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EL PAPEL DE LA MONEDA

La adopción de una divisa común es el gran escollo de la integración europea.

31 de julio de 1989

El proceso de integración de la Comunidad Económica Europea, que deberá llegar a su culminación en 1992,cuando los 12 países de la organización levanten sus fronteras internas y sus barreras económicas y comerciales, pasó la semana pasada por una prueba de fuego en la reunión de los 12 líderes,que tuvo lugar en Madrid. Convocada fundamentalmente para considerar el plan de integración monetaria y la llamada "Carta Social" la reunión le diO luz verde a la continuación del proceso, pero desnudó las múltiples dificultades que tendrán que ser superadas en los próximos años.
El plan de Jacques Delors presidente de la Comisión Europea y "arquitecto" del ideal de la integración europea, contempla tres fases en el camino hacia la adopción plena de una moneda común europea.La primera, que comenzaría en 1990, consiste en la coordinación de las políticas económicas y monetarias, y el ingreso en el sistema de los únicos países que aún están por fuera -Gran Bretaña, Grecia y Portugal-. La segunda, sin fecha de iniciación, implicaría la estrecha coordinación de los bancos centrales de los países miembros, y la tercera, que idealmente debería estar a punto antes de 1993, contempla el establecimiento de un banco central único y, por fin, de una moneda europea, que algunos han llamado monnet.
Ese esquema, que es apoyado con entusiasmo por el canciller Helmut Kohl, de Alemania Federal, y el presidente Francois Mitterrand, de Francia, no es bien recibido, en cambio, por el gobierno conservador de la primera ministra británica, Margaret Thatcher. Para esta, las fases finales del plan envuelven una evidente pérdida de soberanía de los países, puesto que el control y el manejo de la política monetaria quedaría relegado a un organismo central burocrático que, por otra parte, sería muy difícil de fiscalizar.
Planteada en esos términos la reunión, la Thatcher llegó a Madrid dispuesta a alejar de sí la fama de ser el "freno de Europa", pero sin soltar prenda en cuanto a sus convicciones.Y,por lo que parece, lo logró. Tras enconados debates, en los que afloró una evidente rivalidad entre ella y Mitterrand, la reunión resolvió aceptar un plan propuesto por el presidente del gobierno español, Felipe González, en el que, como fórmula de entendimiento,sólo se hablaba de la iniciación del primer paso del plan de Delors.
Esta salida,como es obvio,dejó contentos a todos,pero ensombreció de alguna manera el camino hacia la "monnet".La Thatcher declaró, al final,que "No cedimos en un solo punto",pero sus antagonistas no se quedaron atrás, diciendo que, una vez comenzado, el camino de la integración es irreversible.Sin embargo, todavía se esperan algunos cambios de fondo en el proyecto. Para muchos entendidos, el plan de Delors,tal como está concebido,implica necesariamente la constitución de una especie de "Estados Unidos de Europa", algo que aterra a la Dama de Hierro. Pero, por otra parte, el funcionamiento mismo del plan, con la inclusión reciente de monedas como la peseta,que no es considerada "dura", debe pasar a demostrar que,aún en esas condiciones, su estabilidad resiste.