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Leopoldo López es un carismático dirigente de 40 años de edad. La Contraloría General de la República lo inhabilitó justo cuando iba a ser elegido alcalde de Caracas.

VENEZUELA

El gallo tapado

La Corte Interamericana falló por el regreso a la política de Leopoldo López y puso a temblar a los chavistas. Mientras estos apuestan a que el Tribunal Supremo desacate la orden, la oposición celebra un posible triunfo en 2012. SEMANA habló con él.

24 de septiembre de 2011

En el chavismo andan furiosos desde que se anunció que Leopoldo López es libre de postularse para las presidenciales de 2012. La Corte Interamericana de Derechos Humanos declaró inválida la inhabilitación que le impide ocupar cargos públicos desde 2008, cuando la Contraloría lo sancionó justo en el momento en que iba a ganar la Alcaldía de Caracas, con 70 por ciento de popularidad, acusado de supuesta malversación cuando trabajaba como analista de petróleos de Venezuela en 1998 y cuando fue alcalde en 2004.

Esa decisión ha provocado el rechazo de las filas del oficialismo, que ahora reza por dos cosas: para que su presidente se recupere del cáncer y para que el Tribunal Supremo no acate el fallo de la Corte. El economista, de 40 años, lo tiene muy claro: le tienen miedo. "No veo otra explicación. Hay un marcado temor por las implicaciones políticas que eso tiene en Venezuela", afirmó, convencido, a SEMANA.

Para López, no hay otra salida que acatar el fallo, pues las decisiones de esa Corte tienen jerarquía constitucional al ser Venezuela un país signatario de la convención que la crea. "Si el Tribunal Supremo de Justicia no acata, cometería un delito", insiste el exalcalde.

Las autoridades y diputados oficialistas han criticado esta decisión desde que la Corte -de la que Chávez dice que "no vale nada y es una institución del pasado"- anunció el fallo, el 16 de septiembre. ¿Y por qué tanto rechazo? "Porque podemos ganar. Porque podemos articular una nueva mayoría, poner a soñar a los venezolanos en una nueva etapa para Venezuela. Podemos dibujar un futuro donde todos se sientan incluidos, romper con la polarización en la que hemos vivido. Si hubiese habido un delito real en esas acusaciones, ¿por qué no estoy preso, por qué nunca fui procesado en ningún tribunal penal?", se pregunta el economista.

López optó por acudir a una instancia internacional para que intercediera en un caso que consideraba perdido en su país. "Nunca fui escuchado, juzgado, sentenciado ni condenado en Venezuela. El único delito que cometí fue haber tenido 70 por ciento de apoyo para la Alcaldía Metropolitana".

Y como sabe que arrastra masas, en su periodo inhabilitado creó las Redes Populares, un programa de activismo social con el que viajó por las comunidades aisladas para hacer trabajo político de base. Luego fundó un partido político, Voluntad Popular, cuya tendencia describe como de "izquierda progresista". "Esta no es la lucha de Leopoldo López, sino de los estudiantes que se cosieron la boca por las mejoras en las universidades, de los enfermeros que se fueron a huelga de hambre, de los ganaderos y campesinos expropiados, de los periodistas y su derecho a la libertad de expresión, de los que han sido despedidos injustamente de sus trabajos", dice.

Antes de que se anunciara su habilitación, figuraba tercero en las encuestas para las primarias opositoras, después de Henrique Capriles Radonski (gobernador de Miranda) y Pablo Pérez (gobernador del Zulia). Su partido, Voluntad Popular, oficializó su candidatura dos días después de la noticia, y López se siente confiado de que podrá repuntar. "No dudo que vamos a articular una mayoría entusiasta para ganar las primarias y hacer una gran alianza nacional para vencer al oficialismo".

La meta común es vencer a un Chávez que mantiene su popularidad en 50 por ciento a pesar del bajo perfil que ha tenido que asumir por su enfermedad. "Chávez no es invencible. Él ya ha sido derrotado varias veces: en 2007 y en 2010. La realidad de hoy en Venezuela es la de un gobierno desgastado y de un país cansado. Hay una larga lista de promesas incumplidas que marcan la pauta de lo que ha sido este gobierno", subraya López.

Sobre las relaciones binacionales, dice que "entre Colombia y Venezuela tiene que haber una relación gana-gana. El primer tema por resolver es el de las relaciones comerciales, para que sean de mutua ganancia. El otro tema es la posición frente a grupos irregulares. Debe haber una estrategia común en lo diplomático, en lo militar y en los ámbitos de la justicia y seguridad ciudadana".

En espera de conocer la actitud que asumirá el gobierno ante el fallo internacional, es un hecho que la entrada de López al juego político abre nuevas perspectivas para una oposición que requiere con urgencia un personaje carismático capaz de mover, sobre todo, a los indecisos. Porque ellos, como en casi todas partes, decidirán en últimas el futuro del país vecino.