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El alcalde de Berlín, Klaus Wowereit, no tiene inconveniente en presentarse en público con su novio, Joern Kubicki. En la foto, en el partido contra Argentina en el Mundial

Alemania

El gobernador del arco iris

El alcalde de Berlín, Klaus Wowereit, es la figura política con mayor proyección nacional en Alemania. La pregunta es si los teutones elegirían un Canciller gay.

11 de noviembre de 2006

Después de las elecciones parlamentarias en Berlín y el triunfo claro del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), se habla de la reelección del alcalde-gobernador de Berlín Klaus Wowereit, abogado de 52 años, quien genera cada día más expectativas en el ámbito político sobre sus posibilidades como candidato a Canciller (Primer Ministro) en 2009. Aunque no es desconocida su popularidad en la capital alemana, la pregunta es si Alemania elegiría un líder gay.

Muchas opiniones se han generado desde entonces. Por su amplio triunfo respecto a su opositor Friedbert Pflüger del partido Unión Demócrata Cristiana (CDU), se considera que será reelegido por otros cinco años en la capital-estado Berlín y traerá consigo nuevos seguidores a su partido.

Pero antes de reconocer su manejo político, siempre se hace referencia a su condición sexual, que él mismo dejó bien clara el día que iba a ser nombrado por su partido como candidato a la alcaldía: "Ich bin schwul - und das ist auch gut so!", ("¡yo soy homosexual y eso también está bien!") .Desde esta primicia, esta figura ascendente es conocida como el alcalde gay de Berlín.

Y aunque el propio Wowereit aclara que no hace política homosexual, sino que es un homosexual haciendo política, públicamente sus opositores se refieren sólo a su orientación para criticarlo y provocarlo. Y es que el Alcalde tampoco esconde su participación en eventos gay. Se le vio liderando el desfile Christopher Street Day, considerado uno de los más grandes del mundo gay, o mostrando su excentricidad al beber champaña en un zapato de tacón rojo o aparecer en público con su compañero, el neurólogo Jörg Kubicki.

Muchos de estos actos han sido cuestionados por la oposición, que sostiene que van más allá de las buenas costumbres de un alcalde. Ello ha dado lugar a interesantes intercambios. Cuando en la reciente campaña electoral su contrincante Pflüger declaró que era justo que Berlín tuviera una primera dama, el Alcalde le salió al paso devolviendo la pregunta. ¿A cual se refería? ¿A su actual esposa de la que él se estaba divorciando, o a la próxima?

Pero también tiene el respeto de sus contendores. Para el joven político Thiemo Roth, perteneciente a las listas del conservador CDU en Giessen, la vida privada de Wowereit no ha interferido en su desempeño político y no tiene trascendencia en su buena labor hasta ahora realizada. Roth reconoció a SEMANA que su triunfo en Berlín ante su partido fue la demostración de que Wowereit es capaz de adaptarse a un público diverso, y que podría llegar a ser canciller (primer ministro)

Sin embargo, el Alcalde berlinés deberá primero superar en su propio partido a otras figuras interesantes, como Kurt Beck, presidente del partido y primer ministro de la Region Rheinland-Pfalz con sede en Maguncia. Beck se apoya en que está más involucrado en la política federal y su experiencia es más amplia y menos regional.

Pero, ahora, tras los comicios en Berlín y el nacimiento hipotético de la candidatura a la cancillería, el Alcalde socialdemócrata, considerado símbolo de tolerancia y apertura, tendrá que seguir fortaleciendo su posición y seguir con su plan de gobierno regional para estos cinco años, en el desarrollo económico a nivel de las deudas millonarias de la capital, mejorar los sistemas de educación y generar empleo.

Lo cierto es que los berlineses ya dejaron ver su favoritismo y han aceptado sin problema que su administración siga siendo dirigida por un homosexual. Si la estrella de Wowereit sigue subiendo, muy probablemente las elecciones de 2009 no contemplarían la figura de una primera dama. La razón es que, probablemente, los contendientes serían una mujer, la canciller Angela Merkel, y un homosexual, Klaus Wowereit.