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EL TESORO DE MARCOS

El mundo queda boquiabierto al revelarse las dimensiones de la fortuna del ex dictador filipino

7 de abril de 1986

A medida que pasan los días después de la precipitada fuga de Ferdinando Marcos, su esposa Imelda y cerca de noventa familiares y ayudantes, sigue aumentando la sorpresa entre periodistas y funcionarios norteamericanos no sólo por los contornos irreales de la fortuna que logró acumular y sacar de su país mientras estaba en el poder, sino por la forma como los Marcos usaron todos los privilegios, mecanismos, conexiones y facilidades que sus relaciones con el gobierno de Washington les permitían.
Una suma cercana a los diez mil millones de dólares ha sido calculada por el Departamento de Estado, pero los expertos financieros saben que esa cantidad puede duplicarse cuando sean establecidos los valores de las propiedades, inversiones, negocios y otras actividades comerciales que los Marcos mantienen en territorio norteamericano.
Por eso el actual incidente de 22 baúles con los que Marcos intentaba salir de Filipinas la noche de su caída y que fueron retenidos por las autoridades militares norteamericanas en la base de Guam, en los que se encuentra más de un millón de pesos filipinos en efectivo, una cantidad desconocida en dólares, joyas, bonos, papeles de negocios, piezas de arte y otros documentos valiosos, es apenas un pequeño episodio dentro de esa especie de cacería que periodistas y funcionarios han mantenido con el fin de saber, alguna vez, hasta dónde llega esa fortuna, una fortuna que en lo relacionado con inversiones en Estados Unidos, el gobierno filipino está reclamando como propiedad de ese país.
Algunos medios, encabezados por el New York Times, respaldan la petición del gobierno de Corazón Aquino y sostienen que el gobierno norteamericano tiene un deber: devolver todo aquello que se demuestre fue robado a los filipinos.
Interrogado por un senador norte americano sobre por qué había intentado sacar del país esos 22 baúles,
Marcos respondió telefónicamente que al momento de salir, pensaba ser trasladado a sus posesiones del norte de Filipinas y no a una base norteamericana, asegurando que nunca tuvo la intención de extraer esos fondos del país. El incidente parece tomado de un guión de una película de aventuras: el mal tiempo impidió que un avión que contenía los tesoros de Marcos partiera hacia Honolulú, siguiendo al aparato hospitalario que llevaba al enfermo Mandatario. Al retrasarse ese vuelo, en la base de Guam, las autoridades militares consultaron con Washington si esas pertenencias debían ser reexpedidas al sitio donde estaba Marcos; la respuesta se demoró, el gobierno de Aquino pidió la devolución del cargamento y al ser abiertos los baúles, se encontraron los billetes filipinos en una cantidad superior al millón, lo que empeoró la situación.
Tuvieron que llevar una máquina de contar dinero con el fin de realizar el arqueo completo, mientras sigue la cacería de propiedades e inversiones en Estados Unidos, y en un tribunal de Nueva York avanza uno de los primeros juicios del gobierno filipino contra los Marcos. --