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EL EXILIO Y EL REINO

Mientras su país sigue en crisis, Nané Doc Duvalier descansa en la Costa Azul.

16 de marzo de 1987


Está a punto de cumplirse el año desde que Nené Doc escapó de Haití en un avión militar de los Estados Unidos y pidió asilo en Francia. Pero, con excepción de la disolución--y en muchos casos linchamiento-- de los temidos "tonton macoutes", guardia pretoriana de la dinastía Duvalier durante cuarenta años, muy poco ha cambiado en el país, salvo, si acaso, en el sentido de que todos los problemas se han agravado. Aunque la ayuda externa se ha multiplicado (alcanza los 250 millones de dólares en este año, el desempleo ha aumentado (especialmente a causa de la práctica desaparición del turismo), y el contrabando ha cobrado auge. Todo esto, sobre un panorama de caos político.

A Nené Doc lo sucedió una junta provisional encabezada por el coronel (hoy general) Henri Namphy y por el coronel William Regala. En teoría debe celebrarse un referéndum constitucional a fines del mes de marzo, y las elecciones presidenciales están previstas para noviembre. Pero la larga tiranía duvalierista impidió la formación de partidos políticos, de manera que para entonces se enfrentarán decenas de candidatos presidenciales ya registrados, sin que sea posible medir hasta ahora las fuerzas respectivas de cada uno. Namphy, por su parte, muestra cada día más ganas de instalarse definitivamente en el poder, siguiendo la tradición haitiana. Y la agitación social--así como la criminalidad común--crece al amparo del desorden político y de la agravación de la miseria, y es reprimida a tiros, como en los tiempos de los Duvalier.

Estos, en cambio, viven tranquilos en el pueblo de Mougins, en la Costa Azul francesa. Nené Doc y su esposa Michele tienen en Suiza y Francia una fortuna que se calcula en 120 millones de dólares por lo menos, y no pasan trabajos. Michele arregla los floreros y lleva los niños al colegio acompañada de sus guardaespaldas. Nené Doc se levanta a las once de la mañana y sale a pasear en su Ferrari rojo. Si alguna nube empaña la tranquilidad de los exiliados es estrictamente familiar: comparten la vivienda con el primer marido de Michele.--

La "mala prensa" de Imelda

A casi un año de su fuga a Hawai, por fin se le está empezando a hacer justicia a Imelda, la mujer del derrocado dictador filipino Ferdinando Marcos. No es verdad, como afirmó entonces irresponsablemente la prensa del mundo entero, que Imelda hubiera dejado la impresionante cifra de tres mil (3.000) pares de zapatos en su palacio de Malacañang, en Manila.
Eran solamente mil sesenta (1.060) pares: si se dividen por los días de un año, dan menos de tres pares nuevos por día. Aunque había también, claro está, zapatos de noche, incluyendo un par con pilas eléctricas para hacerlos luminosos en la oscuridad.

Entre los otros objetos de uso personal abandonados por los Marcos en su precipitada huida se encuentran, sin embargo, cosas casi tan notables como los mil sesenta pares de zapatos: 888 carteras, por ejemplo, o 508 vestidos de noche, o una bonita colección de abrigos de piel, entre ellos quince de mink y media docena de marta cibelina. La temperatura promedio de Manila es de 28 grados centígrados a la sombra, pero muchas señoras barranquilleras comprenderán perfectamente a Imelda. Otras cosas se fueron en las maletas de Hawai, a donde los Marcos llegaron con siete millones de dólares en billetes y objetos personales, entre ellos tres tiaras de diamantes de ella y 70 pares de mancornas de piedras preciosas de su marido. Por el peso, en cambio, hubo que dejar atrás las colecciones de rosarios de ella y las de pelotas de golf con monograma de él, así como la colección de chalecos antibalas hechos sobre medidas y marcados "ella" y "él"

En todo caso, SEMANA presenta excusas a sus lectores, y a los Marcos, por haber publicado en su momento la falsa cifra de tres mil pares de zapatos. Fuimos sorprendidos en nuestra buena fe, y rectificamos nuevamente: eran sólo 1.060 pares, uno de ellos luminoso. Aunque--como dice al New York Times Victoria Garchitorena, directora del hoy Museo de Malacañang--la cifra puede ser algo más alta, pues todavía no ha habido tiempo para hacer el inventario de todas las cajas y baúles sin abrir con ropa de los Marcos. Cuya fortuna fuera de Filipinas, por otra parte, se avalúa oficialmente en cinco mil millones (5.000.000.000) de dólares.