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Fareed Zakaria

CONTEXTO

Habla el analista

Pocos expertos tienen un conocimiento tan amplio de la actualidad internacional como Fareed Zakaria.

13 de diciembre de 2014

Colaborador habitual de las revistas ‘Time’ y de ‘Newsweek’,  este periodista estadounidense de origen indio le mide el pulso semanalmente al mundo en su columna de ‘The Washington Post’ y en su programa ‘Fareed Zakaria GPS’ en CNN. Zakaria habló con SEMANA sobre los principales temas que marcaron la agenda internacional en 2014.

SEMANA: Estado Islámico aterrorizó al mundo y redefinió el panorama geopolítico en Oriente Medio. ¿A qué se debe el rápido surgimiento y fortalecimiento de ese grupo?


Fareed Zakaria: Estado Islámico es resultado de una revuelta sunita en Siria, donde esta etnia es mayoría, y en Irak, donde es minoría. En ese orden de ideas, varios sunitas sienten que son gobernados por regímenes que no los representan. Ese es el principal motivo por el cual la insurgencia ha crecido y la inestabilidad aumenta cada vez más en la región. Además, esa es la razón principal por la cual Estados Unidos no ha sido capaz de solucionar el problema, pues se requiere un acuerdo más completo tanto en Irak como en Siria. Ahora estamos observando los límites del poder norteamericano. Estados Unidos podrá hacer muchas cosas, pero no pudo conseguir que las minorías compartieran el poder en esos países. Lo intentó en Irak con más de 170.000 soldados y en Siria no logró un cambio de gobierno durable.

SEMANA: Barack Obama intentó por todos los medios no involucrarse en el conflicto de Oriente Medio, pero las circunstancias hicieron que ordenara bombardeos aéreos. ¿Al final será inevitable una intervención terrestre para derrotar a Estado Islámico?

F. Z.:
Esperaría que no pero los bombardeos aéreos no van a ser suficientes. Estados Unidos ha intervenido en Siria bajo un principio muy equivocado en las relaciones internacionales. Washington sintió que tenía que hacer algo con respecto al avance de Estado Islámico pero no estaba seguro de que eso fuera a funcionar. Entonces se siente que no queda nada por hacer y la situación es muy parecida a lo que se dio en Vietnam.

De esa manera Estados Unidos ha cometido varios errores: Sin querer usar toda su fuerza ha terminado llevando a cabo acciones militares que no hacen diferencia. Con la actual situación en Siria se hace imposible que se dé el objetivo de la Casa Blanca que es ayudar al Ejército Libre Sirio (FSA por sus siglas en inglés) a derrotar al régimen de Bashar al-Asad. Pero ahora el FSA es, probablemente, la milicia más débil en Siria. La más fuerte es EI y luego están el frente Al-Nusra, Jorasan e incluso el ejército del presidente Asad. Obama debería fortalecer sus alianzas en Siria y fortalecer sus lazos con países vecinos como Jordania o Turquía. Aunque no creo que eso pueda servir para detener una guerra civil que es cada vez más compleja y polarizada.

SEMANA: Uno de los eventos más relevantes a lo largo del año fue el conflicto en Ucrania entre el gobierno de ese país y los separatistas prorrusos ¿Quién tiene la culpa de que  ese conflicto haya empeorado?


F. Z.:
Los que de verdad son responsables de este conflicto son los mismos ucranianos. Esto sucedió porque la mayoría de ellos no quieren ser vasallos de Rusia y eso se pudo ver en las elecciones de octubre, cuando en Kiev ganaron los proeuropeos. Cuando la Guerra Fría terminó en 1989, Polonia y Ucrania tenían el mismo PIB. Ahora, el PIB de Polonia es dos veces el de Ucrania. Por tanto, es normal que los ucranianos quisieran cambiar y seguir el ejemplo de los polacos. El elemento principal aquí es que la mayoría de los ucranianos buscaba un futuro diferente.

