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El general de la paz

Amram Mitza, veterano de varias guerras pero pacifista, es la figura laborista que se enfrentará a Ariel Sharon en las elecciones de enero.

1 de diciembre de 2002

En una semana crucial, en la que Ariel Sharon fue reelegido como líder del conservador partido Likud y, por lo tanto, para intentar la reelección en los comicios del 28 de enero, de nuevo un ex general se ha convertido en la fórmula del laborismo para intentar regresar al poder en Israel. Como sus antecesores, Yitzhak Rabin y Ehud Barak, luchó en varias guerras y ahora es un obsesionado de la paz. Se llama Amram Mitza.

El reto del ex militar no es nada fácil. Para los pacifistas israelíes cada acto de terror de los palestinos es un atentado directo contra su popularidad. Por eso los ataques antiisraelíes en Kenya y en el norte de Israel, perpetrados por un desconocido 'Ejército Palestino', se convirtieron en un nuevo escollo para su mensaje.

Con sólo tres meses de campaña Mitza venció sorpresivamente en las internas del laborismo a su opositor Benjamín Ben-Eliezer, hasta hace poco ministro de Defensa de Sharon, y parece ser el símbolo de una posición renovada de Israel y una oposición clara a la extrema derecha en el poder.

Mitza es visto como un corazón suave con las manos untadas de sangre. Es uno de los veteranos más condecorados por sus servicios en el campo de batalla. Sirvió en la Guerra de los Seis Días en 1967, en la de Yom Kippur en 1973, en la guerra del Líbano en la década de los 80 y dirigió las tropas israelíes durante los tres primeros años de la primera Intifada, que empezó en 1987. Pero ahora es reconocido por su política de paz.

El ex general de 57 años va a librar una nueva batalla, pero desde la política. Mitza promete hacer verdadera oposición a Sharon y su partido radical y asegura que va a revivir al laborismo, que en los últimos 20 años se ha doblegado a ser un miembro marginal de la coalición del partido en el poder, el Likud.

Esta no es la primera vez que Mitza se enfrenta a Sharon. Se encontraron hace 20 años, durante la campaña en Líbano, cuando el primero era un joven oficial y el segundo ministro de Defensa. Mitza se sintió indignado por las masacres dirigidas contra campos de refugiados palestinos y firmó su renuncia, asegurando que no podía combatir en un ejército liderado por un ministro de Defensa como Sharon. Pero Sharon lo arregló todo por las buenas y el joven oficial siguió en el ejército. Pero su conciencia pacifista había nacido.

En su discurso Mitza propone nuevas conversaciones de paz con los palestinos si sus líderes aceptan el reto. El laborista aseguró que así las negociaciones no se lleven a cabo evacuará los asentamientos y las tropas israelíes de la franja de Gaza, en donde viven 7.000 judíos entre un millón de palestinos resentidos por los bloqueos militares impuestos por Israel. La prioridad de Mitza es agotar todas las posibilidades para ponerle fin a la Intifada que ya ha cobrado la vida de más de 2.000 palestinos y más de 600 israelíes y ha sumido a ambos pueblos en una grave recesión económica. "La clave de la existencia israelí es la paz, para enfrentar los ataques terroristas la única oportunidad de ambos lados es volver a la mesa de negociación". Finalmente asegura que si las conversaciones de paz fracasan una vez más construirá muros y cercas que separen a las dos naciones hasta que se abra una nueva oportunidad. Ante todo ello la respuesta del presidente palestino Yasser Arafat fue inmediata, "Ofrezco mi mano de paz a Mitza", dijo.

El líder del Partido Laborista nació en un kibbutz en 1945, cuando sus padres llegaron refugiados de la Alemania nazi. Una vez dejó su carrera militar obtuvo una licenciatura en geografía y una maestría en ciencias políticas de la Universidad de Haifa y terminó sus estudios con un grado de administración pública en la Universidad de Harvard. Mitza es considerado un novato en la política, su único cargo ha sido alcalde de Haifa, desde donde se ha dedicado a promover la educación y la coexistencia entre árabes y judíos.

Sin embargo Mitza tendrá que enfrentar una batalla electoral nada fácil. Para ser primer ministro de Israel tendrá que superar el creciente belicismo del electorado israelí, que tiende a privilegiar la mano dura. Además, aunque Mitza cree que su elección demuestra que "los israelíes sienten que es tiempo de intentar la paz otra vez, no sólo usando la fuerza sino también a través de la negociación", los judíos son cada vez más escépticos a las conversaciones con los palestinos y según las encuestas prefieren apoyar a la extrema derecha. Y con cada atentado, como los de la semana pasada, sus posibilidades se ven más comprometidas.