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Romney hizo el anuncio en Norfolk, Virginia, y fue recibido con un estallido de ovaciones. Pero pronto los analistas dañaron la fiesta.

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Elecciones en EE.UU.: el 'harakiri' de Romney

A una semana de la Convención Republicana, la mayoría de los observadores sostiene que el candidato Mitt Romney, al escoger a Paul Ryan como su compañero de fórmula, cometió un grave error que le podría costar la Presidencia.

18 de agosto de 2012

La escogencia del candidato a vicepresidente suele ser uno de los grandes momentos de las campañas electorales de Estados Unidos. Por eso, cuando Mitt Romney anunció el sábado de la semana pasada que su compañero sería el representante a la Cámara Paul Ryan, la audiencia reunida en Norfolk, Virginia, con el imponente acorazado Missouri como telón de fondo, estalló en aplausos y vítores. Pero con el paso de las horas, la euforia fue dando paso a la preocupación, a medida que los analistas del propio partido republicano comenzaban a mostrar un velado escepticismo.
 
En efecto, la figura de Ryan, de 42 años, podría restar más que sumar a las posibilidades de Romney a la hora de la verdad en noviembre. El portal Politico.com, uno de los más consultados del país en temas electorales, sostuvo que “en más de tres docenas de entrevistas con estrategas republicanos y activistas de campaña –tanto de la vieja guardia como de la nueva generación de conservadores– , la reacción más común hacia Ryan abarcó desde la preocupación hasta la ira, pues Romney prácticamente cedió la elección”.

Para los optimistas, la decisión de Romney fue audaz y elevó el nivel de la discusión, que se había ido empantanando en la personalidad de los candidatos y en un intercambio de agravios que han convertido la actual en la campaña más sucia de los últimos años. Pero la figura de Ryan, representante por Wisconsin desde 1999, parece más apropiada para épocas de prosperidad que para las vacas flacas de hoy. De 41 años y egresado en Economía y Ciencias Políticas, es fanático seguidor de las ideas libertarias que abogan por la disminución del tamaño del gobierno y por el imperio de las reglas del libre mercado.

Como presidente de la Comisión de Presupuesto de la Cámara, se ha convertido en el ideólogo del Partido Republicano. Es el autor de un controvertido manifiesto llamado la ‘Hoja de Ruta’ donde aboga por un Estado mínimo que deje actuar las fuerzas del mercado para promover el crecimiento de la economía. Sus ideas para corregir el déficit, que llega a 1 billón de dólares, son cambiar el sistema de salud, que genera un 20 por ciento del total, para reemplazar los sistemas asistencialistas como Medicare (dirigido a los ancianos) y Medicaid (para los más pobres), por un subsidio directo a los usuarios, que podrían escoger su propio seguro de salud.

Esas ideas, sin embargo, son ciertamente peligrosas para las posibilidades de la dupla republicana en un momento en que los baby-boomers (la generación nacida entre 1947 y 1964) están pasando a retiro. Tanto, que muchos aspirantes republicanos al Congreso comenzaron a distanciarse de la Hoja, así como el propio Romney y hasta Ryan, quien en sus apariciones ante la prensa ha resultado dubitativo y poco claro. Y, como era de esperarse, la campaña del presidente Barack Obama no dejó pasar el papayazo, y ha enfilado sus baterías contra la insensibilidad del joven tecnócrata en los temas sociales.

Los estrategas republicanos también miran con preocupación a Ryan por el rechazo que su figura puede producir en un sector clave: las mujeres. No olvidan que ellas fueron importantes en la victoria de Obama hace cuatro años y temen que las posiciones de Ryan no ayuden a reconquistarlas. Al fin y al cabo, dicen, las mujeres representan el 56 por ciento de los beneficiarios del programa Medicare. Y los antecedentes no tampoco ayudan, pues Ryan tiene en su récord haber votado consistentemente contra el programa de Paternidad Planeada, que abarca ayudas para el control de la natalidad y para el control de cáncer uterino, votó contra un proyecto de ley para garantizar a las mujeres sueldos equivalentes a los de los hombres y se ha opuesto con fuerza a los derechos de los homosexuales.

