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“El terrorismo no tiene cara”

26 de febrero de 2001

Bruce Hoffman, consultor en seguridad de la Rand Corporation, es uno de los centros más prestigiosos del mundo en el tema de terrorismo y asesor de los gobiernos de Estados Unidos y Reino Unido. SEMANA lo entrevistó durante una conferencia organizada en Buenos Aires por Sia Corp., una importante firma consultora en temas de seguridad.

SEMANA: ¿Qué se puede esperar de los grupos terroristas más poderosos en el siglo que comienza?

Bruce Hoffman: Esa pregunta toca el fondo del problema porque no está claro que los grupos terroristas ataquen de frente y reivindiquen sus acciones. Algunos de los ataques más grandes de la década pasada fueron perpetrados por grupos no identificados. Conocemos algunos, como el caso de Fatah o de Hizbulá, pero muchos actos son cometidos por coaliciones temporales.

SEMANA: ¿Cómo ve el problema de la legitimidad o aceptación que puedan generar esas organizaciones transnacionales del terrorismo?

B.H: La religión sigue siendo un elemento importante. Personas pertenecientes a países muy diversos encuentran un terreno de coincidencia allí. Pero la religión no es necesariamente utilizada para legitimar la violencia. Lo que hace es generar una identidad entre gente diversa y permite transmitir mensajes.

SEMANA: Usted dice que a pesar de la existencia de armas biológicas o químicas para el terrorismo, seguirán predominando las convencionales y los explosivos, ¿Por qué?

B.H: No creo que debamos descartar las armas masivas. No es porque éstas sean aterradoras que debemos concentrarnos en ellas, dejando de lado las convencionales como los explosivos caseros, que están matando a muchas personas en la actualidad. Por supuesto que hay que estar vigilantes ante el posible uso de armas biológicas pero la utilización de explosivos convencionales es importante. En realidad tenemos que considerar todo el espectro de posibilidades: desde las armas más sencillas hasta las más complejas y devastadoras. El comercio mundial se ha desarrollado hasta el punto de legitimar transacciones de elementos que pueden resultar letales y a la vez perfectamente legales. No se puede prohibir el intercambio de muchos productos pues se afectaría a un sector importante de empresas. Sin embargo con ellos es bastante fácil elaborar armas. Casi cualquiera puede fabricarlas a un costo relativamente bajo y producir estragos enormes. Allí está la amenaza más grande: proviene de los explosivos improvisados. Debemos ser capaces de responder ante este hecho y no concentrarnos exclusivamente en las armas más exóticas. Las más pequeñas también son letales.

SEMANA: ¿Cómo ve usted el terrorismo de la guerrilla colombiana?

B.H: Digamos que parte de su estrategia no consiste solamente en realizar ataques que pongan en aprietos al gobierno, haciendo ver su incapacidad para mantener el orden, sino también en tener directamente un efecto negativo sobre el Estado disminuyendo sus ingresos. Afectarlo económicamente es una estrategia terrorista a nivel mundial.