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George W. Bush, expresidente de Estados Unidos.

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El fantasma de la tortura persigue a George Bush

Amnistía Internacional pidió que se arreste al expresidente estadounidense de visita en África por supuestamente haber ordenado torturas. ¿Tiene algún efecto real este pedido?

Alianza BBC
2 de diciembre de 2011

La organización defensora de los derechos humanos Amnistía Internacional (AI) pidió que el expresidente estadounidense George W. Bush sea arrestado durante su gira por África, "por haber autorizado torturas" durante su presidencia.

Este jueves, el exmandatario comenzó un viaje de tres días a Etiopía, Tanzania y Zambia, en compañía de su esposa Laura para promover los esfuerzos de la lucha contra el cáncer cervical y de mama.

No es la primera vez que AI reclama la detención de Bush. En febrero del 2011 el expresidente canceló a última hora un viaje a Suiza, luego de que se informara que el grupo con sede el Londres sede pensaba solicitar su arresto por el mismo motivo.

Y en octubre, fue Canadá el país al que AI solicitó el arresto, aunque en esa ocasión el viaje no fue cancelado.

La organización humanitaria, que se ha distinguido por su lucha contra la tortura, motivo por el cual recibió en 1977 el Premio Nobel de la Paz, le dijo a BBC Mundo que insistirían en la solicitud "vaya donde vaya" Bush.

A pesar de esa advertencia, muchos consideran que son muy reducidas las posibilidades de éxito del reclamo de AI.

"Acoso" a Bush

Tom Parker, director de política para terrorismo, contraterrorismo y derechos humanos de la organización, explicó a BBC Mundo que "el presidente Bush, en sus memorias, admite abiertamente el hecho de que ordenó que se practicara el tormento de toca a la gente".

"El tormento de toca (ahogamiento simulado) es tortura según la ley de Estados Unidos", prosiguió Parker.

"Era considerado por las autoridades estadounidenses una tortura al final de la Segunda Guerra Mundial, cuando se juzgó a guardias de prisiones japoneses que lo hicieron con pilotos capturados. Te guste o no, si ordenaste torturar, eres un torturador y Bush lo admitió".

Antiguos miembros de la administración de Bush salieron este jueves en defensa del expresidente y tacharon la campaña de AI de "acoso".

"Eso muestra el lío que tienen los activistas de los derechos humanos, que está persiguiendo a un presidente que intenta salvar vidas, muchas muchas vidas", le dijo a Foxnews.com el exjurista del Departamento de Justicia John Yoo.

"¿Por qué? Porque están molestos con el tratamiento que se dio a tres líderes de al-Qaeda en la guerra contra el terrorismo", dijo Yoo, que trató de dar cobertura legal al programa de interrogatorios de la CIA durante la era Bush.

El congresista republicano por Nueva York Peter King dijo por su parte que AI debería solicitar una "medalla de honor" para Bush por ayudar a millones de víctimas del SIDA en África, en referencia a una de las causas humanitarias que promovió en el pasado el exmandatario.

El columnista del diario The Miami Herald, Vicente Echerri, tampoco comparte la posición de AI y asegura que la iniciativa le parece "una barbaridad" hecha para "llamar la atención", según dijo a BBC Mundo.

El analista cree que la acusación de AI es prejuiciosa e infundada. "Por otra parte, no va a tener ningún efecto porque el expresidente Bush viaja protegido con un pasaporte diplomático".

Otros casos

Amnistía Internacional insiste en que no abandonará su campaña y recuerda que cualquiera de los 147 países que son parte de la Convención de la ONU contra la tortura puede detener a Bush.

Ante la pregunta de si AI espera lograr su objetivo, Parker respondió que su grupo seguirá ejerciendo presión en cualquier país que visite Bush, "para tratar de recordarles sus responsabilidades bajo el derecho internacional".

"La convención contra la tortura es una de las más firmadas y requiere la acción de los gobiernos cuando un individuo asociado con actos de tortura visite su suelo, o por lo menos abran una investigación sobre sus actividades", aseguró.

Echerri, en cambio, no cree "que prospere, pero sienta la pauta de un escándalo y sienta un cierto precedente. Intenta asustar también a Bush, intenta cohibirlo, mantenerlo recluido en Estados Unidos", dijo haciendo un paralelo con el caso del expresidente chileno Augusto Pinochet.

En octubre de 1988 Pinochet fue detenido en el Reino Unido, acusado por el juez español Baltasar Garzón de violaciones a los derechos humanos, pero en Chile gozaba hasta ese entonces de inmunidad por ser senador vitalicio.

Finalmente la justicia británica negó la solicitud de extradición y el general regresó a Santiago en marzo de 2000.

Hay otros casos de dignatarios con orden de arresto internacional, como por ejemplo el presidente de Zimbabue los últimos 24 años, Robert Mugabe, quien tiene prohibida la entrada a Europa y Estados Unidos, acusado de corrupción y represión.

O el presidente de Sudán, Omar al Bashir, por su supuesta responsabilidad en crímenes contra la humanidad cometidos en Darfur.

Aunque ambos mandatarios han salido de sus países, no han sido arrestados.

En el caso del exprimer ministro israelí Ariel Sharon, el Tribunal Supermo belga dictó en 2003 que este podía ser juzgado en Bélgica por crímenes de guerra cuando abandonara su cargo. Sharon no volvió a pisar suelo belga y desde 2006 permanece en estado vegetativo tras sufrir una hemorragia cerebral.