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EL NIETO DE LA REVOLUCION

A los 25 años de la muerte del "Che" Gevara, su nieto no quiere ser un revolucionario marxista sino una estrella de rock.

9 de noviembre de 1992


ERNESTO EL CHE GUEVARA SE ESTARIA REvolcando en su tumba si oyera a su nieto expresarse de su lucha. "Esta revolución está en ruinas" dijo Canek Sánchez Guevara, el descendiente del líder revolucionario en entrevista con Andrés Openheimer, el autor del best seller "La última hora de Castro". Openheimer lo encontró en La Habana en un apartamento más de uno de los interminables barrios de la ciudad. Allí, y durante varias horas, se dedicó a oir lo que el nieto de la revolución pensaba del resultado de las luchas de su abuelo.
Como todos los de su edad en La Habana, Canek creció venerando al Che. Cantó los himnos que hablaban de él y de la revolución, de sus luchas, de su muerte en Bolivia. Aprendió a rendir culto a la personalidad de su abuelo, pilar de la mistica revolucionaria inventada por Fidel Castro y modelo del "hombre nuevo" que sacrifica sus intereses egoístas por la causa común. Canek siempre se distinguió entre sus compañeros de clase y fue el centro de atención, porque piensen lo que piensen los cubanos del régimen de Fidel, la admiración por el Che Guevara es el común denominador entre los jóvenes cubanos. Canek se convirtió en un adoleseente extrovertido, pero no precisamente en el ejemplo de los hijos de la revolución.
Canek, un rockero de 18 años, de cola de caballo, arete y jeans es un muchacho como todos los de su edad, con pocas cosas que alabarle al régimen de Castro. Es un joven descontento con un sistema "en donde la iniciativa privada no es bien vista, donde no hay libertad ni comida. El nieto de la mayor figura de la revolución no quiere ser un revolucionario marxista. Quiere ser una estrella de rock y por eso pasa su tiempo libre componiendo canciones en inglés, que la Casa de la Cultura se niega a patrocinar por estar llenas de mensajes yanquis y de palabras subversivas. No ha logrado grabar sus canciones porque en Cuba "no se puede hacer nada sin el apoyo del Estado, y a él el Estado lo acusa de desviasiones ideológicas. Su apariencia tampoco contribuye a que las autoridades lo apoyen. La policía lo detiene en las calles sólo porque lleva el pelo largo. Es algo que Canek no entiende. Así lo llevaban su abuelo, Fidel y Raúl Castro cuando bajaron de la Sierra Maestra a derrocar a Batista.
Canek sólo está esperando el momento apropiado para salir de Cuba. A pesar de que el muchacho nació en la isla, su madre, de origen mexicano, siempre conservó vigente su pasaporte. Y ahora espera el momento de poder salir, porque en Cuba no hay nada que él pueda hacer. Sus estudios de diseño gráfico no son una gran garantía, "porque no hay papel, ni lápices, ni interés", y con seguridad terminaria trabajando en el campo, como la gran mayoría de universitarios. Quiere ir a vivir a un lugar donde lo que haga no sea automáticamente considerado como un acto político, donde la iniciativa sea bienvenida, donde haya competencia. Tal vez opte por instalarse en Suiza, en Suecia o en Bélgica.
Pero el joven Canek se siente tranquilo con sus origenes. Lo cierto es que también él es un revolucionario y cree firmemente en sus ideales" como su abuelo. Pero es un enemigo de lo que años atrás parecía ser el camino de la liberación de Cuba. La revolución del Che ha quedado en ruinas porque coartó la libertad y convirtió al régimen en un cuento de niños en donde los protagonistas son los "dragones y las brujas imaginarios", en los que se refugian sus dirigentes para callar a los cubanos.
Por eso Canek hizo su pequeña revolución y desafió la disciplina política del régimen componiendo, canciones que, para los estandares cubanos, son claramente subversivas y críticas del statu quo.
También en señal de protesta el nieto del Che Guevara decoró su guitarra con un billete de dólar, a pesar de que la ley cubana prohibe la tenencia de moneda norteamericana, Y es que este joven no quiere ser un héroe como su abuelo, si ser un héroe solo sírve para que utilicen su imagen y la comercialicen en fotografias que venden como souvenir a los turistas. Se siente tranquilo y sabe que el Che estaria orgulloso de él si supiera en lo que se convirtió su revolución, si viera cómo, a pesar de los riesgos, no teme decir lo que piensa.
Y es que entre resignado y orgulloso, Canek, como su abuelo, no tiene miedo.