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EL EFECTO DOMINO

Tras el fusilamiento de Ceausescu, los países "perestroikos" siguen su camino de reestructuración.

5 de febrero de 1990

Algunos afirman que a Nicolae Ceausescu lo mató su aversión por tener asesores. El convencimiento que animaba al dictador de que él y sólo él era quien determinaba el destino de su pueblo impidió que alguien -tal vez incluso alguno de los comunistas que integran hoy el gobierno pluralista de Rumania- le indicara que se encaminaba a un callejón sin salida. Pero en una "monarquía" comunista, como la que él y su esposa Elena habían montado en Rumania, el poder del tirano era absoluto y total. Y como la rama que sostenía Ceausescu no fue lo suficientemente flexible, acabó por partirse, lanzando a su país a una orgía de muerte que no se había visto en ninguno de los países de Europa Oriental que iniciaron el proceso de desmonte del imperio comunista. Según se dice, Erich Honecker en la RDA queria hacer lo mismo que Ceausescu. Pero sus segundos le advirtieron que la masacre sería inevitable.
Por el contraste con el notable realismo político de los dirigentes comunistas de los países vecinos, que supieron apearse a tiempo, la tozudez del tirano de Rumania aparece en su horrorizante dimensión. Al finalizar el año, tras los combates contra la Securitate (la policia secreta personal del clan Ceausescu), por lo menos 10 mil rumanos -incluso la pareja del poder- habían muerto. Un "Consejo del Frente de Salvación Nacional", compuesto por un conjunto heterogéneo de personajes, algunos de ellos comunistas -como su lider lon lliescu-, trataba de poner en orden al país después de que el coctel explosivo de Rumania hiciera explosión.
Un explosivo que tuvo su detonante en la masacre de miles de personas en Timisoara, cuando un inusual movimiento de desobediencia civil trato de evitar que un pastor protestante inconforme contra el régimen fuera deportado. Las fuerzas de seguridad abrieron fuego contra la multitud entre la que había niños por cientos. El 21 de diciembre, 4 días mas tarde, Ceausescu reunio -a punta de fusil, como siempre- a una multitud para hablarle de "la conspiración fascista" que intentaba derrocarle. Pero ante las rechiflas de la concurrencia (un acto de valor incrELble dados los hechos de Timisoara) el propio Ceausescu ordenó disparar contra la multitud, sin saber que con ello estaba dando la orden de fuego a su propio pelotón de fusilamiento. La Securitate no pudo contener la revuelta, el ejército se unió al pueblo y los dictadores, en medio de denuncias contra su corrupción fueron sumariamente fusilados.
Se trataba del último coletazo, el único sangriento, de un año en el que el bloque comunista de Europa Oriental se desmoronó en una especie de "efecto dominó". Rumania siguió el ejemplo de países en los cuales el proceso de apertura, preconizado y permitido por el presidente soviético Mijail Gorvachov, ha seguido rumbos disímiles. El mundo presencia asombrado un periodo historico en el que los hechos se suceden con tal rapidez, que es difícil seguir el proceso en su conjunto.
Checoeslovaquia
Vaclav Havel, un dramaturgo disidente cuya resistencia al régimen comunista le costó varios años de cárcel y la prohibición de viajar al extranjero, fue nombrado el 29 de diciembre en la posicion -principalmente honoraria- de Presidente de la nación.Havel, más conocido por su teatro del absurdo que por sus ejecutorias políticas, acompaña en el gobierno al presidente del Parlamento, el ave fénix de la política checa Alexander Dubcek, lider comunista de la Primavera de Praga (alejado de cualquier función pública durante más de 20 años).
Havel aceptó la designación que le hizo el Parlamento con la condición de que se llevaran a cabo elecciones libres a mediados de 1990, algo que, por lo visto, es inevitable ya que el gabinete del primer ministro comunista Marian Calfa está compuesto por una mayoría pluralista. Pero además la disposición de los comunistas quedó clara en el discurso del propio Calfa, quien al nominar a Havel no sólo anunció el compromiso de elecciones, sino que afirmó que Havel había aceptado el cargo sólo hasta que el pueblo eligiera su sucesor. "EL se ha ganado el respeto de todos", dijo el representante del mismo partido que, bajo el gobierno del presidente saliente Gustav Husak, le había considerado "subversivo para la república".

