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| Foto: JUAN CARLOS SIERRA - SEMANA

ENTREVISTA

"La Constituyente no se descarta y no se ha abandonado": Enrique Santiago

Para el abogado de las FARC, en pocas semanas se pactará el cese de fuego y hostilidades bilateral y definitivo. Cree que no es necesaria una consulta popular para refrendación.

15 de mayo de 2016

En entrevista con Semana.com en La Habana, Enrique Santiago, uno de los gestores del reciente acuerdo jurídico que blinda el proceso de paz, afirmó que a estas alturas no hay ningún condicionamiento para la firma de un acuerdo final y tanto el Gobierno como las FARC son conscientes de que hacen parte de un proyecto común que es la construcción de la paz.

“Hemos cumplido más del 90 % de la agenda, lo que queda es muy poco, aunque sin duda hay asuntos sensibles. A estas alturas ninguna de las partes se imagina que fracase el proceso. En este momento las posiciones no son de adversarios, sino de socios en la construcción de la paz y como ocurre en cualquier familia, los integrantes tienen distintos puntos de vista que se debaten para ser acordados”, puntualizó el jurista español.

Semana.com: ¿Podemos decirles a los colombianos que un acuerdo final se puede dar en junio próximo?

Enrique Santiago: Yo no quiero hablar de fechas porque cuando se fijan y no se cumplen los objetivos, se producen sensaciones de desánimo, de desencanto. Pero desde mi punto de vista el acuerdo está muy próximo y desde luego, tal como van las cosas, creo que para finales de año ya el acuerdo final esté firmado mucho antes y podríamos encontrarnos en diciembre con una situación de absoluta normalización de la vida política en Colombia.

Semana.com: ¿Qué falta entonces?

E. S.: Falta cerrar el acuerdo sobre paramilitarismo, que se podría cerrar pronto, está muy avanzado, y las garantías de seguridad para las fuerzas políticas en Colombia, los movimientos sociales y de las propias FARC una vez se hayan transformado en fuerza política, porque no puede volver a ocurrir lo acontecido en Cartagena con ese vil atentado contra Imelda Daza. Se parece demasiado a lo que ocurrió en los años 1980 y 1990 con la Unión Patriótica. Falta el acuerdo sobre cese bilateral de fuego y hostilidades definitivo, es decir, el fin de la guerra, que es un acuerdo que perfectamente se puede alcanzar antes del acuerdo final.

El punto de garantías de no repetición, que es un componente del Sistema integral de verdad, justicia, reparación y no repetición que se abordó en el punto cinco, de Víctimas, y se pospuso para su discusión en el punto tres que discutimos ahora.

Y falta abordar el punto de la reincorporación de los guerrilleros a la vida civil una vez que las FARC hayan desaparecido como organización armada. Los dos únicos puntos cuyo debate no ha comenzado en profundidad son garantías de no repetición y reincorporación a la vida civil, aunque muchos aspectos ya se han venido tocando, por lo cual en realidad queda muy poco. Después del acuerdo del 12 de mayo sin duda alguna el acuerdo final está al alcance la mano en un tiempo muy breve.

Semana.com: Se esperaba que el 23 de marzo fuera anunciado el cese bilateral de fuegos y hostilidades, ¿por qué se ha demorado tanto?

E. S.: Porque hay aspectos muy delicados, desde mi opinión. Desgraciadamente, el Gobierno está muy presionado por un discurso muy belicista que sigue existiendo en algunos sectores de la sociedad colombiana, un discurso que no quiere renunciar a la guerra. Sin duda el Gobierno tiene un ojo puesto en la negociación de ese punto y el otro en los ataques que pueda recibir por parte de ese sector que está empeñado en su discurso en continuar con la guerra.

Semana.com: ¿Está muy optimista?

E. S.: Yo siempre he sido optimista porque los esfuerzos de las partes han sido de muchos meses de trabajo. Resalto que este proceso puede ser el segundo más rápido que haya habido en el mundo después de la Segunda Guerra mundial. Creo que este proceso es ejemplar, está toda la comunidad internacional y académica, los expertos en Derecho y Derecho Internacional Humanitario con los ojos puestos en este proceso, que es pionero e innovador en muchos aspectos. Sin lugar a dudas cuando esto concluya, ojalá con éxito, va a ser un referente en procesos de paz en todo el mundo y ese es otro elemento para que la sociedad colombiana esté muy orgullosa de esa impronta que va a dejar el pueblo colombiano en el Derecho Internacional y que va a facilitar la consecución de la paz en otros lugares del mundo.

Semana.com:  ¿Qué viene ahora, qué es lo más difícil ya evacuado el acuerdo jurídico?

E. S.: Sin duda, a estas alturas ninguna parte tiene sospechas de si la otra parte está dispuesta a cumplir los acuerdos. Lo que se estableció con este acuerdo jurídico es un mecanismo para que quede claro que ambas partes se obligan a cumplir lo acordado y eso hace más sencillo abordar los temas que quedan pendientes, construir los pocos acuerdos que falta según la agenda de conversaciones.

