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¿FINAL DE UNA PESADILLA?

Caras alegres por todas partes ante el acuerdo USAURSS de reanudar las conversaciones de desarme.

11 de febrero de 1985

Este acuerdo puede convertirse fácilmente en la mejor noticia del año. Según él, los Estados Unidos y la Unión Soviética reabrirán negociaciones de desarme -tras 13 meses de congelación de las mismas- con un nuevo ingrediente que ha puesto felices a los rusos y tranquilizado a muchos: en el paquete de problemas a negociar se incluirá por primera vez lo referente a las armas espaciales que Estados Unidos dice estar en vía de desarrollar. El acuerdo al que llegaron en Ginebra los dos cancilleres, tras dos días de intensas negociaciones a orillas de las gélidas aguas del lago Léman, establece que el diálogo pro-desarme será implementado en los próximos meses (la fecha y lugar exactos serán determinados por Moscú y Washington más tarde) a través de tres equipos de negociadores soviéticos y norteamericanos, quienes abordarán por separado y resolverán en interrelación, tres conjuntos de problemas: cómo limitar las armas espaciales, los misiles de largo alcance o intercontinentales y los misiles de alcance medio.
Aunque corta, la declaración conjunta suscrita el 8 de enero entre George Shultz y Andrei Gromyko, indica el alcance histórico que los dos gobiernos aspiran a darle a las negociaciones venideras. Allí se dice que éstas deberán llevar al "fortalecimiento de una estabilidad estratégica" entre las dos superpotencias y a la "eliminación completa de las armas nucleares en todas partes". Pero la frase que obviamente fue el mayor logro de Gromyko es la que habla de las negociaciones como un medio para "evitar una carrera armamentista en el espacio".
El haber logrado que las armas espaciales ingresen como una nueva categoría de negociación, representa en verdad un triunfo de la Unión Soviética, ya que hasta ahora Washington había conservado este tema como en una urna de cristal pues aspiraba a conquistar con ellas un predominio militar sobre la URSS, al contar con dispositivos que desde el espacio pudieran anular el lanzamiento de cualquier misil estratégico soviético.
Pero sería ingenuo afirmar que el acuerdo del 8 de enero fue sólo beneficioso para Moscú. Estados Unidos tenía también como objetivo central comprometer de nuevo a los rusos en unas negociaciones desde donde se pudiera reducir, o al menos controlar, la expansión del plan soviético de misiles estratégicos basados en tierra, negociación a la que la URSS se había negado a volver desde el 23 de noviembre de 1983. Desde esa fecha, Moscú declaró que para volver a sentarse a discutir de desarme era necesario que Estados Unidos retirara los nuevos misiles Pershing II y Cruise instalados en Europa Occidental. Pactar un regreso a tales negociaciones sin haber logrado ese retiro, fue la mayor consesión que hizo Gromyko la semana pasada en Ginebra. ¿Por qué la Casa Blanca, que aspira a dotarse de un escudo defensivo con armas espaciales, admitió que estas últimas hicieran parte del paquete de negociación? Algunos estiman que la clave está en el crecido déficit presupuestal norteamericano y en el descomunal presupuesto de defensa que el Presidente Reagan propone de US$ 1.1 trillones de dólares para los próximos tres años, el cual no puede crecer un dolar más.
El regocijo internacional por el pacto ShultzGromyko fue neto. El 10 de enero el buró político del PCUS reaccionó con optimismo ante el informe presentado a ellos por Gromyko y el mismo día una larga y entusiasta declaración fue emitida por Erich Honecker líder de Alemania Democrática ante el cuerpo diplomático reunido en Berlín. El canciller germano federal Helmut Kohl y el consejo de la OTAN declararon, por separado, su optimismo sobre el futuro de esas negociaciones, y el Tercer Mundo, que en mayo pasado hizo una exhortación mundial en los No Alineados para la congelación de las armas nucleares, tendrá la oportunidad de expresarse respecto del acuerdo este 28 de enero, cuando los jefes de Estado de siete países claves de esa zona se reúnan en Nueva Delhi.
Los líderes de Moscú y Washington son conscientes, sin embargo, de que lo que se abre son unas negociaciones arduas y complejas y que lo central será culminarlas con acuerdos eficaces y verificables. Este último aspecto es el que arroja más temores, pues las armas espaciales basadas en el laser no son susceptibles de fácil verificación una vez puestos en funcionamiento. Helmut Schmidt, el ex canciller socialdemócrata oeste alemán, bosquejó por otra parte un punto que podría también convertirse en problema: que las superpotencias caigan en la tentación de llegar a acuerdos de desarme a espaldas de sus aliados europeos repartiéndose el mundo en esferas de influencia. Ratificando ese temor, el Partido Verde declaró que "mientras no se supere la lógica de bloques político-militares, la paz en el mundo no estará garantizada". Paul Nitze, diplomático y experto en negociaciones de desarme norteamericano, también puso su nota de advertencia contra el optimismo exagerado sobre las perspectivas de acuerdos de desarme, al decir que esas conversaciones serán largas y difíciles "puesto que las posiciones son muy diferentes".
De todas formas, el solo hecho de que los artilugios para una fatal guerra de las galaxias haya sido considerado para las negociaciones, es un factor para el optimismo. La técnica moderna está ya a punto de desbocarse en una carrera que terminará colocando estaciones antimisiles en el espacio como respuesta a la amenaza nuclear. Estados Unidos, por ejemplo, invertirá en sólo 1985 mil millones 400 mil dólares en el desarrollo de la llamada Defensa Misil Balística (DMB), y la URSS no se está quedando atrás, de suerte que hoy dispone de rudimentos al respecto aunque sólo limitados a la protección de Moscú, según el Instituto Internacional de la Paz de Estocolmo. Un investigador de ese centro, de origen hindú, Bhupendra Jasani, explicó en estos días que también los gobiernos europeos están interesados en desarrollar sus propios sistemas DMB, como lo reflejara una sugerencia reciente en ese sentido del Presidente francés Francois Mitterrand. Tal carrera le permitiría a la primera potencia que logre alcanzar la capacidad para anular un ataque de misiles enemigos, lanzarse a la aventura de un primer ataque, según Jasani. En el mejor de los casos, tales desarrollos terminaran desbaratando el actual concepto de disuación "ya que lo principal a temer no serán las armas nucleares, sino los antidotos contra ellas". Negociar, pues, la no militarización del espacio cósmico y la prevención de una carrera armamentista en la Tierra, es una buena noticia para todos.

