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HAPPY ENDING

Milagro político se considera la decision del Presidente de aceptar elecciones libres

3 de agosto de 1987

La "operación limpieza" que los policías realizaron el 30 de junio en la Universidad de Seúl, no consistió en la carga final contra los revoltosos. Fue simplemente un operativo de aseo en el que, armados de palos y escobas, pero sobre todo de una inesperada humildad, los agentes limpiaron de escombros las instalaciones y muchos lugares que habían sido escenario de los más violentos disturbios durante las últimas semanas. La escena fue el reflejo del final de la crisis surcoreana, luego de una jugada política que no esperaban ni los observadores más optimistas.
El candidato oficial a la presidencia, Roh Tae Woo, anunció desde el lunes 29 su intención de recomendar al presidente Chun Doo Hwan la adopción de las principales medidas que buscaban las revueltas: la celebración de elecciones directas y la liberación de los prisioneros políticos. Su espectacular anuncio fue precedido por una declaración inconcebible en un país de tradición autoritaria: "El amo de la nación es el pueblo, y su voluntad debe prevalecer sobre cualquier otra".
Así, quien prendió la mecha de las insurrecciones populares al aceptar la candidatura a que le aseguraba la sucesión de Chun, fue el mismo que promovió el final feliz de los disturbios. Con esto, paradójicamente, se aseguró una mejor posición política frente a los comicios generales que el gobierno ya aceptó realizar. Sin que aún se conozca hasta que punto las promesas gubernamentales son una mera jugada política, lo único cierto es que ahora el partido de gobierno tiene un candidato con fuerza propia y, lo que es más importante, distancia política del impopular Chun.
"Ahora que los Olímpicos se acercan, todos somos responsables de evitar la desgracia de dividirnos ante el ridículo del mundo", fue una de las frases que usó el candidato Roh, haciendo evidente el papel que jugó la proximidad del evento mundial, que para los surcoreanos representa una especie de reconocimiento de su mayoría de edad como país importante en el mundo.
Sin embargo, después que el presidente Chun avalara oficialmente las propuestas de su copartidario, surgieron dudas entre los líderes de oposición, sobre el verdadero alcance de las intenciones gubernamentales.
Sobre el punto de la liberación de los presos políticos, dejó la duda de que todos serían liberados, salvo "un pequeño número de delincuentes". Por otra parte, el líder opositor Kim Dae Jung, reflejó la opinión de muchos al afirmar que aún "no hay ninguna garantía de que se realicen elecciones libres". La oposición ha exigido repetidamente que el gobierno sea entregado a un régimen de transición, a lo que Chun se ha negado hasta ahora.
Aunque aún reina la incertidumbre sobre el futuro político del segundo milagro industrial del Asia, y la anunciada "Nueva Era" está por verse, lo cierto es que la forma como se ha conjurado la crisis abre un novedoso capítulo que los politólogos tendrán que analizar.