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Aunque las manifestaciones son habituales en Francia, las de las últimas semanas se han caracterizado por su violencia, su extensión y su duración. El país está cerca del caos. | Foto: A.P.

FRANCIA

¿Por qué tantas personas salen a protestar en Francia?

La parálisis total está a la vuelta de la esquina. Las violentas protestas y huelgas generalizadas solo crecen ante la negativa del gobierno de modificar sus políticas.

28 de mayo de 2016

Con una patada feroz hace estallar la ventanilla de la patrulla. Otro manifestante lanza un poste sobre el parabrisas mientras que un tercero rompe el vidrio trasero con un bolardo desanclado de los adoquines parisinos. Un encapuchado no tarda en arrojar una bomba de humo al interior. El humo se esparce inmediatamente y los dos policías se ven obligados a salir del carro, sorprendidos de que los ataquen por todos los flancos. Uno de ellos enfrenta con coraje a la barra de hierro que esgrimen contra él al abrir la puerta. Luego de unos segundos eludiendo a los violentos encapuchados, los dos oficiales huyen, impotentes. Detrás de ellos, la patrulla es devorada por las llamas.

El video de ese ataque en las calles de París se ha convertido en la representación clara de la violencia de las protestas en Francia contra la reforma laboral que el gobierno presentó a la Asamblea Nacional. Ya son más de dos meses en los que el presidente socialista, François Hollande, enfrenta un movimiento generalizado. Los estudiantes están en pie de lucha y las empresas de producción de energía y la compañía pública de trenes están en huelga. Además, los sindicatos bloquean las gasolineras y refinerías, lo que ha provocado escasez de combustible y ha obligado al país a utilizar sus reservas. Por si fuera poco, los policías salen a la calle sin uniforme a protestar contra la violencia de los manifestantes. En resumen: Francia está al borde del caos.

La principal causa es el descontento por la reforma del gobierno que modificaría el derecho laboral proteccionista francés para, según sus defensores, luchar contra el desempleo que afecta fuertemente al país desde la crisis de 2008. Entre otras medidas, el proyecto de ley da mucha más libertad a las empresas para organizar el tiempo de trabajo. Así, las compañías que lo juzguen necesario podrían negociar con sus empleados la posibilidad de sobrepasar las 35 horas semanales legales. Durante las crisis, las firmas podrían también despedirlos más fácilmente.

Las autoridades calculan que hay entre 60.000 y 220.000 manifestantes en las calles cada día. Esas cifras coinciden con el rechazo popular. Según una encuesta de Elabe, el 69 por ciento de los franceses creen que los socialistas deberían renunciar a la reforma, a lo que Hollande se niega de plano.

Esos levantamientos provienen principalmente de sectores de izquierda que acusan al presidente de aplicar reformas neoliberales y no cumplir sus promesas de campaña. En efecto, Hollande ganó las elecciones de 2012 con un programa izquierdista, que prometía dar más derechos a los desfavorecidos y combatir los abusos de los grupos financieros. Hoy, el gobierno asume su voluntad reformista en favor de las empresas.

Además de las protestas violentas y de las huelgas, esta situación ha permitido el nacimiento de un movimiento político inesperado, de tendencia izquierdista: Nuit Debout (‘Noche en pie’). Todas las noches, en varias ciudades, pero sobre todo en la plaza de la República de París, miles de personas se reúnen en asambleas generales y comisiones ciudadanas para construir proposiciones para mejorar la situación del país, pero también para bailar y cantar contra las reformas del gobierno.

“Esta ley busca destruir todas las garantías de los empleados frente a sus patrones. Es el resultado de 30 años de leyes neoliberales que, con el pretexto de luchar contra el desempleo, acentúan la precariedad. Lo único que este gobierno tiene de socialista es el nombre”, dijo a SEMANA el miembro de Nuit Debout Camille, de 25 años, que no quiere dar su verdadero nombre. Se cree que este movimiento, una especie de ‘indignados’ a la francesa, será un factor influyente en las presidenciales de 2017.

 Esta semana la situación empeorará. Los trabajadores de los aeropuertos, las compañías aéreas y la empresa parisina del metro se unirán a la huelga o reforzarán su participación, lo que paralizará el transporte. ¿La situación anárquica que se dibuja hará que el gobierno modifique el proyecto de ley? Quizás. Hollande sabe que, si no lo hace, los franceses están listos a bloquear al país entero.