Home

Mundo

Artículo

Roberto Saviano vive desde hace dos años bajo protección policial. Su libro ‘Gómorra’, adaptado al cine, revela el entramado de la Camorra napolitana. A la izquierda, una redada del año pasado donde la Policía arrestó a unos 200 miembros de esa mafia italiana

ITALIA.

El Salman Rushdie italiano

El escritor Roberto Saviano vive aislado por las amenazas de la mafia napolitana. Su drama recuerda el del autor de 'Los versos satánicos'.

25 de octubre de 2008

El éxito editorial puede ser peligroso. Sobre todo si se escribe un reportaje que revela el entramado de la mafia italiana, el libro vende dos millones de copias en todo el mundo y se convierte en una película ganadora de un premio en el festival de Cannes. A la Camorra napolitana no le hace gracia la notoriedad que ha adquirido por cuenta de Gómorra y, según se conoció hace pocos días, planea hacer estallar el carro de su autor, Roberto Saviano, antes de Navidad.

Desde cuando Gómorra se publicó, hace dos años, el escritor tiene la lápida colgada al cuello. Lleva una vida subterránea por cuenta de las amenazas, acompañado día y noche por cinco carabineros. Pero el reciente plan fue revelado por un veterano miembro de una de las familias del clan (arrepentido y protegido con una identidad falsa), lo que hace el riesgo inminente.

Saviano está considerando abandonar Italia, aunque a juzgar por las redes internacionales que atribuye a la Camorra en su libro, no estaría seguro en ningún lugar. Su predicamento ha recordado la famosa fatwa que pedía la ejecución de Salman Rushdie, aunque el propio escritor británico ha dicho que la situación de Saviano es mucho más apremiante.

Las voces de solidaridad no se han hecho esperar. Los principales diarios europeos, como El País de Madrid y The Guardian de Londres, han dedicado editoriales al tema. Esta semana seis premios Nobel, entre ellos el ruso Mijail Gorbachov, el turco Orhan Pamuk y el surafricano Desmond Tutu, enviaron una carta para pedir al Estado italiano garantizar su seguridad, y otras 100.000 personas firmaron una petición en el mismo sentido. Hasta el papa Benedicto XVI recibió fuertes críticas por no haber condenado las amenazas en un discurso en la región. Como dijo el líder de la oposición italiana de centroizquierda, Walter Beltroni, "un país normal no puede aceptarlo".

Lo terrible es que Italia, en muchos sentidos, ha aceptado la intimidante presencia de las violentas mafias, que son unas extraordinarias fuerzas económicas, a pesar de ser un país desarrollado. La Camorra napolitana es una de las principales, junto a la Cosa Nostra siciliana y la N'drangheta calabresa. La primera, según Saviano. Se le atribuyen unos 4.000 muertos en cuatro décadas. Es un gran sindicato criminal y su grado de penetración es pavoroso.

Pero no todas sus operaciones son ilegales, pues algunas entran en la informalidad y un buen número de los negocios donde tienen un pie son legales. Ese es parte del drama. Controla redes de drogas y prostitución, pero también produce imitaciones de artículos de lujo o se encarga de la recolección de desechos. Es tal su poder, que ya muy pocos usan la palabra Camorra en Nápoles; los clanes simplemente se refieren a 'El Sistema'. Según Saviano, la lógica de los negocios criminales coincide con la del neoliberalismo más agresivo.

"El tejido de la Camorra se compone tanto de grupos que empiezan a chupar como piojos voraces frenando cualquier avance económico, como por otros que, en cambio, impulsan sus propios negocios hacia el máximo grado de desarrollo y comercio como rapidísimas vanguardias", escribe en Gómorra. "Entre estas dos sinergias opuestas, y sin embargo complementarias, se despedaza y desgarra la epidermis de la ciudad".

Ese documentado retrato le costó a Saviano, de apenas 29 años, la fatwa camorrista. Según ha admitido en entrevistas, quisiera volver a tener una vida normal. "Quiero tener cerca a mis amigos y poder reír y no tener que hablar de mí, siempre de mí, como si fuera un enfermo terminal", dijo a El País. Pero nada apunta a que Gómorra deje de hacer ruido. El libro se sigue vendiendo y su adaptación es la candidata italiana al Oscar a mejor película extranjera.