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El ocaso del patriarca

Menem perderá el domingo por primera vez. Kirchner será presidente de un país que deja atrás los caudillismos.

12 de mayo de 2003

"Minga, yo no me retiro", contestó Carlos Menem, airado, cuando corrieron rumores de que estaba por abandonar la segunda vuelta electoral, que se realizará el próximo domingo, ante la inminencia de una derrota apabullante frente a su contrincante, Néstor Kirchner, gobernador de laprovincia de Santa Cruz. El sol se oculta para el polémico líder que pretende ganar la presidencia por tercera vez y que nunca hasta ahora perdió una elección, ni siquiera la del 27 de abril de este año, en la cual ganó por módicos 2 puntos de diferencia. A una semana del ballotage todas las encuestas favorecen a Néstor Kirchner y pronostican una categórica derrota del ex presidente. Según la consultora Equis, Menem obtendrá 20,6 por ciento de los votos contra 61,7 por ciento de Kírchner y, según Enrique Zuleta Puceiro, obtendrá 26,1 por ciento contra 65,3 por ciento de Kirchner, con una proporción de votos en blanco que varía entre 8 y 15 por ciento. A estas cifras se suma que por primera vez 74,6 por ciento de los encuestados creen en la derrota del ex presidente. La mayoría de los votos obtenidos por otros candidatos el 27 de abril serán arrastrados por el vendaval antimenemista: casi 70 por ciento de los de Adolfo Rodríguez Saá, Ricardo López Murphy y Elisa Carrió pasarán a Kirchner, mientras que Menem sólo recibirá 13 por ciento de los votos de Rodríguez Saá y de López Murphy. Ante la inminencia de la derrota Menem anunció que se dedicará a cuidar a su futuro hijo con Cecilia Bolocco. Fin de una época Las elecciones del próximo domingo marcarán el final de los liderazgos napoleónicos que caracterizaron la política argentina desde el advenimiento de la democracia en 1983. Menem, al que la población ve como el principal responsable de los despilfarros de los años 90, que concluyeron con el colapso de 2002, recibirá su ejemplar castigo este domingo, y Raúl Alfonsín, el ex presidente radical que condujo al país a la hiperinflación en los años 80, ya salió del ruedo político luego de haber conducido al centenario partido radical a la peor votación de su historia, 2,8 por ciento. Es cierto que no hubo un triunfo de un candidato antisistema al estilo de Hugo Chávez, o de un izquierdista como Lula, pero en todo caso las elecciones del 27 de abril dejan ver una importante transformación política. Si bien el justicialismo (peronismo) en sus tres variantes sumó 60 por ciento de los votos, lo nuevo es su división y la desaparición del radicalismo, el otro pilar del régimen político durante el pasado siglo. Ha surgido un electorado independiente y móvil, no atado a ningún partido, con nuevas figuras como Ricardo López Murphy, un hombre de derecha y ortodoxo, y Elisa Carrió, una mujer progresista que ha realizado una campaña ética y contra la corrupción. Como dijo a SEMANA el analista Rosendo Fraga, "nunca el primero en una presidencial estuvo por debajo de 25 por ciento de los votos, con un electorado dividido entre diferentes candidatos y con sólo una diferencia de 10 puntos respecto al quinto. Este resultado muestra una sociedad más pluralista y diversa, que no está dispuesta a otorgar mandatos para nuevos liderazgos hegemónicos, como históricamente fueron los de Perón o Yrigoyen, o mayoritarios como los de Alfonsín y Menem en la política contemporánea". Abandono o 'knock out' Menem está de mal humor. Luego del triunfo con sabor a derrota del 27 de abril se le vio soberbio, rodeado de las figuras más odiadas de la política argentina, destilando rabia. Despidió a sus colaboradores más íntimos -los culpables, según él, del ajustadísimo triunfo- e intentó rodearse de gente más joven, pero las cartas ya están echadas. A una semana del ballotage algunos han empezado a sugerir que el ex presidente no se presente el próximo domingo, alegando fraude, para evitar la humillación de la derrota, y así privar a Kirchner de un triunfo cantado. Hasta el presidente Eduardo Duhalde agregó picante al decir que Menem tenía dos posibilidades: perder por abandono o por knock out. Consultado por SEMANA sobre la probabilidad de que Menem se retire Santiago Lacase, de la consultora Ipsos, opinó que "en la política argentina todo es posible". Pero que el problema para Kirchner es que, si triunfa en el ballotage, "será un presidente con una gran legitimidad de origen, pero si Menem se baja, sería un presidente con muy poca legitimidad de origen porque tiene sólo 22,7 por ciento de los votos", concluyó el consultor. Para James Nielsen, director del periódico Buenos Aires Herald, "el zorro está en problemas: desde el punto de vista personal de Menem, lo mejor, o lo menos malo sería dar un pequeño paso al costado, privando de este modo a Duhalde y Kirchner de un triunfo tal vez artificial pero así y todo abrumador". Menem puede despedirse "con una sonrisa socarrona, declarándose asqueado por las mañas de sus enemigos, o puede hacerlo con el rabo entre las piernas, abucheado hasta por sus ex incondicionales, despreciado por debilucho". Mirando al futuro El gobernador de Santa Cruz logró transformar la campaña en un plebiscito en contra de Menem y de su economía neoliberal, y ha instalado en la sociedad la idea de que el 18 de mayo se votará para terminar con Menem y sepultar el pasado. En todo caso Néstor Kirchner ya está gobernando. Seguro de su triunfo, el candidato se mueve como un presidente electo, pues sabe que apenas una semana después le será entregado el timón del barco que apenas ha logrado salir de la tormenta. Su optimismo tiene bases: la Argentina abandonó la recesión y hasta el Fondo Monetario Internacional, que durante casi dos años se negó a firmar un acuerdo, ha debido reconocer que el país crecerá 4 por ciento en 2003. Sin que cedan los terribles índices de pobreza -casi 60 por ciento-, indigencia -casi el 30 por ciento- y desempleo -17 por ciento-, la recuperación es un hecho. La inflación está controlada, las exportaciones crecen, las importaciones bajan, el dólar cae y se reactiva la economía. Kirchner viajó a visitar a los presidentes vecinos, Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, quien no oculta su antipatía por Menem, y el socialista Ricardo Lagos, de Chile. Mientras que Menem propugna las "relaciones carnales" con Estados Unidos y la rápida apertura al Alca, Kirchner ha hecho del Mercosur -el mercado común con Brasil, Chile, Uruguay y Paraguay- y de la amistad con Lula un objetivo estratégico. Se habla incluso de crear una moneda que reemplace al dólar en las transacciones entre los países del Mercosur. El 25 de mayo la Argentina estrenará presidente, intentando dejar atrás dos años de sobresaltos y tormentas y una década de parrandas y corrupción. El nuevo presidente no puede perder ni un minuto mirando hacia atrás. Los más de 100.000 damnificados por la inundación en la ciudad de Santa Fe, el altísimo porcentaje de pobres, indigentes y desempleados no le darán el más mínimo respiro.