Home

Mundo

Artículo

Hasta hace poco los Clinton y los Obama se mostraban como buenos amigos y colegas. Según ‘Blood Feud’, la realidad es muy diferente y tanto los mandatarios como sus esposas se odian .

ESTADOS UNIDOS

El libro que enfrenta a Obama y Clinton

El polémico libro ‘Blood Feud’ pone al descubierto la pésima relación entre la familia del presidente de Estados Unidos y la de su exsecretaria de Estado.

16 de agosto de 2014

Hillary Clinton parece haberse resbalado, al menos de momento, en su camino hacia la Casa Blanca. Con la idea de ser la candidata del Partido Demócrata a la Presidencia de Estados Unidos en los comicios de noviembre de 2016, la exprimera dama, que fue luego senadora por Nueva York y que durante el primer gobierno de Barack Obama ocupó la Secretaría de Estado, ha empezado a distanciarse de quien fuera su jefe a partir de 2009. ¿Le servirán tales ataques como estrategia? Puede que no.

El peor sablazo de Hillary contra Obama se produjo en una larga entrevista que publicó el pasado domingo The Atlantic. A lo largo del diálogo, la exsecretaria de Estado se fue lanza en ristre contra el presidente, al que acusó de no respaldar sin ambages al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y de haber sido débil a la hora de apoyar a los rebeldes contra el dictador sirio Bashar al Asad.
Pero esa no fue la parte más agria de la entrevista. La auténtica pedrada llegó cuando Hillary se burló abiertamente de una frase atribuida al gobierno de Obama y que se ha convertido en un principio de la política exterior de la Casa Blanca: “Don’t do stupid stuff” (“No hacer estupideces”). Según la exsecretaria de Estado, “las grandes naciones requieren principios fundamentales. No hacer estupideces no es un principio fundamental”.

No obstante, semejante crítica, que tiene una alta dosis de veneno, es una cucharadita de miel si se la compara con las revelaciones que trae un libro que acaba de aparecer en Estados Unidos y que se titula Blood Feud (Pelea a muerte), escrito por Edward Klein, un antiguo editor de The New York Times Magazine. Las 302 páginas del texto están dedicadas al supuesto odio que hay entre Hillary y su marido Bill, y Obama y su esposa Michelle.

Uno de los capítulos más significativos recuerda lo que en mayo del año pasado les dijo Hillary a media docena de las compañeras con quienes se graduó en 1969 del Wellesley College, en Massachusetts. Mientras tomaban vino y brindaban en el bistró Le Jardin du Roi de Chappaqua, en Nueva York, la exsecretaria de Estado afirmó que Obama es “incompetente e inútil” y que no tiene ninguna capacidad de mando. Y concluyó, para asombro de toda la mesa, en referencia al presidente: “No hand on the fucking tiller” (“No tiene las manos puestas en el puto timón”). 

Otro aparte de Blood Feud que explica la bronca entre los Obama y los Clinton asegura que, cuando era secretaria de Estado, Hillary intentó incluso intimidar físicamente a su jefe. “Algunas de las discusiones de ella con el presidente se convertían casi en agresiones físicas. Una vez, según una fuente cercana a Valerie Jarrett (principal asesora y amiga de Obama), Hillary golpeó repetidamente con el índice el pecho de Obama para hacer énfasis en su argumento”. Y agrega el libro: “Cuando Obama le contó a su esposa Michelle sobre el incidente, ella no podía creer que Hillary le hubiera hecho eso al presidente de Estados Unidos. Él estaba más sorprendido que enojado por este ataque impulsivo”.

Es posible que Hillary quiera distanciarse de Obama porque el índice de desaprobación del presidente, según el último sondeo Gallup, es del 57 por ciento y, como le dijo a SEMANA Héctor Schamis, profesor de Gobierno de la Universidad de Georgetown, “toda sucesión implica una traición”. Pero también es verdad que cuando algunos vicepresidentes se han candidatizado para reemplazar a sus jefes y se han distanciado de estos en campaña, no les ha ido bien. Eso les pasó a Adlai Stevenson con Harry S. Truman en 1952 y a Hubert Humphrey con Lyndon Johnson en 1968. Y a Hillary podría ocurrirle algo similar con Obama en 2016.