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El Partido Popular fue el más votado y sus militantes celebraron el resultado como una victoria. Sin embargo, en cuatro años perdió más de 3 millones de votos, que le costaron 186 escaños. Sus posibilidades de formar gobierno son bajas. | Foto: A.F.P.

ESPAÑA

España permanece en la incertidumbre

Los españoles no saben si permanecerá el conservador Rajoy o si subirá el socialista Sánchez. Pero para prevalecer, ambos deben hacer alianzas que presagian el fin de la hegemonía bipartidista.

26 de diciembre de 2015

Las elecciones en España dejaron el escenario político más enrevesado de sus 37 años de democracia, sin un ganador claro que tome las riendas del país. Lo único seguro es que los electores votaron contra el actual presidente del gobierno, Mariano Rajoy, sus políticas de recortes sociales y la corrupción del gubernamental Partido Popular (PP), pero al dispersar su sufragio en cuatro grandes fuerzas también votaron a favor de la negociación forzosa y los pactos entre los viejos y nuevos partidos.

El bipartidismo tradicional del PP y el Psoe solo consiguió el 50 por ciento de los votos. Podemos, el nuevo partido surgido de los movimientos de ciudadanos indignados del 15M, dio la gran sorpresa al obtener 5,2 millones de votos, a punto de quitarle al Psoe el liderazgo de la izquierda. El nuevo partido conservador Ciudadanos fue la decepción, con 3,5 millones de votos, pese a que las encuestas lo mostraban como primera o segunda fuerza del país.

Aunque lograron 8,6 millones de votos, los dos nuevos partidos Podemos y Ciudadanos fueron víctimas de la Ley de Hondt, que favorece a los dos partidos tradicionales en el reparto de curules. Por eso, Podemos solo obtuvo 69 escaños en la Cámara de Diputados, mientras que el Psoe, con apenas 300.000 votos más, consiguió 90 curules. La bandera común de los dos nuevos partidos es cambiar la ley electoral y establecer un sistema más justo para el reparto del poder.

“Este escenario a la italiana, con un Parlamento fragmentado donde todas las fuerzas tienen que negociar y pactar, es inédito en España e inaugura una nueva fase política en nuestra democracia. Así que los viejos partidos, que se turnaban antes el poder, tendrán que acostumbrarse, por las buenas o a las malas, a esta nueva política”, dijo a SEMANA el politólogo de la Universidad de Barcelona Joan Vidal.

¿Adiós a Rajoy?


Es muy probable que Rajoy no repita mandato. Si bien logró 123 escaños en el Parlamento y será el primero en intentar formar gobierno al ser la fuerza más votada, tiene muy difícil conseguir la investidura. El único dispuesto a facilitarle las cosas es el nuevo partido conservador Ciudadanos, pero las demás fuerzas, sobre todo los socialistas, se lo impedirán. Rajoy necesita 176 escaños para asegurarse el poder, pero incluso si lo apoya Ciudadanos solo sumaría 163, lo cual es insuficiente para seguir en el Palacio de la Moncloa. También podría proclamarse presidente y gobernar en minoría, pero para ello necesita que las demás fuerzas no voten en contra y, según los analistas consultados por SEMANA y todas las previsiones, tanto el Psoe como Podemos y los partidos independentistas catalanes impedirán a toda costa que continúe en el poder y votarán contra su investidura.

No les faltan motivos. “Rajoy se ha ganado este bloqueo a pulso, tras gobernar cuatro años en solitario gracias a la mayoría absoluta que obtuvo en 2011, sin oír las quejas y protestas de los demás partidos y de la ciudadanía por los recortes sociales y el desempleo, y negándose a asumir responsabilidades por la financiación ilegal de su partido y por los graves casos de corrupción de varios líderes del PP”, señaló la analista Marta Granados, de la Universidad Complutense, a SEMANA.

La carrera por el poder comienza el 13 de enero, cuando se constituya el Parlamento y se elija a los presidentes de las cámaras. En los dos o tres días siguientes, Rajoy tratará de formar gobierno en minoría y es previsible que las fuerzas de izquierda y los independentistas voten en contra. A partir de esa primera votación fallida los partidos solo tienen dos meses de negociaciones y pactos para formar un gobierno alternativo. Si no lo consiguen, la ley ordena realizar unas nuevas elecciones.

