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EL PASADO ME CONDENA

Conmoción en Italia por descubrimiento de las cartas del Cautiverio de Aldo Moro.

26 de noviembre de 1990


Las 418 páginas de cartas y textos fotocopiados escritos por Aldo Moro que fueron descubiertos la semana pasada en Milán en un apartamento que perteneciò a la organizaciòn de extrema izquierda, Brigadas Rojas, llegaron a las manos del Parlamento italiano y a la prensalo que provocò un auténtico revolcòn en la vida política del país.

Doce años después, la muerte del ex presidente de la Democracia Cristiana italiana, secuestrado y posteriormente asesinado por los terroristas de las Brigadas Rojas en mayo de 1978, continúa causando polémicas en la Italia posmoderna y millonaria de hoy.

La publicaciòn de decenas de cartas inéditas, notas y reflexiones ha sido tomada como un acto de acusaciòn a su partido porque como él mismo lo escribe "me mataron tres veces", y a sus dirigentes de entonces hoy todavía a la cabeza del mayor partido político italiano.

Más de seis páginas fueron dedicadas al actual presidente de la República, Francesco Cossiga, en ese entonces ministro de Gobierno, y a su "posiciòn" en el partido, terminando por responsabilizarlo de su muerte al haber apoyado la llamada "línea de la firmeza", de no negociaciòn, "influenciada", según las notas de Moro, por "otras personas", en verdad dos exponentes de la política italiana, en esa época aliados: el actual y entonces también jefe de gobierno, Giulio Andreotti, y el comunista Enrico Berlinguer.

El segundo golpe directo producido por la publicaciòn de los escritos va dirigido al actual jefe de gobierno, el hábil y audaz Giulio Andreotti.
De él, Moro escribía: "se puede decir que dirigía más y mejor que nadie los servicios secretos... se mueve tan tranquilamente con los colegas de la CIA que es informado confidencialmente tanto por los organismos de seguridad italianos como norteamericanos" .

Ahora, lo que todos se preguntan es el porqué aparecieron una década después esas cartas y manuscritos y con cuáles objetivós. En la maraña de interrogantes y especulaciones que se creó con la divulgaciòn de los documentos, muchas hipótesis han salido a relucir. Hasta el fantasma de la P-2, la logia secreta masónica acusada de intentar un golpe de estado blando a finales de los años 70, ha sido citada como una de las "influencias" sufridas por Cossiga entonces. Dentro del equipo de asesores creado durante los 55 días del secuestro de Moro muchas personalidades resultaron porteriormente ligadas a la logia secreta.

Reabierto el caso Moro, se ha puesto de nuevo en discusiòn el anìmalo sistema de gobierno italiano y con ello el actual gobierno. "La voz de Moro regresa en un contexto político frágil e inquieto. Tres protagonistas de doce años atrás siguen en escena: Cossiga, Andreotti y Bettino Craxi (líder del partido socialista).
El primero atraviesa un momento de difisultad, el segundo ve temblar el gobierno que preside, el tercero tiene abán de susliluirlo", editorializaba recientemente el diario La Stampa, de Turín.

Pero lo que sale a luz de nuevo es el drama humano y político de Moro.
Por eso su familia ha tratado por todos los medios de evitar la publicaciòn de los documentos, al punto que su hija María Fida Moro anunciò que abandonará el partido de su padre como forma de protesta. La soledad en la prisiòn, el abandono en el que lo dejò su partido y el gobiemo de unidad nacional formado por comunistas y democratacristianos que se mantuvieron intransigentes a lo largo de las negociaciones con los "brigadistas", su desespero y a la vez su lucidez ante la evidencia de la muerte, son testimonios de la personalidad del estadista.

Las respuestas del lìder político desde su lugar de reclusiòn, donde se consumía su propia tragedia, son todas sentencias durísimas contra la política de la intransigencia: "ustedes no son humanos, sino férreos, no son atentos y prudentes, sino ciegos", escribía. "Han menoscabado la democracia que es nuestra ley" .

Y al replantearse hoy en día la posibilidad del mismo cuadro polìtico de hace doce años, con la Democracia Cristiana fuertemente dividida, un partido comunista (segunda fuerza polìtica del país con el 28 por ciento del electorado) disuelto y convertido en un partido de las izquierdas democráticas, empeñado sobre todo en entrar en el gobiemo, y un partido socialista que usa sin prejuicios su rol de centro; el juego peligroso de las advertencias anònimas que traen los "cadáveres" del pasado, vuelve a amenazar Italia.