se convirtió con su retórica agresiva en el líder antinorteamericano, sus balas podrían salirle por la culata. En primer lugar consiguió que los políticos estadounidenses cerraran filas en defensa de su Presidente, por el viejo principio de que a nadie se le insulta en su propia casa. Y en segundo lugar, porque podría hacerle perder votos en su campaña para obtener el escaño no permanente en el Consejo de Seguridad por el que compite con Guatemala, respaldada por Washington. El mecanismo tradicional es escoger en la región un candidato por consenso. Pero la elección se ha convertido en un pulso entre Caracas y Washington, lo que ha agudizado la división continental que ya se había evidenciado en la elección del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) y en la Cumbre de las Américas en Mar del Plata. Latinoamérica será la única región que llegará sin un candidato definido, por lo que la Asamblea General decidirá por votación el 16 de octubre.

Chávez, que recorrió medio mundo en busca de apoyos, asegura que ya tiene asegurados los 128 votos (dos tercios de los 192 países) que necesita. Pero varios analistas consideran que como los votos son secretos, muchos países 'moderados' podrían quitarle calladamente su respaldo.

Por eso ha comenzado a hablarse de soluciones alternativas. Reconocidos internacionalistas, como el argentino Juan Gabriel Tokatlián, han recordado el antecedente de 1979. En plena Guerra Fría, Cuba era el único candidato hasta que Colombia, apoyada por Washington, lanzó su candidatura. Después de cuatro meses y 154 rondas, ninguno alcanzó los votos necesarios. Al final se escogió a un tercero, México. "Ante un escenario de estancamiento, hay que evitar que la sangre llegue hasta el río", dijo a SEMANA Tokatlián, quien considera que, en ese contexto, una candidatura de Uruguay, un país con un gobierno de centroizquierda, podría evitar un nuevo impasse. Pero con un discurso cada vez más prepotente en Washington, y uno cada vez más agresivo en Caracas, parece improbable que los dos antagonistas faciliten el camino para un consenso.