El mayor temor de Europa y de los mercados es que España no tenga un gobierno estable y, por ello, desde países como Alemania e Italia llegan voces que invitan a que el PP y el Psoe se alíen para garantizar esa estabilidad en el poder. Pero el líder socialista Pedro Sánchez ha sido tajante al asegurar que en ningún caso apoyará a Rajoy.

No es raro que esos países sugieran una alianza como esa, pues allá mismo los grandes partidos tradicionales gobiernan así desde hace algún tiempo. Pero esto por ahora es imposible en España, pues estas dos fuerzas llevan demasiado tiempo en polos opuestos. “El Psoe nació en 1869 como partido de clase obrera y socialista, y se sostuvo en la clandestinidad en los 40 años de dictadura franquista, mientras que el PP es heredero del franquismo y, aunque ha cambiado de siglas para que no se le asocie al dictador, sigue manteniendo su conservadurismo rancio. Es quimérico pensar en una alianza de estos dos partidos para gobernar en el corto y mediano plazo”, sentenció a SEMANA el politólogo Álvaro Ramos.

El frente de izquierdas

Por eso, se abre paso la opción de un frente de izquierdas entre el Psoe y Podemos que sumarían 159 escaños, pero necesitarían el apoyo de varias fuerzas independentistas para conseguir la mayoría absoluta. De entrada, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, para dar su apoyo al Psoe exige nueva ley electoral, independencia judicial, derechos sociales, medidas anticorrupción y el derecho a decidir en Cataluña. Y el Psoe siempre se ha opuesto al independentismo tanto en Cataluña como en el País Vasco. Ese es el mayor escollo que tendrá el Psoe.

Parte del llamado ‘problema catalán’ comenzó en 1996, en el primer gobierno conservador de José María Aznar, quien en circunstancias semejantes a las que hoy está Rajoy se tardó 20 días buscando el apoyo de otros partidos y terminó pactando con el grupo independentista Convergencia i Unio para que le permitiera gobernar. A cambio, tuvo que ceder mucho poder y autonomía a Cataluña, lo que ha favorecido a los independentistas catalanes.

Podemos está a favor de que los catalanes decidan en referéndum si quieren la independencia o seguir formando parte de España y, gracias a ello, se convirtió en las últimas elecciones en la primera fuerza política en Cataluña, País Vasco y Valencia, tres regiones con históricos reclamos independentistas. Por eso, varios líderes regionales del Psoe han puesto el grito en el cielo y le han exigido a su líder nacional Pedro Sánchez que no pacte con Podemos: “No vale que tengamos el poder a cualquier precio”, le dicen.

No obstante, el mayor obstáculo para los movimientos independentistas y las exigencias de reforma de la Constitución de Podemos y otros partidos es que el PP tiene ahora la mayoría absoluta en el Senado y con ella bloqueará cualquier intento de reforma constitucional. De modo que no tendría sentido que Podemos se la exigiera al Psoe como base de una alianza.

Desde este punto de vista, resultaría muy probable que Pedro Sánchez fuera el próximo presidente del gobierno, aunque necesitaría muchas semanas de negociaciones y pactos para gobernar en minoría o en coalición. “Sánchez es el único que tiene una vía factible para formar un gobierno pero debe ser muy cuidadoso con los pactos, pues puede perder a su electorado y terminar engullido por Podemos. Es el que más puede ganar, pero también perder, y es seguro que su gobierno no estará caracterizado por la estabilidad, lo que tanto quieren Alemania y los mercados, y es previsible que a vuelta de uno, dos o tres años deba convocar elecciones anticipadas”, subrayó Vidal a SEMANA.

Lo cierto es que los dos partidos tradicionales de España se juegan su futuro en este nuevo escenario político, no solo en el corto sino en el largo plazo. “El PP y el Psoe deben aprender a moverse en este nuevo escenario político con más partidos fuertes que les pueden arrebatar el protagonismo”, insistió Ramos. Algunos analistas consultados por SEMANA van más allá y prevén en un futuro una alianza entre PP y Psoe que hoy resulta inconcebible, como la única forma de supervivencia para no desaparecer por la pujanza de los nuevos partidos.