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Los científicos calculan que el meteorito pesaba entre 10 y 15 toneladas y viajaba a una velocidad de 54.000 kilómetros por hora. | Foto: AP

RUSIA

El impacto profundo del meteorito

El choque de un meteorito en Cheliábinsk, que dejó a casi un millar de heridos y múltiples daños materiales, causó conmoción la semana pasada. A pesar de lo impresionante, el fenómeno no es tan raro como se cree.

16 de febrero de 2013

En la madrugada del viernes pasado, una lluvia de rocas ardientes atravesó el cielo de la provincia de Cheliábinsk, en los montes Urales, al occidente de Rusia, e impactó la Tierra. Algunos transeúntes pudieron ver a varios kilómetros de distancia esos objetos brillantes en su trayectoria descendiente y la enorme estela de daños que dejaron a su paso. Las ventanas de varios edificios de seis ciudades de la región se destrozaron a causa de la onda explosiva que produjo la colisión y más de 500 personas resultaron heridas por pequeños cortes de vidrios, según reportes oficiales.


La respuesta del gobierno ruso no se hizo esperar. El primer ministro, Dimitri Medvedev, se encontraba en un foro económico en la región de Krasnoyarsk cuando ocurrió el fenómeno y aprovechó la coyuntura para afirmar que la caída de estos objetos era “un símbolo de que no solo la economía es vulnerable. También el planeta”. El gobernante de Cheliábinsk, el corazón industrial de Rusia, informó que un equipo de búsqueda encontró un impacto de cráter a 80 kilómetros de la ciudad, y que más de 10.000 policías que rastrearon la zona hallaron tres grandes pedazos de escombros.

Tras la conmoción y pánico que generó el suceso, los expertos en astronomía salieron a explicar lo sucedido. Unos creen que pudo ser una lluvia de meteoritos. Otros que se trata de un meteorito que se fragmentó y sus restos traspasaron las capas densas de la atmósfera. Y algunos le apuntaron a una posible relación con el asteroide 2012 DA14 que pasó a aproximadamente a 28.000 kilómetros de distancia en la tarde del mismo viernes. 

La Academia de Ciencias de Rusia emitió un comunicado en el que señaló que la explosión fue causada por un gran meteorito de 10 toneladas de peso conocido como un bólido que viajaba a una velocidad de 54.000 kilómetros por hora. Normalmente, estas rocas espaciales estallan y se evaporan a una altura máxima de 30 kilómetros sobre la superficie de la Tierra. Cuando se desintegran se genera una onda explosiva que las destruye y los fragmentos, que en su mayoría son pequeños, pueden llegar al suelo terrestre. Pero al parecer en este caso “sobrevivió un pedazo grande que impactó la superficie con tan mala suerte que afectó a varias poblaciones”, dijo a SEMANA José Gregorio Portilla, director del Observatorio Astronómico de la Universidad Nacional de Colombia.

Para Germán Puerta, director científico del Planetario de Bogotá, este fenómeno ocurre con frecuencia, pues se calcula que a diario entran al planeta 200 toneladas de materiales del espacio exterior. Sin embargo, la mayoría pasa desapercibida porque “el 70 por ciento cae sobre los mares. Si este hubiera caído en una zona despoblada ni nos hubiéramos enterado”, señaló Puerta, quien por otra parte considera que es muy remota la posibilidad de que esté relacionado con el asteroide. Con él coincide el astrónomo Alan Fitzsimmons, del Centro de Investigación de Astrofísica de la Universidad de Queens de Belfast, en el Reino Unido. El experto le explicó a la BBC que es literalmente “una coincidencia cósmica”, pues mientras el 2012 DA14 se aproximó a la Tierra por el hemisferio sur, el meteorito entró por el hemisferio norte, lo cual “indica que viajaban en distintas direcciones”.  

Esta no es la primera vez que Rusia sufre la caída de un meteorito de estas dimensiones. En 1908 se registró una explosión que afectó gran parte del territorio de un área forestal de Tunguska y acabó con todos los renos de la zona. En dicha oportunidad, hubo más de 900 heridos y graves daños materiales. Según Margaret Campbell-Brown –astrónoma de la Universidad del Oeste de Ontario en Londres, Canadá, quien revisó información de las dos estaciones de infrasonido más cercanas al lugar del impacto– este puede ser el “objeto más grande que haya golpeado la Tierra desde Tunguska”. 

Aunque el meteorito no puede considerarse una catástrofe, si se deben tomar medidas. Como declaró a los medios el viceprimer ministro ruso Dmitri Rogozin, este suceso demuestra que es “necesario crear un sistema internacional de alerta y prevención de cuerpos celestes que se aproximen a la Tierra”. Los expertos, sin embargo, dicen que no hay forma de prever lo que ocurrió en Cheliabinsk pues son “tan inesperados e intempestivos como un terremoto”, afirma Puerta. Todos ven lejana la posibilidad de que un meteorito o asteroide de mayor tamaño impacte la Tierra en un futuro cercano causando grandes desgracias. “Son fenómenos naturales que suceden de cuando en cuando y no implican que pase como en las películas de desastres”, concluye Portilla.