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El ex presidente Alan García pasó raspando a segunda vuelta, cuando superó por unos pocos votos a la derechista Lourdes Flórez. Y rápidamente superó en las encuestas a su contendor, a pesar de las críticas a su gobierno.

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Es mejor malo conocido...

Con amagos de violencia, las elecciones del próximo domingo parecen definidas a favor de Alan García.

27 de mayo de 2006

Nadie hubiera pensado que la derecha peruana terminara votando por su archienemigo Alan García. Pero eso es lo que sucederá el domingo próximo, en una segunda vuelta presidencial que parece definida a favor del ex presidente. Ocho días antes de los comicios, y con balazos de por medio (ver recuadro), García tiene una ventaja de cerca de 20 puntos que parecen indescontables para su oponente, el ex militar nacionalista Ollanta Humala.

Ese triunfo fácil que se vaticina no esconde el hecho de que García, quien gobernó el país entre 1985 y 1990 y lidera el histórico partido Apra, es uno de los políticos más impopulares del país. Y que su victoria se deberá a los temores que despierta Humala, quien ha radicalizado a la sociedad con un mensaje cargado de intolerancia y la lucha de clases.

Eso explica que la derecha, que siempre vio con desconfianza a García, ahora se haya decidido por él. "La derecha se ha alineado con García para salvarse de Humala", dice de manera contundente el historiador y analista Hugo Neira, quien considera que poco queda de ese Alan García revolucionario "un poco loco" de los años 80, a esta versión 2006 de "social-demócrata que encarna la modernidad".

Las opiniones son unánimes. "Veo bien difícil a estas alturas cómo Humala podrá revertir la tendencia. Tendría que mejorar su estrategia, lo que me parece poco probable, y García tendría que cometer un error", opinó el politólogo Martín Tanaka. Por su parte, el analista Luis Benavente señala que la situación que se vive en Perú "es parecida a lo que pasó en Francia hace tres o cuatro años, cuando sectores de izquierda opuestos al derechista Jacques Chirac votaron por él para cerrarle el paso al ultranacionalista Jean-Marie Le Pen".

Para muchos, es difícil olvidar que el gobierno de García fue cuestionado en el frente económico por haber estatizado la Banca y haberse negado a pagar la deuda externa -lo que convirtió a Perú en un "país no elegible por el FMI"-, por intervenir las cuentas en dólares, por la escasez de productos y por una inflación surrealista de 7.600 por ciento en sus cinco años de gobierno que obligó a dos cambios de moneda. Pero también lo cuestionan porque en su gobierno la violencia del grupo Sendero Luminoso alcanzó su máximo y la represión generó grandes cuestionamientos en derechos humanos, especialmente por una brutal acción en 1986 contra amotinados de cárceles que se saldó con más de 260 muertos, en un hecho jamás juzgado.

Muchas inquietudes se refieren a la ausencia de autocrítica de García, que originó incluso que algunos cuadros del Apra se apartaran. Es el caso de Héctor Vargas Haya, un dirigente aprista caracterizado por su discurso anticorrupción, que llegó a presidente de la Cámara de Diputados y quien optó por separarse del partido en 2000. "Renuncié porque era imposible seguir allí. No se podía hablar de moral. Era algo prohibido", dice ahora. Para él, la mayor desilusión es que todos los cargos que se presentaron contra García por corrupción no procedieron y simplemente prescribieron. "Debió desistir de la prescripción de los delitos", dice. .

García ha dicho que con las condiciones actuales -una economía en crecimiento los últimos cinco años en promedios de 5 por ciento a 7 por ciento- no implementará las políticas de su primer gobierno, aunque sus propuestas son ambiguas. En un debate televisivo ignoró en tres ocasiones cuando Humala le pidió definirse sobre el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos. Para el analista económico Humberto Campodónico, "para obtener los votos de la derecha, el Apra ha morigerado su discurso y ahora plantea un continuismo neoliberal corregido. Se renegociarán algunos contratos con las mineras y (el campo gasífero de) Camisea, pero no se modificará el régimen de la Constitución".

Para el analista Aldo Panfichi, se ha dado una paradoja: para la primera vuelta, el discurso que mejor vendió fue el del cambio en una sociedad con unos índices de pobreza que bordean el 50 por ciento. Pero ahora parecen vender mejor las posiciones más conservadoras: "Alan García va a ser la continuidad de una política neoliberal con algunos ajustes, pero veo más una continuidad respecto a regímenes anteriores", dijo Panfichi a SEMANA. Y, en cuanto a los riesgos políticos, "Fujimori va a buscar negociar una salida con Alan. El Apra necesitará en el Congreso los votos fujimoristas que pueden inclinar la balanza en algunas políticas. El fujimorismo tiene mejores condiciones después de la elección, que antes".

El bloque parlamentario fujimorista estará encabezado por su hija Keiko. Para darse una idea de su poder, ella tiene la más alta votación individual de la elección legislativa del 9 de abril, con 549.946 votos, mientras el segundo votado, el ex ministro toledista Carlos Bruce, tiene 178.373 votos. Keiko triplica la votación de Mercedes Cabanillas, la más votada de los congresistas de Alan García.

En cuanto a Humala opositor, la pregunta es si va a poder mantener una estructura partidaria. Humala queda en buen pie, es un hombre joven que podría ser un candidato más potable en cinco o diez años. "Pero lo más posible es que su bancada se resquebraje y entonces se asiente en los sectores más confrontacionales. Es de esperar que Humala radicalice una oposición con la parte del partido que quede bajo su conducción", dijo Panchifi.

Otro elemento importante de una victoria de García es que neutralizaría los propósitos del presidente venezolano Hugo Chávez de expandir su influencia regional a través de Humala, a quien ha apoyado como al boliviano Evo Morales. Pero ese apoyo es otro de los factores que explican la caída del nacionalista peruano.

Recientemente, el analista Augusto Álvarez señaló en el Perú.21 que "aunque varios dirigentes insistan en que hay una campaña malintencionada para relacionar a Humala con el eje Caracas-La Paz-La Habana, el candidato se esfuerza por ofrecer más indicios que refuerzan esa vinculación, lo cual es paradójico". Prueba de esta percepción es una caricatura publicada en el limeño La República. En ella, un vendedor ambulante, con un muñeco de Ollanta Humala y otro de Hugo Chávez, le dice a un potencial comprador: "Elige a un candidato y te llevas dos"…