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Hillary Clinton se despacha contra Trump en su nueva novela sobre las elecciones

En su nueva obra, ‘Qué pasó’, Hillary Clinton se despacha contra medio mundo, cuenta intimidades de la campaña e incluso confiesa de qué se arrepintió al perder ante Donald Trump.

16 de septiembre de 2017

El mejor libro que ha escrito hasta ahora Hillary Clinton salió a las librerías en Estados Unidos el martes 12 de septiembre. Bajo el título What Happened (Qué pasó), las 469 páginas del texto editado por Simon & Schuster, dedicadas por completo a explicar por qué perdió ella las elecciones presidenciales de noviembre ante Donald Trump, superan por mucho los otros libros que ha publicado. ¿Por qué? Porque mientras en los demás, como, por ejemplo, en Hard Choices (Decisiones difíciles), que vio la luz hace algo más de dos años, la exsenadora por Nueva York trataba de mostrarse como una mujer perfecta y con ambiciones legítimas, en What Happened decidió por primera vez contar chismes, despacharse contra uno que otro dirigente gringo y revelar momentos de frustraciones y de furias. Comenzando por la depresión que sufrió tras el 8 de noviembre y que solo pudo superar gracias a varias sesiones de yoga, algunas botellas de vino chardonnay, un par de paseos por el bosque cercano a su casa y algunos capítulos de la serie The Good Wife.

 El libro engancha de inmediato. Era el 20 de enero de este año, recuerda la ex secretaria de Estado, y todo ocurría en el costado oeste del Capitolio en Washington. Faltaban pocos minutos para el juramento de Trump, y ella estaba ahí junto a su esposo, el expresidente Bill Clinton. “Hay que respirar ahora, y gritar después”, escribe. En la tribuna encontró entonces a dos expresidentes que la habían llamado tres meses antes, la noche de su derrota, a expresarle su solidaridad y a quienes les había consultado si debía ir a esa ceremonia de posesión: Jimmy Carter y George W. Bush. Ese día de enero, agrega en What Happened, Hillary recordó lo que debió sentir en ese mismo sitio en 2001 Al Gore, que perdió con Bush por un fallo de la Corte Suprema, o en 1912 Teodoro Roosevelt cuando, por una división de su partido, el Republicano, asistió a la posesión del dirigente demócrata Woodrow Wilson.

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Hillary deja claro, sin embargo, que jamás dio por sentado que triunfaría cuando tomó la determinación de lanzarse. Aunque era consciente de que su trayectoria resultaba insuperable en una competencia por la Casa Blanca, el día que comentó el tema con su esposo él le contestó con gran sinceridad: “Puedes perder”. Ella no guardó silencio. “Lo sé”, le dijo. Bill Clinton le indicó enseguida que un argumento histórico se erigía como un escollo por considerar. En la era moderna, solo en una ocasión uno de los dos grandes partidos logró controlar la Casa Blanca por más de dos periodos presidenciales: ocurrió cuando el republicano George H. W. Bush sucedió en 1989 a su exjefe Ronald Reagan. El argumento es aún más inquietante para el otro partido, y así lo escribe Hillary en su libro: “Ningún candidato demócrata ha conseguido un resultado exitoso para suceder a un presidente del mismo grupo que lleva dos periodos en el poder, excepción hecha de Martin van Buren en 1836, cuando reemplazó a Andrew Jackson”. Con todo y eso, y con el fin de desafiar la historia, Hillary se tiró al agua y se embarcó en una carrera enloquecida. “Una campaña presidencial es una maratón que se corre de principio a fin a la velocidad de un esprint”, dice.

 What Happened también narra la forma como esa mañana del pasado enero la saludó muy tranquilo el congresista Ryan Zinke, secretario del Interior de Trump pocas horas después, que durante la campaña no tuvo empacho en afirmar que ella era “el anticristo”. Solo que esta vez Hillary le dijo a él en la cara: “No soy el anticristo”. Y agrega en el libro: “El paso de los años me ha enseñado lo fácil que es decir cosas horribles sobre mí si no estoy cerca, y lo difícil que es que me digan lo mismo en mi propia cara y mirándome a los ojos”.

