Home

Mundo

Artículo

EL ELEGIDO DE LOS DIOSES

A medida que se acercan las elecciones, el PSOE y Felipe González se perfilan hacia el triunfo.

20 de noviembre de 1989

"Felipe González es un elegido de los dioses" fue una
de las frases que récorrió la prensa española la semana pasada, luego de aparecer en un boletín de los socialistas de Cataluña en el que se hacía una completa loa al presidente español. El comunicado decía que los dioses le habían otorgado "un encanto increíble, unas manos expresivas una voz acariciadora y una dulzura que fascina a las multitudes", entre otros elogios, que se convirtieron prácticamente en el hazmerreír de los periodistas ibéricos durante por la menos un par de días.

La trivialidad ha estado presente en casi toda la actividad política desplegada en España en vísperas de las elecciones. Al contrario de las viejas épocas en donde se confrontaban ideas y se enarbolaban banderas de izquierda en contra de la ya casi extinguida derecha española, ahora la campaña está llena de asuntos intrascendentes y la discusión se ha centrado en una especie de ¿quién da más?, en cuestiones que en ocasiones parecen marcadas por la cursilería.

Días antes de que comenzara oficialmente la campaña, el debate estaba circunscrito a la "mili", como popularmente se le llama al servicio militar en España. Mientras el PSOE hablaba de reducirla a 9 meses, José María Aznar, el candidato de la derecha, proponía ocho. Izquierda Unida, el aparato electoral del Partido Comunista español, proponía un referéndum para suprimirla y el expresidente Adolfo Suárez, aspirante por el CDS (Centro Democrático y Social) abogaba por un término de tres meses y hacerla voluntaria en el futuro.

El debate alrededor de la mili tiene una explicación: el voto joven. Y aunque la discusión no despertaba mucha pasión terminó involucrando hasta a los militares. Uno de ellos perdió el puesto por haber terciado. El coronel Amadeo Martínez Inglés dijo que se debería constituir un ejército profesional y fue destituido bajo las acusaciones de "graves faltas de disciplina".
El otro voto que se juega el PSOE es el de los pensionados, a quienes ha llegado a prometer el cielo y la tierra y ha obligado a los demás partidos a hacer lo propio, aunque los columnistas enemigos del gobierno la acusan de impulsar una "geronto democracia", .

Los ingredientes pintorescos no han dejado de lado las acusaciones serias. Al presidente y a su mano derecha, el vicepresidente de gobierno Alfonso Guerra, se les señalaba como unos maestros en la manipulación de la televisión. La propia revista Cambio 16 publicó en uno de sus más recientes números un artículo en el que se revelaban "los 15 trucos" utilizados por Guerra para hacerse al control de la información que se emite por Radio Televisión Española. Se le acusa de utilizar la figura del Rey Juan Carlos (y la de otras personalidades de la vida española) en los videos del partido y de no otorgar las mismas condiciones de tiempo e imágen a los candidatos de la oposición.

En medio de la polémica sobre los mensajes subliminales y sobre el desequilibrio informativo, surgió una más alrededor de la esposa del presidente.
El lanzamiento de la candidatura de Carmen Romero como aspirante a la Cámara ha sido interpretado como el "truco" para captar el voto femenino. Y aunque en los mentideros políticos se dice que esta es la forma en que se manifiesta la separación de Felipe González y su esposa, parece que el gobierno prefiere la interpretación del voto femenino, que es, según sus analistas, la que menos daño hace a la campaña del PSOE.

El presidente del gobierno, Felipe González, no vacila en afirmar que "todas estas acusaciones están fundamentadas en la falta de propuestas programáticas de los opositores". Pero tal vez la que más ha comenzado a hacer alguna mella es la que ha impulsado la revista Epoca, que en medio de un debate con Alfonso Guerra ha llegado a ofrecer un millón, luego dos, cinco y hasta 10 millones de pesetas al que le demuestre que el vicepresidente de gobierno no es un defraudador de hacienda.

Con todo, las cosas para el PSOE van bien. Con una campaña que se ha elaborado casi tan cuidadosamente, como lo sostienen sus opositores, ha llegado a la fórmula de tratar de que el votante asocie cuatro conceptos: España, PSOE, Felipe y Progreso. La frase que se oía en la calle una semana antes de las elecciones lo ilustran claramente " Yo no voy a votar por PSOE, pero no quiero que pierda las elecciones".-