SEMANA: Entonces, ante esta división de los ucranianos y de otros países que se debaten entre la Unión Europea o Rusia, ¿usted cree que Vladimir Putin ha logrado construir una nueva cortina de hierro, esta vez en Ucrania, Georgia y Moldavia?

F. Z.:
Putin está intentando consolidar su poder y demostrar al mundo que Rusia sigue siendo una gran potencia. Sin embargo, no creo que esté creando una cortina de hierro o intentando iniciar una nueva guerra fría, básicamente porque Rusia es débil y no tiene el potencial de otros años. Rusia es la versión siberiana de Venezuela, depende en gran medida de los precios del petróleo y su debilidad se hace evidente cuando estos bajan. Yo creo que de aquí en adelante vamos a ver que Moscú comenzará a buscar soluciones para el conflicto de Ucrania. Obviamente se va a quedar con Crimea y mantendrá su influencia en el este del país. Pero Putin buscará resolver el problema a través de la diplomacia porque las sanciones lo han perjudicado, incluso más de lo que se pensaba.

SEMANA: Usted ha hablado constantemente de unos países que siguen un orden iliberal, contrarios a la globalización ¿Cuáles son las características de estos países?


F. Z.: Varios países como Rusia, China o Venezuela han consolidado su poder internamente, tienen acceso a más recursos del Estado y han desarrollado una ideología de poder más sofisticada. Eso es lo que define el orden iliberal. Su ideología la definen el conservatismo, el nacionalismo y cierto grado de antiamericanismo. Esta es una época en la que estamos viendo el resurgir de la ideología iliberal en países cada vez más importantes e influyentes.

SEMANA: ¿Estos países pueden crear un nuevo orden geopolítico mundial?

F. Z.: Esos países están desarrollando una ideología que les permite a sus gobernantes mantenerse en el poder, algunas veces mediante la represión, pero eso no va más allá de un contexto local. Aunque se trata de un nuevo modelo no creo que vaya a haber una división como la hubo en la Guerra Fría entre la ideología comunista y la capitalista.

SEMANA: ¿Cree usted que este orden iliberal puede prosperar en América Latina?

F. Z.: Los países de América Latina han seguido esta tendencia en varios niveles. Siempre ha habido cierto grado de antinorteamericanismo, populismo y nacionalismo. Pero también hay otros países que han seguido otra dirección como Colombia y México. A pesar de que todavía hay países que se han quedado en el primer tipo de discurso hay otros que han empezado a adaptar nuevas políticas de carácter más reformista y modernizador.

SEMANA: Finalmente, con respecto al brote del ébola, ¿qué desafíos le ha presentado este virus al mundo?

F. Z.: Con el ébola se hacen evidentes dos realidades: la primera es el fracaso del Estado como estructura e institución. Ese es uno de los grandes problemas que enfrenta el mundo hoy. Ahora bien, el ébola es justamente un producto de Estados que no tienen una estructura lo suficientemente buena para garantizar el bienestar en temas de salud y la prevención de grandes epidemias.

La otra realidad evidente con el brote de ébola es que la globalización tiene cada vez más impacto en el mundo, incluso en países pequeños de África. Si lo que ahora está pasando con el ébola se hubiese dado hace diez años no se habría extendido más allá de las fronteras del lugar donde se originó la enfermedad. Ahora con la globalización se da una situación en la cual mucha gente de diversos lugares tiene contacto y así se dan las condiciones necesarias para que el virus se expanda.

Es así como nos damos cuenta que ante el fenómeno de los Estados fallidos o los Estados débiles, añadido al fenómeno de la globalización, hacen que problemas como el ébola ya sean un asunto de alcance mundial.

Entonces se deberían fortalecer las instituciones internacionales para ayudar a combatir esos problemas, sobre todo, a los Estados que no están tan bien establecidos. Fue un error reducir un 15 por ciento el presupuesto de la Organización Mundial de la Salud el año pasado, en lugar de aumentarlo. Estamos viviendo en un mundo más globalizado donde los viajes, las culturas, las enfermedades y los problemas son más globales pero los gobiernos son cada vez más locales.