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Guerra sucia

La campaña perdió su pulcritud con la aparición de una serie de cuñas que cuestionan el papel de Kerry en Vietnam. Aunque le dieron resultado, Bush tuvo que desaprobarlas.

29 de agosto de 2004

Por primera vez en este año el presidente George W. Bush lidera las encuestas electorales a escala nacional, con 49 por ciento, tres puntos más que John Kerry, que bajó precipitadamente varios puntos. El factor determinante para la caída del favorito no fue la guerra de Irak, ni el miedo al terrorismo, ni una subida del índice de empleo, sino unos avisos de televisión que cuestionaban el heroísmo del candidato demócrata en Vietnam.

Desde el comienzo, el pilar de la campaña de Kerry había sido su condición de héroe de guerra. A la convención demócrata llegó haciendo un saludo militar después de un desfile de sus compañeros de armas y prometió que así como había defendido al país de muchacho, lo defendería como presidente. Con tanto alboroto tampoco era raro que la campaña de Bush se dedicara a debilitar esa estrategia. No obstante, nadie pensó que las cosas llegarían tan lejos.

El grupo de Veteranos de Lancha Rápida por la Verdad (Svbt, por sus siglas en inglés), conformado por ex militares que estuvieron en el mismo cuerpo de marina de Kerry, sacaron al aire en varias ciudades de indecisos dos anuncios televisivos que cuestionaban el servicio militar de Kerry. En el primero, varios de ellos aseguran que Kerry falseó su expediente para ganar sus condecoraciones. En el segundo critican las declaraciones de Kerry sobre supuestas atrocidades cometidas por los soldados estadounidenses en Vietnam como una traición e injuria a sus compañeros de batallón. Los veteranos de Svbt también publicaron en Internet varias denuncias de las supuestas mentiras de Kerry documentadas con testimonios de testigos presenciales. En un libro titulado Inapropiado para gobernar exponen a profundidad el caso contra Kerry.

Kerry respondió, aunque no con la prontitud que se esperaba. Entabló una acción para obligar a los veteranos a retirar la campaña y retractarse de sus mentiras; acusó a Bush de estar detrás de todo el asunto; dijo que se trataba de una cortina de humo para alejar a la opinión pública de temas de campaña más importantes como el empleo y los descalabros de la guerra en Irak; mandó a dos veteranos al rancho del Presidente a pedirle una manifestación pública de rechazo, y logró finalmente que Bush condenara la campaña.

Pero nada de esto logró evitar el duro golpe que los anuncios le hicieron a la candidatura demócrata, y por unos días la campaña pareció depender más de una guerra de hace 30 años que del conflicto en Irak. ¿Cuáles fueron esas acusaciones capaces de hacer olvidar que Bush nunca tomó un arma en las fuerzas armadas de su país y que lanzó una guerra apoyado en mentiras? Y, sobre todo, ¿hay algo de verdad en ellas?

La primera acusación es que Kerry exageró las circunstancias que le hicieron merecedor de su primer corazón púrpura por heridas en combate. La versión que hasta hace un par de semanas se conocía era que el 2 de diciembre de 1968 Kerry se encontraba a bordo de una lancha con otros dos compañeros y alguien de la orilla le disparó. En el tiroteo Kerry quedó herido en un hombro y por eso recibió la medalla.

Pero según William Schacte, quien asegura que se encontraba en la lancha, la verdad es que nadie disparó desde la orilla y la herida fue causada por una esquirla de granada lanzada por el propio Kerry. Esta versión es confirmada por Louis Letson, médico militar que prestó servicio con el candidato, quien en la propaganda asegura: "Sé que John Kerry mintió sobre su primer corazón púrpura porque yo lo traté por esa herida". Letson afirma que se trató de una herida superficial no provocada por impacto de bala.

