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SEBASTIÁN PIÑERA El magnate chileno es el primer candidato de la derecha que votó en contra de Pinochet en el plebiscito de 1988

LATINOAMÉRICA

¿Giro a la derecha?

Aunque el chavismo mantiene posiciones en varios países, el nuevo ciclo electoral en América Latina podría marcar el retroceso de la izquierda en los más importantes?

24 de octubre de 2009

De aquí a un año, siete países latinoamericanos habrán elegido Presidente. La región se prepara para un intenso ciclo electoral, que comienza el domingo 25 de octubre con las presidenciales en Uruguay y termina en octubre de 2010 con las de Brasil. En el medio, irán a las urnas los ciudadanos de Honduras, Chile, Bolivia, Costa Rica y Colombia. La gran paradoja es que los dos grandes cambios se darían precisamente en Brasilia y Santiago, donde los opositores de derecha parten como favoritos para llegar al poder a pesar de la altísima popularidad de los presidentes Luiz Inacio Lula da Silva y Michelle Bachelet.

 La última vez que hubo un ciclo de tanta intensidad en el continente fue entre finales de 2005 y diciembre de 2006. Esa famosa 'maratón electoral' llevó al poder por primera vez a un indígena en Bolivia (Evo Morales) y a una mujer en Chile (Bachelet); hubo asombrosas resurrecciones políticas en Perú (Alan García) y Nicaragua (Daniel Ortega). Y también permitió, entre otros, el ascenso de Rafael Correa en Ecuador y Manuel Zelaya en Honduras. Al final, los resultados permitieron al venezolano Hugo Chávez, recién reelegido por esos días, proclamar una "ola izquierdista". Pero la segunda maratón electoral de los próximos 12 meses podría revertir, al menos parcialmente, el tan mentando 'giro' político de América Latina.

 En varios de estos países las encuestas indican continuidad a favor de diferentes matices de izquierda. En Uruguay, el ex guerrillero José 'Pepe' Mújica, el candidato del oficialista Frente Amplio, parte con amplia ventaja sobre Luis Alberto Lacalle, abanderado del neoliberalismo. En Bolivia, nadie duda de que Morales va a ser reelegido, y la gran pregunta es si conseguirá las mayorías aplastantes a las que aspira para liquidar de una buena vez a la "media luna", como se conoce a los ricos departamentos del oriente convertidos en núcleo opositor. Y en Costa Rica, el presidente socialdemócrata Óscar Arias, ubicado mucho más al centro, encontró una exitosa pupila en Laura Chinchilla, quien puntea con más de 20 puntos de diferencia en las encuestas. Son casos opuestos al de Brasil y Chile, dos de los países con más peso de la región, donde a pesar de la simpatía que despiertan sus gobernantes salientes, la oposición lidera los sondeos.

Las presidenciales de Chile tienen una carga histórica. Son las primeras desde la muerte del dictador Augusto Pinochet, y también las primeras en las que todos los candidatos en disputa, incluido el de la derecha, el magnate Sebastián Piñera, apoyaron sacarlo del poder en el plebiscito de 1988. La Concertación por la democracia (la alianza de centro-izquierda que ha ganado todas las elecciones desde entonces) sacaba provecho de que la derecha siempre estuvo asociada a la dictadura, pero hoy llega desgastada a la cita. El ex presidente Eduardo Frei no ha conseguido hacerle mella a Piñera e incluso podría perder el segundo lugar ante el independiente Marco Enríquez-Ominami (ver siguiente artículo). Piñera, uno de los hombres más ricos de su país, todavía es el gran favorito para los comicios de diciembre.

Algo similar ocurre en Brasil, aunque falta un año para las elecciones. Allí, el Presidente más popular de la historia podría quedarse sin su sucesora designada. El carisma de Lula no ha alcanzado para hacer despegar en las encuestas a su elegida, la ministra Dilma Roussef, quien todavía no llega al 20 por ciento de favorabilidad en los sondeos. Por el contrario, el opositor gobernador de Sao Paulo José Serra, derrotado por Lula en 2002, sigue al frente de las mediciones. El aspirante del Partido de la Social Democracia Brasileña (Psdb), el mismo del ex presidente Fernando Henrique Cardoso, se acerca al 40 por ciento de las preferencias.

En países como Chile y Brasil, donde la economía ha andado relativamente bien y hay un mayor consenso político, es más difícil que prospere el discurso populista de reivindicaciones inmediatas que ha hecho carrera en otros lugares. "La gente tiene la expectativa de que si el país sigue creciendo, a ellos un día les puede tocar. Es la imagen del pueblo frente a la tierra prometida. Lo que quiere es poder cruzar, no devolverse al desierto", dijo a SEMANA el analista chileno Patricio Navia, profesor de la Universidad de Nueva York. "La gran noticia es que van a ganar candidatos más moderados-asegura Navia-. En Brasil, José Serra claramente está a la derecha de Lula, pero está lo más a la izquierda que podía ofrecer la derecha. En el caso de Piñera pasa algo similar. Más que un giro a la derecha, es una consolidación de candidaturas mucho más moderadas".

Capítulo aparte merece Honduras, donde las elecciones están programadas para el 29 de noviembre a pesar de la crisis política generada por el golpe contra Manuel Zelaya. La negociación entre el gobierno de facto de Roberto Micheletti y el Presidente depuesto lucen empantanadas. Los comicios van a seguir adelante, pero la condena de la comunidad internacional se puede hacer sentir si no hay ningún acuerdo. En cualquier caso, el rechazo a la injerencia de Hugo Chávez fue uno de los motivos que precipitó el golpe y los favoritos han tomado distancia de Zelaya. "Cualquiera que sea el resultado, Chávez pierde un aliado", dijo a SEMANA el ex vicepresidente de Costa Rica Kevin Casas-Zamora, investigador de The Brookings Institution. El nuevo gobierno, añade, "estaría desmarcado del chavismo, pero como van las cosas puede estar desmarcado de toda la comunidad internacional también".

Los analistas son cuidadosos al hablar de ciclos, pues los votantes no piensan en tendencias regionales. Como dicen en Estados Unidos, "all politics is local" (toda la política es local). Pero no se puede negar que unos países tienen más peso que otros, y si la oposición llega al poder en Brasil y Chile, dos naciones modelo en Latinoamérica en los últimos tiempos, hablar del 'giro a la derecha' sería inevitable.