Alemania Oriental (RDA)
Siguiendo el ejemplo de Checoeslovaquia, que retiró la preeminencia del partido comunista de la constitución el 29 de noviembre, los reformistas alemanes, con los comunistas Hans Modrow (primer ministro) y Gregor Gysi (secretario general) y el no comunista presidente interino Manfred Gerlach a la cabeza, están en el mismo proceso. Las elecciones parlamentarias libres y la adopción de una nueva constitución estan previstas para mayo 6.
Bulgaria
En uno de los procesos más inesperados, el reformista . Petar Miadenov asumió el poder el 10 de noviembre, luego de que el Parlamento enviara a retiro a Todor Zhivkov, con la aquiescencia del Kremlin. Algunos analistas opinan que Bulgaria siguió el camino dictado por Gorbachov línea por línea, dados los antecedentes que colocan a ese país como el más cercano seguidor de las instrucciones soviéticas en el área. Miadenov es un comunista "reformista" que sin embargo sirvió durante 18 de los 35 años de Zhivkov en el poder, como su ministro de relaciones exteriores. Muchos dudan del verdadero compromiso de Miadenov con la apertura hacia el pluralismo político.Pero a pesar de todo, el nuevo dirigente anunció el 14 de diciembre que iniciaría el proceso para separar administrativamente al partido del gobierno y para eliminar el privilegio constitucional aún vigente. Ha prometido elecciones libres para la primavera y el Parlamento esta a punto de anunciar la reglamentación de los partidos políticos. Pero lo que más caracteriza al proceso búlgaro es que su iniciativa pareció partir más de la cupula estatal que de la presión popular, nunca tan decidida como la de Checoeslovaquia o Polonia.
Polonia
El precursor del movimiento, es el único país en el que se han celebrado elecciones populares y libres, donde el partido comunista fue derrotado en forma arrolladora. El poder es compartido por Tadeusz Mazowiecki, de Solidaridad, como primer ministro y el general Wojciech Jaruszelki, del antiguo régimen, como presidente. El nuevo gobierno tiene mayoría no comunista, aunque el partido conservó, por acto especial, las carteras del Interior y de Defensa. Pero todo indica que Polonia será el primer país de la órbita en abrazar un sistema económico típicamente capitalista, orientado a la economía de mercado. En ello no sólo esta empeñado el esfuerzo conjunto de varios países occidentales (con Estados Unidos a la cabeza) y del Fondo Monetario Internacional, sino el de muchos emigrantes polacos que están trayendo al país enormes inversiones de capital.
Yugoeslavia
En cuanto a Yugoeslavia todo son preguntas. Allí el problema no es sólo saber si el país adoptará o no el camino de sus vecinos, sino determinar si la frágil federación que une a seis repúblicas en una, será capaz de capear el temporal de los tiempos que corren. Los comunistas de Croacia y Eslovenia, las más proccidentales, quieren llevar a cabo elecciones libres. Pero en Serbia, la región más grande, el aparato partidario se opone. Sin embargo, en el esfuerzo por dar mayor autonomía a las repúblicas, el Comite Central del P.C. acaba de respaldar a los croatas y eslovenos. Algunos opinan que ese apoyo está más dirigido a mantener la difícil unidad del país, que a reformar a profundidad su estructura política. Pero sea como fuere, todo indica que Yugoeslavia no se podrá mantener por mucho tiempo por fuera de los vientos de cambio y así parece entenderlo el primer ministro Ante Marcovic, un croata.
Unión Soviética
Pero en ningún país se siente tanto la incertidumbre del momento histórico como en la propia URSS. Allí, Mijail Gorvachov, el promotor del cambio expresado en la perestroika, enfrenta la difícil situación de encontrarse entre el fuego cruzado de los reformistas que quieren que la sociedad soviética siga un camino más acelerado hacía la democratización y el de los conservadores que ven en las políticas de Gorbachov ni más ni menos que una traición a las ideas del marxismo. Las dificultades económicas, especialmente dolorosas en medio del largo invierno ruso -que le han restado apoyo popular al lider- y las dificultades nacionalistas de países tan disímiles como Letonia, Azerbaiján y Armenia conforman una situación cada vez más difícil de superar.
Para muchos, el problema es que Gorbachov ha asumido el doble papel de ser, al mismo tiempo, Lutero y el Papa. Ha tolerado y hasta promovido (caso de Bulgaria) la liberalización de los estados del otrora bloque soviético, pero en cada lucha contra los movimientos que pretenden (como el "Grupo Interregional") que la URSS siga el camino de sus antiguos aliados y remueva de la constitución la norma según la cual sólo el comunismo es el llamado a dirigir los destinos del país.Por estos días su problema mayor está en las repúblicas bálticas, Letonia, Estonia y Lituania, que disfrutaron de independencia en el periódo entre las dos guerras mundiales y que tienen grandes movimientos independentistas. En dos de ellas, Letonia y Lituania, los respectivos parlamentos han eliminado esa provisión de la constitución local y han votado a favor de la secesión, un derecho que, además está consagrado en la constitución soviética. Pero Gorbachov no parece estar dispuestos a pasar a la historia como el dirigente que permitió la desintegración de la URSS. No sólo ha rechazado esos movimientos nacionalistas, sino que anunció que ese separatismo podría llevar "a la discordia, el derramamiento de sangre y la muerte".
El cerco se cierra alrededor del presidente soviético. La supresión armada de los movimientos nacionalistas echaría a pique la credibilidad de su perestroika, pero los parlamentos locales no parecen dispuestos a dar pie atrás. Entre tanto, las fuerzas conservadoras se reagrupan en "Frentes trabajadores" que pretenden defender a sus afiliados contra la incertidumbre que genera la adopción de políticas económicas liberalizantes. Pero además, en la medida en que, a lo largo del año, los comunistas pierdan el poco poder que les queda en los países de Europa Oriental, irá creciendo, según todos los pronósticos, el descontentotento soviético ante la evidente caída de su Imperio.
No es por nada distinto que, se asegura, el temperamento de Gorbachov en las reuniones del Congreso de diputados es cada día más irascible. El presidente insiste en que su intención no es acabar con el comunismo, sino revitalizarlo. Pero las contradicciones que ello implica parecen suponer obstáculos insalvables. ·