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ENCRUCIJADA

La supervivencia del régimen reside en el capitalismo.

16 de noviembre de 1992

ENCRUCIJADA
LOS TITULARES DE LOS diarios occidentales lo reseñaron con estupor: el congreso 14 del Partido Comunista de China, reunido en Beijing convocó una "revolución económica" en la que el futuro del país dependería del desarrollo de un sistema de mercado. Al poner el crecimiento de la economía por delante de la discusión ideológica, se consolidó lo que parece ser el testamento político del líder Deng Xiao Ping. El dirigente de 88 años, quien no tiene un puesto formal en el estado, consolida así su convencimiento de que el comunismo por sí solo no es viable.
La reunión congregó a casi dos mil delegados cuidadosamente escogidos por su fidelidad al gobierno, lo que explica que ahora como tantas veces el debate brilló por su ausencia. Por eso Jiang Zemin, secretario general -y heredero político de Deng-, pudo exponer el "socialismo de mercado" sin oposición aparente. Porque es evidente que la dirigencia china quiere un mercado libre de productos, pero no de ideas.
Eso quedó claro cuando Jiang se refirió a los sucesos de la plaza de Tiananmen como "motines contrarrevolucionarios" que no serán tolerados, como tampoco la "evolución pacífica", expresión que usó para señalar un supuesto plan de Occidente para desestabilizar a China "paso a paso".
Por otra parte, el anuncio del "viraje" no hace otra cosa que sancionar una situación de hecho, pues las provincias del sur funcionan desde hace tiempo con una economía capitalista.