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| Foto: Foto: EFE.

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El drama de los inmigrantes que no pueden salir de Libia

Están atrapados y olvidados en lugares como las inmediaciones del aeropuerto de Trípoli, la capital de Libia. Su número se desconoce porque son inmigrantes del África subsahariana en condición irregular.

Alianza BBC
8 de marzo de 2011

El éxodo de las decenas de miles de trabajadores extranjeros que intentaban huir de la violencia en en el país por medio de los aeropuertos, los puertos o cruzando las fronteras figuró en lo más prominente de la agenda internacional en las últimas semanas.

Y cuando cesaron los vuelos y la situación fronteriza tiende a normalizarse, emerge una nueva crisis humanitaria.

Antes del conflicto libio, el total de inmigrantes ascendía a más de 1,5 millones en una población total de 6,5 millones. La gran mayoría de esos inmigrantes la componían africanos subsaharianos.

La situación de estas personas ha sido descrita como de "callejón sin salida".

Indocumentados y sin recursos económicos para costearse un pasaje, han tenido que acampar de manera improvisada en sitios como las inmediaciones del aeropuerto de Trípoli, olvidados por los gobiernos de sus países y en condiciones precarias, sin comida, agua o asistencia de ningún tipo.

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) reconoció a BBC Mundo que "no ha tenido éxito" en lograr el acceso a estas personas y que se necesita establecer un "corredor humanitario" para evacuarlas.

A la normalidad

Las naciones occidentales fueron las primeras en enviar barcos y aviones para evacuar a sus ciudadanos de Libia.

Luego surgió una crisis de trabajadores migrantes mayormente de naciones del norte de África que intentaban volver a sus países.

Pero según el corresponsal de la BBC, Jim Muir, la situación en la frontera con Túnez ya está regresando a la normalidad y la atención de la prensa se ha vuelto a concentrar en los combates entre los rebeldes libios y las fuerzas leales al coronel Muamar Gadafi.

"El promedio de personas que están cruzando la frontera es de aproximadamente 1.800 por día, aproximadamente una décima parte de lo que fue en su momento cumbre", explicó Muir.

"Nada que ver con las escenas espectaculares y extraordinarias de la semana pasada", añadió.

La OIM informó que, hasta el 5 de marzo, unas 203.756 personas habían cruzado las fronteras de Libia.

"Subclase"

Eso no significa, sin embargo, que el problema de la evacuación de los migrantes ya quedó atrás.

Y menos aún el de los subsaharianos, muchos de ellos inmigrantes ilegales procedentes de Ghana y Nigeria, que desde hace tiempo -como los definen observadores de la situación libia- constituyen una "subclase" empobrecida en el país de acogida.

Además, muchos subsaharianos han denunciado ser víctimas tanto de las fuerzas leales a Gadafi, que -según dicen- los someten a extorsiones para poder desplazarse como de grupos de oposición que los identifican con aquellos africanos subsaharianos que integran las milicias pro gubernamentales acusadas de graves hechos de violencia.

Corredor humanitario

En conversación con BBC Mundo, Jean Philippe Chauzy, portavoz de la OIM, explicó desde la frontera con Túnez: "Hace más de una semana estamos recibiendo informes sobre esos migrantes africanos y estamos muy preocupados por ellos, porque están sufriendo abusos, violencia. A veces no se atreven a salir de sus casas por miedo a ser víctimizados".

Chauzy dijo que "estamos haciendo todo lo que podemos para brindarles asistencia, pero no estamos en Trípoli" o en otras partes del país.

La OIM "ha operado desde Bengasi y le estamos dando toda la ayuda que podemos a esos que llegan a Túnez, a Egipto y al norte de Níger".

Sin embargo, "tenemos que reconocer que en este momento no podemos auxiliar a aquellos atrapados en o cerca de Trípoli, aunque esperamos tener acceso a ellos".

Para lograr ese acceso, Chauzy le dijo a BBC Mundo que "se necesita que las partes beligerantes permitan el establecimiento de algún corredor humanitario y el acceso al aeropuerto de Trípoli" para proceder a la evacuación.

El representante de la OIM reconoció: "Aunque estamos haciendo todo lo que podemos, no hemos tenido éxito".