Sin embargo, hay inconsistencias en esta acusación. Para empezar, el parte médico de Kerry no está firmado por Letson, sino por el médico J.C. Carreon, ya fallecido. Letson se defiende diciendo que era común que Carreon firmara sus formularios. De otro lado, los otros dos hombres que se encontraban en la lancha con Kerry confirman su versión y en cambio aseguran que Schacte no se encontraba con ellos.

La segunda acusación de los veteranos es que Kerry exageró su heroísmo en una batalla de febrero 28 de 1969 para ganarse la estrella de plata. La versión de Kerry y los compañeros que lo apoyan es famosa. Según ellos, tres lanchas se encontraban patrullando el río cuando fueron emboscadas. Kerry tomó la decisión más audaz y temeraria, pero que resultó siendo la indicada. Ordenó que se fueran con la lancha de frente hacia los atacantes y así cubrió a los tripulantes de un disparo de cohete. Kerry saltó a la orilla, el vietcong que lo encañonaba dudó un segundo y entonces Kerry lo mató.

Según los Sbvt, la maniobra ya estaba planeada desde la noche anterior y lo único que hizo Kerry fue dispararle a un joven de 17 años en la espalda. George Elliot, el superior directo de Kerry, aseguró que de haber sabido esto no le habría entregado la medalla. Sin embargo, los compañeros de tripulación de Kerry dicen que el bote estaba en inminente peligro y William Rood, editor del Chicago Tribune y quien fue comandante de uno de los tres botes, confirmó la versión de Kerry.

Una tercera acusación se refiere a la estrella de bronce de Kerry. Se trata del episodio en que salvó la vida de su amigo Jim Rassmann, que ahora lo acompaña en su campaña presidencial. Cinco lanchas patrullaban el río Bay Hap cuando una granada expulsó a Rassman fuera del bote. Según éste, Kerry lo rescató en medio de los dis-paros, pero tres veteranos lo niegan. Según ellos, durante el rescate no había fuego cruzado, Kerry huyó y sólo regresó a socorrer a Rassmann cuando ya no había peligro. La acusación es cuestionable en la medida en que una de las lanchas tenía agujeros de balas y Larry Thurlow, uno de los tres testigos de Sbvt que ahora llama mentiroso a Kerry, también fue condecorado por esa batalla y firmó un parte de guerra asegurando que les dispararon a todas las lanchas.

Por último, los veteranos aseguran que Kerry no estuvo en Camboya en la Navidad de 1986, como este último suele asegurar. Esta es quizás la única crítica que no tiene serias incongruencias, hasta el punto que un vocero de la campaña de Kerry aseguró recientemente que es posible que el candidato no estuviera en Camboya en esa fecha específica pero que definitivamente sí estuvo allí en una misión.

Por último, todo indica que los intereses de los veteranos no son el simple amor a la verdad. Varios eslabones los relacionan con allegados a la campaña de Bush. Comparten con esta financiadores, publicistas y abogados, y algunos de los miembros trabajaron directamente en la campaña. Bush ha negado algún tipo de coordinación, pero tantas conexiones no ayudan a hacer más creíble la campaña de los veteranos. Estos odian a Kerry desde que este llegó de Vietnam y se convirtió en un activista pacifista que denunció ante el Senado supuestos crímenes de guerra que había presenciado, cuando ellos aún seguían luchando. Varios de sus compañeros de armas fueron hechos prisioneros por el Vietcong y sufrieron torturas de un enemigo que los consideraba criminales de guerra, según ellos, por las mentiras de personajes como Kerry.

Nada asegura que, con el paso de las semanas, el efecto de la campaña sea duradero, y de hecho Kerry sigue teniendo la mayoría cuando las encuestas se proyectan estado por estado a escala del colegio electoral. Y todo indica que la mayoría de acusaciones son al menos dudosas y que están movidas por intereses de campaña y odios viscerales más que por argumentos y hechos contundentes. Sin embargo, la polémica por los avisos deja ver que de la calumnia algo queda y que una campaña publicitaria malintencionada pero bien concebida puede llegar a influir en la carrera presidencial más que cualquier otra variable.