Refuerzo dudoso

Todo indica que Romney buscó en Ryan un candidato joven que le diera energía a su campaña y que compensara con su carisma su propia falta de atractivo, pues cuando se trata de asuntos de carácter, Obama arrasa con Romney en las encuestas. Y es que el candidato que la convención republicaba proclamará a partir del 27 de agosto en Tampa (Florida) es todo menos atractivo para las masas. Se trata de un exitoso empresario que se hizo millonario en la firma de banca de inversión Bain Capital, con el mérito, según los demócratas, de comprar empresas quebradas, despedir a sus empleados y venderlas caras, lo que le granjeó una fortuna personal de 250 millones de dólares. Es un mormón, muy activo en la iglesia, que se destaca por haber dirigido exitosamente los Juegos Olímpicos de Invierno 2002, en Salt Lake City antes de ser gobernador de Massachusetts hasta 2006.

Romney vende la imagen del genio de los negocios que puede enderezar el país con políticas centradas en reducir los impuestos de las empresas sin aumentar el déficit fiscal. Sin embargo no dice de dónde van a salir los ingresos que reemplacen los impuestos dejados de percibir. Y, al contrario de lo acostumbrado, Romney reveló solo la declaración de renta de 2010 y, cuando salió de la gobernación en 2006, obligó a borrar todos los emails de sus colaboradores. Como miembro activo de la comunidad mormona quiere prohibir el aborto y llevar a rango constitucional la definición del matrimonio como una unión entre un hombre y una mujer. Sus opositores lo califican como un político al que le falta autenticidad, “un farsante”, que “hay dos Mitt Romney”, que tiene dos caras.

No es extraño que este candidato no quiera revelar quiénes son sus donantes. Precisamente en un reciente viaje a Israel, fue en compañía de Sheldon Adelson, un multimillonario empresario de casinos, tal vez el mayor del mundo en su ramo, y el décimo hombre más rico de Estados Unidos, según la revista Fortune. Adelson y su compañía Las Vegas Sands Corporation están siendo investigados por la Security Exchange Commission (SEC) y el Departamento de Justicia por un caso de soborno internacional, en Macao (China), la capital mundial del juego, donde un congresista era un “abogado externo” y percibía tres veces más que un abogado normal. Por su parte, el fiscal general está investigando si la compañía dejó de alertar a las autoridades sobre millones de dólares transferidos a los casinos, en violación de la regulación contra lavado de activos.

Ahora, la escogencia de fórmula de Paul Ryan como vicepresidente radicalizará lo que queda de la carrera por la Presidencia. Hasta ahora Romney ha aventajado a Obama en las encuestas en el manejo de asuntos claves como el déficit fiscal, trabajo e impuestos. Pero con Ryan en el tiquete, el foco se va a enfocar en el tamaño del gobierno y en los programas sociales. Obama se va a concentrar en atacar la fórmula Romney-Ryan en defensa de la salud de los mayores de 65 años. Ese grupo de edad, precisamente, es claramente conservador, y Romney se arriesga a perder ese electorado si deja que la campaña se centre en ese punto.

Por ahora, ambos candidatos van del 44 a 47 por ciento en las encuestas, y es muy diciente que, al contrario de lo que sucede usualmente, esa cifra no mejoró para Romney después del anuncio de su fórmula vicepresidencial. Obama llega debilitado a la contienda porque la recuperación de la economía no se ha dado como se esperaba, pero él por temor a la ‘Hoja de Ruta’ del candidato a vicepresidente podría inclinar la balanza a su favor. Si eso sucede, Romney se habría practicado un harakiri político solo comparable al que se propinó John McCain hace cuatro años al escoger a la hoy tristemente recordada Sarah Palin.