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 ¿Por qué esta mujer de 69 años, con la mejor hoja de vida concebible en Estados Unidos, perdió las elecciones ante un multimillonario neoyorquino fanfarrón, impulsivo y patán, que hizo campaña advirtiendo que si ganaba la metería a la cárcel? Hillary reparte culpas y admite algunas. Uno de los que llevan del bulto es Bernie Sanders, el viejo senador por Vermont, que compitió con ella en las elecciones primarias del Partido Demócrata y que despertó una gigantesca ola de entusiasmo entre los jóvenes al criticarla por cobrar millones de dólares por sus discursos ante altos ejecutivos de firmas de Wall Street. “Los ataques de Bernie causaron un daño duradero, pues hicieron más difícil la unión de los progresistas y allanaron el camino para la campaña de Trump”, dice. A su vez, la ex secretaria de Estado le lanza un par de dardos al exvicepresidente Joe Biden, quien tras la derrota la criticó por no haberles llevado un mensaje claro a los votantes blancos de clase media, el grupo que, en últimas, decidió la elección del magnate. “Encuentro sorprendentes sus palabras, pues el propio Biden hizo campaña por mí en todo el medio oeste y habló mucho sobre la clase media”, escribe en What Happened la excandidata demócrata.

 Otro que se gana un varillazo en el libro es James Comey, quien fue director del FBI desde 2013 y a quien Trump echó por la puerta de atrás el 9 de mayo de este año por sus investigaciones sobre el Rusiagate. Para Hillary, Comey tuvo mucho que ver en su derrota y eso cambió la historia de Estados Unidos. Fue el 28 de octubre, solo diez días antes de los comicios, cuando en su calidad de director del FBI este envió una carta al Senado para informarle que iba a reabrir una investigación sobre sus e-mails. En este punto, Hillary acepta en el libro su propia responsabilidad. Dice que el hecho de haber usado una cuenta personal para manejar asuntos del Departamento de Estado fue “una tontería”, y cree que eso desembocó en que Estados Unidos tenga hoy “el presidente menos experimentado, menos conocedor y menos competente de toda su historia”.

 También acepta su culpa por no encarar a Trump en uno de los debates televisados en el que este se puso justo detrás de ella, la miró con desprecio y prácticamente le respiró en la nuca. “Retrocede, asqueroso, aléjate de mí, sé que te gusta intimidar a las mujeres, pero conmigo no te va a funcionar”, dice en su libro. Pero se mordió la lengua y así desaprovechó una oportunidad de oro, pues pocas horas antes The Washington Post había publicado el famoso video en el que el magnate decía que si uno era famoso, podía hacer lo que quisiera con las mujeres. A su vez, Hillary tiene palabras particularmente duras para Vladimir Putin, a quien acusa sin rodeos de ser el artífice de la victoria de Trump, y sobre todo para Julian Assange, el fundador de WikiLeaks y el responsable de filtrar los documentos que los ciberactivistas rusos que ‘hackearon’ varios computadores vinculados a su campaña. “Creo que es un nihilista, un anarquista, un exhibicionista y un oportunista que o bien trabaja para el Kremlin, o bien apoya su propaganda debido a su resentimiento contra Estados Unidos y Europa”, dice.

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 Para algunos, What Happened es un testamento político en el que Hillary llega incluso a reconocer que mucha gente la odia. Para otros se trata de un arma para saldar cuentas con distintos adversarios. Para todos es un libro donde la mujer más importante de la política gringa en el último medio siglo, la primera en convertirse en candidata presidencial de uno de los dos grandes partidos, se quita la coraza y revela que a veces solo quiere poner la cabeza sobre la almohada. Y llorar.