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HASTA CUANDO

Las crisis entre Estados Unidos e Irak no parecen tener fin. La pregunta es qué tanto más durará este juego del gato y el ratón.

21 de diciembre de 1998

Saddam Hussein, presidente de Irak, ha convertido su enfrentamiento con Estados Unidos en una forma de vida. La semana pasada, 15 minutos antes de que los aviones norteamericanos y británicos despegaran para castigar su altanería, tres cartas llegadas al Consejo de Seguridad de la ONU convencieron al presidente nor-teamericano Bill Clinton de abortar la misión. En las misivas Irak se comprometía a permitir incondicionalmente el trabajo de los inspectores que verifican el cumplimiento de su compromiso de acabar sus armas de destrucción masiva. Como siempre, todos salieron ganando. Los periódicos de Bagdad anunciaron una nueva victoria de Hussein, Clinton se congratuló y la ONU volvió a alabar a su secretario general, Koffi Annan.
Esa película, sin embargo, suena conocida. De hecho, ya ha sido vista varias veces desde que terminó la Guerra del Golfo (ver cronología). La situación entre Irak y Estados Unidos es un círculo vicioso porque los temas de fondo parecen imposibles de resolver por las buenas. El iraquí, envalentonado porque Clinton es cada vez más la encarnación del pastorcito mentiroso, parece convencido de que estos shows son la estrategia para conseguir que la ONU le levante el embargo que afecta su comercio exterior y sus ventas de petróleo. Y mientras tanto el gobierno norteamericano y sus aliados siguen convencidos de que Hussein no ha abandonado su expansionismo y que mientras no pruebe haber destruido sus armas biológicas y químicas el embargo seguirá vigente. La pregunta no es si habrá una nueva crisis sino cuándo.
Clinton salió el domingo en la televisión para advertir a Hussein que la próxima vez atacaría sin advertencia. Y para acabar de complicar las cosas, dijo que su gobierno buscaría la forma de apoyar a "las fuerzas del cambio" que luchan en el interior de Irak contra el régimen. Así, Hussein tiene un argumento contundente para afirmar que lo que Washington quiere no es una salida justa sino manejar la política de la región.
El presidente se refirió a una ley, la Irak Liberation Act, que provee 97 millones de dólares para apoyar a los grupos de oposición interna. El vocero del Departamento de Estado, James Rubin, declaró que "estamos intensificando nuestros vínculos con los grupos de oposición y no descartamos darles armas".
De esa forma parece haber renacido una forma de intervención que parecía relegada a la guerra fría. Muchos recordaron el golpe de Guatemala contra Jacobo Arbenz o de Chile contra Salvador Allende, en los que la intervención de la CIA es hoy un hecho aceptado. Pero en ninguno de esos casos hubo anuncios por televisión y en esos países había una oposición organizada. En cambio los opositores de Irak (ver recuadro) se odian más entre sí de lo que odian a Hussein, carecen en su mayor parte de apoyo popular y encierran riesgos por su propia naturaleza, como es el caso de la Asamblea Suprema de la Revolución Islámica de Irak, apoyada por Irán.
Pero además nada garantiza que el pueblo iraquí, que ha sufrido en carne propia los efectos del embargo, aclame con los brazos abiertos un régimen propiciado precisamente por Estados Unidos. Por eso es muy dudoso que la nueva aproximación de Clinton al tema iraquí tenga éxito. Lo peor es que el jefe de los inspectores de la ONU, Richard Butler, apenas instalado de nuevo en Bagdad, comenzó a acusar a los dirigentes iraquíes de ocultar información. De modo que la próxima crisis podría llegar antes de lo esperado.

Quiénes son los opositores
· Asamblea Suprema de la Revolución Islámica de Irak. Grupo de la minoría chiíta de Irak, localizada en el sur del país y apoyada directamente por Irán.
· Congreso Nacional Iraquí. Dirigida por un ex banquero exiliado en Londres, Ahmad Chalabi. Supuestamente abarca un número de grupos de oposición.
· Acuerdo Nacional Iraquí. Conformado por ex oficiales exiliados tras el fracaso de un intento de golpe hecho en 1996.
· Partido Democrático del Kurdistán. Su principal obsesión es combatir otros grupos kurdos, incluso con el apoyo del propio Hussein.
· Unión Patriótica del Kurdistán. Sería una amenaza para Hussein si no la pasara combatiendo al anterior.

¿Qué tan costoso es Hussein?
Para que Clinton haya decidido repartir 97 millones de dólares a los opositores de Hussein debe ser porque le sale más barato. Y de hecho lo es. Algunos analistas independientes sostienen que mantener el pie de fuerza en el Golfo Pérsico le cuesta a Estados Unidos 50.000 de los 270.000 millones de dólares de su presupuesto militar anual. El solo hecho de mantener en vigencia la prohibición a los aviones militares iraquíes de sobrevolar dos sectores de su país cuesta 850 millones al año. Y el ataque que Clinton abortó hubiera costado en varios días 1.000 millones de dólares.
Desde la guerra del Golfo fue creada la Quinta Flota. Consta de un portaaviones, 36 barcos, unos 200 aviones y 15.000 marinos e infantes.