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El pollo frito vs. el matrimonio gay: primer round

Una cadena gringa de comidas rápidas invitó a comer en sus establecimientos a quienes se oponen al matrimonio homosexual y sus ventas se dispararon. En respuesta, la comunidad gay planea un ‘besatón nacional’ esta noche.

3 de agosto de 2012

Por estos días morder un sandwich de pollo frito es toda una declaración política sobre el matrimonio entre homosexuales en Estados Unidos. Chick-fil-A, la cadena de comida rápida estadounidense que cuenta con más de 1.600 sucursales, es el nuevo símbolo nacional de la homofobia, para unos, y de la defensa de la familia y las buenas costumbres, para otros.

La familia Cathy, fundadores de Chick-fil-A, profesan la fe baptista y ponen la fe por encima de sus ganancias pues, como manda la Biblia, mantienen cerrados sus restaurantes los domingos.

Extremadamente ortodoxos, se rumoraba que cada año Los Cathy donaban millones de dólares a organizaciones conservadoras como el Family Research Council, la Marriage and Family Foundation o Exodus International que se oponen al matrimonio gay.

Sin embargo, hasta ahora ningún miembro de Los Cathy había aceptado abiertamente que su compañía es homofóbica. Todo se confirmó en días pasados cuando el presidente de Chick-fil-A, Dan Cathy, ofreció unas declaraciones al periódico religioso en internet Prensa Baptista.

Cathy dijo que respalda la definición bíblica de familia y sostuvo que quienes apoyan el matrimonio gay son arrogantes. “Somos un negocio gestionado por una familia. Estamos casados con nuestras primeras mujeres”, aseguró.

Sus declaraciones provocaron una ola de críticas contra Chick-fil-A y una tormenta política. Entonces, los paladines del Tea Party, el exgobernador Mike Huckabee y el exsenador Rick Santorum, entraron en escena.

Los políticos ultra conservadores enviaron mensajes de apoyo a Chick-fil-A e incitaron a sus seguidores a que almorzaran en esa cadena de restaurantes.

La convocatoria fue tan exitosa que este miércoles se institucionalizó el llamado “día del reconocimiento a Chick-Fil-A” y a la hora del almuerzo se crearon filas de hasta más de cuatro cuadras con personas que querían mostrar su desacuerdo con las bodas entre personas del mismo sexo.

Sarah Palin, la candidata republicana a la vicepresidencia de Estados Unidos en 2009, también se unió a la iniciativa. Fue a comer con su marido a uno de los establecimientos de Texas, donde se fotografió con un par de bolsas de comida de la marca. “Haciendo una pausa en el Chick-fil-A de The Woodlands para apoyar a un gran negocio”, escribió en Facebook.

La comunidad gay contraataca

Pero no todos aplaudieron semejante muestra de intolerancia. Mientras unos festejaban semejante ‘golpe de opinión’ mientras degustaban su sandwinch de pollo, otros reclamaron respeto por la comunidad LGBT y ondearon banderas multicolores y consignas que reclamaban el derecho a la diferencia frente a estos locales.

Ese es apenas el comienzo, según dicen algunos voceros de la comunidad LGT. En Facebook circula una iniciativa, que ya cuenta con más de 11.000 mil personas confirmadas, que invita a las parejas del mismo sexo a asistir masivamente esta noche a el Chick-fil-A más cercano pero no precisamente para comprar comida y seguir engordando sus arcas.

La idea es que cuando el reloj marque las ocho en punto, todas las parejas homosexuales inicien un ‘besatón’ a nivel nacional y permanezcan con sus labios unidos hasta las últimas consecuencias. La protesta fue bautizada “besa más polluelos”.

Cuestión política

Por su parte, los alcaldes progresistas de ciudades principales como Chicago, Boston y Washington mostraron su rechazo y amenazaron con prohibir la apertura de más restaurantes de esa cadena.

Edwin Lee, alcalde de San Francisco, escribió en Twitter: “el Chick-fil-A más cercano se halla a 64 kilómetros. Les aconsejo que no se acerquen más”. Y es que una de las nuevas banderas de los demócratas es legalizar el matrimonio homosexual, que ya es aceptado en seis Estados y la capital federal.

Por lo pronto la opinión pública frente al matrimonio homosexual sigue polarizada. Según una encuesta del centro Pew, el 48 por ciento de los estadounidenses está a favor de legalizar el matrimonio homosexual, frente al 44 por ciento que se opone.