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Imagen satelital del huracán Irene acercándose a la costa este de Estados Unidos. | Foto: AP/NOAA

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El peligro de un huracán en Nueva York

"Mucha gente cree que los huracanes sólo afectan a las áreas muy al sur de Nueva York, pero las tormentas costeras, incluyendo los huracanes, pueden y de hecho impactan en la ciudad", advierte la Oficina de Manejo de Emergencia de la Alcaldía de Nueva York (OEM, por sus siglas en inglés).

Alianza BBC
26 de agosto de 2011

De hecho, la OEM asegura que la llegada de un huracán a la ciudad tienen un potencial más dañino que fenómenos del mismo calibre que afectan a zonas del sur del país. Algunas áreas de Nueva York podrían quedar hasta 10 metros bajo el agua.
 
El mapa de zonas propensas a inundarse identifica áreas situadas a baja altitud como Coney Island, en Brooklyn, o zonas de Queens y Staten Island, así como la parte baja de Manhattan.
 
Pero no es sólo Nueva York la que está amenazada, todo el corredor urbano del noreste del país, desde Washington D.C. hasta Boston podría verse afectado por Irene.
 
Se trata de la región más poblada de EE.UU. y, en el caso de Nueva York, su densidad poblacional complica los preparativos y cualquier eventual trabajo de emergencia y evacuación.
 
¿Un huracán menor?
 
El Centro Nacional de Huracanes de EE.UU. con sede en Miami estima que hacia el fin de semana el huracán Irene puede alcanzar categoría 4, con vientos sostenidos superiores a los 210 kilómetros por hora.
 
Tras tocar tierra posiblemente en Carolina del Norte seguiría subiendo por la costa hacia las ciudades norteñas, quizá debilitado, al punto que cuando llegue a Nueva York podría ser de categoría 1, lo que algunos con optimismo han definido como un "huracán menor".
 
Pero como dijo durante una entrevista la mañana del jueves el director de la Agencia Federal de Manejo de Emergencia (FEMA, por sus siglas en inglés), Craig Fugate, "no conozco ningún huracán que sea menor".

Aunque los modelos computarizados de predicción sólo pueden trazar con precisión la ruta de un ciclón por 48 horas, ya los neoyorquinos están preparándose para la posible llegada de Irene.

De hecho, el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, declaró este jueves estado de emergencia ante el posible impacto del huracán durante el fin de semana.

"Nos estamos comunicando con nuestros socios federales y locales para realizar un seguimiento de la tormenta y para planificar una respuesta coordinada, y vamos a desplegar los recursos según sea necesario en las áreas que se espera sean las más afectadas", explicó Cuomo.
 
Mientras, el alcade de Nueva York, Michael Bloomberg, aseguró en rueda de prensa que hay que esperar "lo mejor" mientras se prepara para "lo peor".

Cuando los reporteros le preguntaron qué podría ser lo peor que podría pasarle a los ciudadanos que no se preparen suficientemente ante la eventual llegada del huracán, Bloomberg dijo: "Que podrían morir".
 
Las dificultades del desalojo

La alcaldía es la encargada de emitir la orden de evacuación en caso de que lo juzgara necesario, pero la densidad poblacional y la falta de costumbre podrían ser factores que compliquen el trabajo de las autoridades.

La oficina de Bloomberg informó que se ha asegurado la disponibilidad de helicópteros y botes por parte de la policía, así como generadores de emergencia para hospitales.

Sin duda, los habitantes del sur de EE.UU. están más acostumbrados a los procedimientos de emergencia en caso de la llegada de un huracán: almacenar alimentos no perecederos; preparar un equipaje mínimo, que incluya documentación esencial, y tapiar y aislar las ventanas de las casas.

Las ferreterías de los estados de la costa del Golfo de México suelen tener grandes cantidades de materiales para esos trabajos, así como generadores eléctricos portátiles y otros equipos.

Estos días son los comercios del noreste estadounidense los que están agotando sus existencias ante la próxima llegada de Irene.

Un problema adicional en Nueva York, en medio de la temporada vacacional veraniega, son los turistas, cuya evacuación exigiría más recursos de parte de las autoridades, que tendrían que poner a su disposición vehículos y refugios.

Además, los expertos están advirtiendo que el huracán podría causar interrupciones en los servicios de agua, electricidad y transporte que podrían prolongarse durante días. Si ello sucediera, las pérdidas económicas para el corazón financiero de EE.UU. serían enormes.
 
Más de un siglo sin un impacto directo
 
A principios de este año, el experto en huracanes Rick Knabb, escribió un artículo para el canal de información meteorológica The Weather Channel en el que ofrecía una lista de las cinco ciudades estadounidenses que más podían esperar la llegada de un huracán por la cantidad de años que hace que no viven un impacto directo de una de estas tormentas.

Nueva York aparecía en el puesto número 3 de ese ránking.

Según señalaba Knabb, el último impacto directo que vivió la ciudad fue en 1893, cuando el centro de un huracán de categoría 1 tocó tierra entre Coney Island y el lugar donde se encuentra hoy en día el aeropuerto John F. Kennedy, causando graves daños en el este del área metropolitana.

El experto recuerda que en 1938 el ojo del gran huracán de Nueva Inglaterra no llegó a impactar directamente la ciudad, aunque causó la muerte de diez personas y numerosas pérdidas.

El último huracán en amenazar la ciudad de los rascacielos fue Bob en 1991, aunque en aquella ocasión la ciudad también se libró de un impacto directo.