Semana.com: ¿Es cierto que, por una parte, al lograr las FARC que los acuerdos se eleven a un acuerdo especial, se bajan de la Constituyente y aceptan la refrendación de los acuerdos tal vez a través de un plebiscito?

E. S.: Las FARC aceptan la refrendación de los acuerdos, lo que no hay es una coincidencia ahora mismo entre el Gobierno y las FARC sobre cuál es el mecanismo más idóneo de consulta. Aquí volvemos a encontrarnos con un problema que ha sido reiterado a lo largo del proceso de paz, incluso antes, que es la unilateralidad por parte del Gobierno, que ha perjudicado y ha demorado mucho este proceso.

Si el Gobierno se hubiera sentado con las FARC para dialogar sobre el mecanismo de refrendación antes de decidir que era un plebiscito y de comenzar a tramitar la ley pues no se habría presentado ese enfrentamiento dialéctico donde no han sido coincidentes.

Hoy hay una aproximación, el Gobierno defiende el plebiscito y las FARC una consulta popular. Es prematuro definir ese mecanismo sin que la Corte Constitucional se pronuncie sobre el plebiscito, que tal como ha sido formulado es inexequible atendiendo a lo establecido en la ley que lo convoca.

Semana.com: ¿Pero las FARC no descartan la Constituyente?

E. S.: La Constituyente no se descarta y no se ha abandonado por las FARC, la Constituyente del 91 surge de un proceso de paz con el M-19 y siendo este acuerdo más trascendente para el país, parecería lógico emprender esa nueva fase de la historia colombiana con un nuevo marco constitucional.

El problema de la Constituyente es otro. Las FARC lo que están planteando es que atendiendo al punto de la agenda que hace referencia a las reformas institucionales tras el acuerdo de paz, la Constituyente sería idónea porque ya se hicieron reformas en 1991 y un acuerdo de paz va a obligar a hacer reformas institucionales importantes. Si además hay un proceso de conversaciones con el ELN, se requieren más reformas constitucionales.

Por otra parte, la importancia histórica que se abre con un acuerdo de paz que pone fin a un conflicto de más de 50 años, pues no cabe duda de que se avecina la fase de construcción de un nuevo país, que tiene que haber un proceso de reconciliación y de adecuación de las instituciones que durante cinco décadas han funcionado en un contexto de guerra. Y eso es lo que dicen las FARC, que se adelante un proceso donde el pueblo colombiano decida cuál es el nuevo marco de convivencia y de organización del Estado que quiere.

Semana.com: ¿Qué pasa si en esa consulta popular, llámese como se llame, la mayoría de colombianos dice que no está de acuerdo o no aprueban lo firmado aquí en La Habana?

E. S.: Eso sería una tragedia política porque evidentemente eso significaría que el pueblo colombiano quiere estar otros 50 años en guerra. No contemplo esa posibilidad, no creo que eso ocurra, no creo ni siquiera que el Centro Democrático sea capaz de proponerle al pueblo colombiano que vote para que no se desarmen las FARC. Sería una situación sumamente contradictoria de un partido político cuyo principal dirigente cuando fue presidente, combatió militarmente tanto a las FARC y verle ahora oponerse a que esa guerrilla dejen las armas.

Desde un punto de vista estrictamente jurídico y muy personal, hay derechos que no pueden ser sometidos a consulta popular, como es el derecho a la vida o a la dignidad humana. No se puede consultar a los ciudadanos si estamos dispuestos a quitarle derechos a un determinado colectivo de personas y entiendo que no es susceptible de consulta si tiene que haber paz o guerra.

Esa es mi opinión distinta a la Mesa, que dice que tiene que haber una consulta ciudadana. Una buena idea sería incluir en esa refrendación una pregunta sobre un "nunca más”, sobre “si el pueblo colombiano quiere que la violencia nunca más vuelva a ser una herramienta de la política en Colombia”.

Semana.com: ¿Qué pasa si por cualquier motivo este acuerdo jurídico se cae en el Congreso de la República?

E. S.: el Gobierno tendría dos opciones: la primera sería volver a la guerra y la segunda, renegociar el acuerdo atendiendo los motivos por los cuales no es aprobado. En todo caso, no contemplo la posibilidad que el Congreso no apruebe los acuerdos.

Semana.com: ¿Otro escollo a superar es el de la revisión de la Corte Constitucional?

E. S.: Esa no me preocupa en absoluto porque obviamente todo lo que se ha acordado en La Habana, no solamente es respetuoso con los derechos fundamentales y constitucionales de los colombianos, sino que los refuerzan, con lo cual estoy convencido de que la Corte va a saludar lo acordado en La Habana y felicitarse porque lo acordado permita consolidar y hacer realidad el artículo 22 de la Constitución.