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El gas sarín se considera una de las armas químicas más letales. | Foto: Archivo

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El gas sarín, el arma química más mortal

Las fuerzas de Bashar al Assad mataron centenares de civiles con gas sarín el pasado 21 de agosto. Pero no es la primera vez.

Fanny Kertzman, especial para Semana.com
29 de agosto de 2013

El ataque con armas químicas por parte del presidente Bashar al Assad contra la población en Damasco el pasado 21 de agosto no es el primero durante la sangrienta guerra civil que azota ese país, pero si ha sido el que más bajas ha ocasionado. La descripción de las víctimas apunta a pensar que se utilizó un agente nervioso, el gas sarín.

Los agentes nerviosos actúan sobre el organismo interfiriendo en las transmisiones nerviosas a los órganos vitales. Están compuestos por organofosfatos, que son un ingrediente común de los insecticidas. El efecto depende de la dosis que se proporcione. Los más conocidos son tabun, sarin, soman, GB y VX. Este último es el más mortal de todos.

La muerte se produce rápidamente, en menos de diez minutos. Los síntomas iniciales incluyen salivación, contracción de las pupilas, visión borrosa, respiración rápida, vómito, diarrea, taquicardia, confusión, presión en el pecho y pérdida de conciencia. Con dosis más altas los músculos se engarrotan, se producen espasmos y convulsiones. Sale moco y sangre por boca y nariz. Finalmente la víctima muere por insuficiencia respiratoria.

Hay otra categoría de armas químicas que queman a la víctima. El más conocido es el gas mostaza, hecho de azufre o nitrógeno. Este se puede dispersar como líquido o vapor y permanece en el aire por varios días. El gas mostaza causa ceguera, daño a los pulmones y suprime la médula ósea, si la persona no muere. Puede penetrar al cuerpo vía contacto con la piel o inhalación. Afecta los ojos, el tracto respiratorio y la piel. Primero irrita las células y después las envenena.

El químico causa enormes ampollas en la piel que parecen fuertes quemaduras. El gas mostaza se usó por primera vez por Alemania en la Primera Guerra Mundial, en 1917. Se ha utilizado en otros conflictos, especialmente en la guerra Iraq-Iran (1980-88).

Líderes de la oposición Siria han acusado al régimen en el pasado de haber utilizado fósforo blanco, que no está permitido por la Convención de Armas Químicas, el tratado internacional que restringe este tipo de armas. El fósforo blanco se usa normalmente como un trazador para iluminar blancos y sitios de aterrizaje. Pero si le cae a una persona puede derretir la piel y sigue quemando la carne humana mientras haya oxígeno, pudiendo llegar hasta el hueso.

De hecho los Estados Unidos fueron acusados de haber utilizado esta sustancia en Iraq en 2005, en la batalla de Fallujah. Voceros de las fuerzas armadas estadounidenses sostienen que se utilizó para iluminar el campo de batalla y no para atacar a las fuerzas enemigas. Sin embargo, casi la totalidad de la ciudad de Falluja, 300.000 habitantes, fueron desplazados y la ciudad destruida.

Hay otros dos tipos de armas químicas reconocidas como tales por los expertos: el LSD que desorienta a la víctima y los defoliantes, como el ‘agente naranja’, que puede causar daño en el sistema nervioso. Estados Unidos lo utilizó en Vietnam como un defoliante, supuestamente para destruir la vegetación entre la que se escondían las fuerzas enemigas. No contaban con que 400.000 personas morirían y posteriormente 500.000 niños nacieron con defectos congénitos por haber entrado en contacto con el químico. El químico era producido como herbicida por Monsanto y Dow Chemical.

Se cree que Siria posee el tercer arsenal más grande del mundo de armas químicas. Desde el 23 diciembre de 2012 se han utilizado contra la población. En ese primer caso hubo siete civiles muertos. El 19 de marzo se denunció que se dispararon misiles Scud armados con agentes químicos en Alepo, matando por lo menos 30 personas.

El 24 de marzo hubo nuevamente un ataque en Adra y el 13 de abril hubo otro incidente en Alepo. Esta vez militares ingleses encontraron evidencia científica de que efectivamente se había utilizado gas sarin. El 29 de abril se tiraron cilindros desde un helicóptero en Soraqeb y el pasado 21 de agosto ocurrió el incidente en que murieron 355 personas, pero se habla de más de 1.000 muertos.

Los antecedentes de ataques más recientes en otras partes del mundo son el ataque al metro de Tokyo en marzo de 1995, donde murieron 13 personas y 6.000 resultaron heridas. Los responsables fueron los miembros del culto Aum Shinrikyo. 200 miembros de la organización fueron arrestados y condenados y su líder espera la pena de muerte.

En la guerra Iraq-Iran entre 1980 y 1988, Saddam Hussein utilizó gas mostaza y sarín contra las fuerzas iraníes. Entonces, Estados Unidos cerró los ojos. Las armas químicas mataron decenas de miles de soldados y esto cambió el balance de fuerzas, dándole la victoria a Iraq.

Saddam utilizó las armas químicas también contra la población kurda de Halabja. Los estimativos hablan de entre 3.200 a 5.000 víctimas. El primo de Saddam, Alí Hassan al-Majid, fue el cerebro detrás del ataque, por lo que se le conoció como Alí ‘el químico’. Fue ejecutado en 2010 durante la invasión americana a Iraq.

El primer uso de armas químicas se remonta a la Primera Guerra Mundial, con el gas mostaza. Miles de personas quedaron ciegas y con deficiencias respiratorias. Después de conocer la capacidad de destrucción, los países conformaron la Convención Mundial contra las Armas Químicas. Hay 188 países signatarios. Israel y Myanmar firmaron el tratado pero no lo han ratificado. Por su parte Angola, Egipto, Corea del Norte, Sudan y Siria no son signatarios.

La única arma química autorizada por la Convención son los gases lacrimógenos que se utilizan para dispersar manifestaciones. Hasta ahora no se ha producido la anunciada intervención de Estados Unidos, que según el presidente estadounidense, Barak Obama, se daría si Siria cruzaba la "línea roja" de las armas químicas.

La indecisión del líder de Estado Unidos puede tener consecuencias catastróficas en la región. La población israelí se ha aprovisionado de máscaras de gas y llamado a sus reservistas. Mientras tanto la población siria sigue sufriendo los terribles efectos de una guerra civil.