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Recep Tayyip Erdogan. | Foto: A.P.

TURQUÍA

El Sultán contraataca

Soldados rebeldes, partidarios de la oposición y hasta 21.000 profesores terminaron destituidos por presuntos nexos con el clérigo Fethullah Gulen.

23 de julio de 2016

Para el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, los promotores del fallido golpe del 15 de julio son un cáncer “que ha hecho metástasis en el cuerpo que es Turquía y que vamos a limpiar”. Y en efecto, lo que se lleva a cabo en el país de Atatürk es una auténtica purga: a una semana del levantamiento militar que dejó 265 muertos, 60.000 empleados públicos han sido suspendidos y unas 7.500 personas, detenidas. Soldados rebeldes, partidarios de la oposición y hasta 21.000 profesores terminaron destituidos por presuntos nexos con el clérigo Fethullah Gulen, un férreo opositor de Erdogan a quien el gobierno turco acusa de estar detrás del golpe militar. Este se encuentra exiliado en Estados Unidos, y Ankara lo ha
pedido en extradición. Washington, que depende de las bases turcas para emprender sus bombardeos contra Estado Islámico, no ha descartado esa demanda, pero pide más pruebas. Culpable o no, está claro que Erdogan ha aprovechado la oportunidad para consolidar su poder. Como una enfermedad, si el “cáncer” en sus tropas no lo mató, ahora solo va a hacerlo más fuerte.