BOMBAS ATOMICAS PORTATILES
Mientras Shultz y Gromyko negociaban en Ginebra, estalló en Alemania Federal un escándalo que ya algunos califican de "inaudito". Según dos programas periodísticos de la TV germano federal, las tropas norteamericanas estacionadas en la RFA disponen de bombas atómicas portátiles. Se trata de dispositivos que sólo pesan 27 kilos y pueden ser transportados en mochilas de soldados. Su potencia es de 250 toneladas de TNT. Según un diario de Bonn, los planes para tales minibombas es, en caso de guerra, lanzarlas con paracaidistas detrás de las líneas soviéticas e instalarlas en aeropuertos y cuarteles.
¿Falso cuento alarmista? No. Lothar Ruehl, secretario de Estado del Ministerio de Defensa de la RFA, confirmó la existencia de esas bombas y hasta el dominical Express am Sonntang reveló que en el pueblo de Bad Toelz es donde soldados norteamericanos se adiestran en el uso de tales artilugios.
Las reacciones han comenzado a aparecer. El Partido Verde exigió al Gobierno una declaración detallada del asunto y Norbert Gansel, especialista en problemas de Defensa del Partido Socialdemócrata (SPD) declaró que la sola existencia de esa arma eliminará "las fronteras entre el armamento atómico y el convencional y llevará a que ante cada situación crítica el adversario deberá prepararse para lo peor. Tanto estas denuncias como el reciente desvío accidental de un misil soviético sobre Noruega, demuestran una vez mas que la humanidad vive sobre un barril de pólvora". Willy Weiskirch, de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) restó, en cambio, importancia al asunto. "Es un hecho conocido que las fuerzas de USA en la RFA disponen de armas nucleares, al igual que las fuerzas soviéticas en la RDA", dijo.