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Hillary vs. Condi

Aunque ellas no lo reconocen abiertamente, muchos observadores ven en 2008 un apasionante enfrentamiento entre dos candidatas de peso pesado por la Casa Blanca.

3 de abril de 2005

Una jefa en la casa blanca. ¿Ficción política o realidad? Es cierto, pocos creen que la opinión pública de ese país esté lo suficientemente madura como para que una mujer pueda llegar a dirigir los destinos de la mayor potencia mundial. Pero nunca como ahora esa posibilidad había sido más palpable. Múltiples comentaristas han comenzado a hablar de que en 2008 la jefatura del Estado podría decidirse entre dos damas, Hillary Clinton y Condoleezza Rice.

Hasta cierto punto, muchos de estos últimos hablan con el deseo. La razón es que Hillary versus Condi sería la pelea del siglo, no sólo porque jamás una mujer ha sido siquiera candidata a la presidencia de Estados Unidos, sino por lo que cada una simboliza, y porque han demostrado ser dos potencias intelectuales. Lo único seguro es que, de darse, la pelea sería como para alquilar balcón.

El tema comenzó a cocinarse ante el surgimiento de una gigante en la arena demócrata, Hillary Rodham Clinton. La senadora por el estado de Nueva York cuenta con una altísima popularidad, ya ha sido 'contada' para obtener su actual curul y ha manifestado que su intención es buscar mantener la representación de su estado en la Cámara Alta, en elecciones que se realizarán el próximo año, cuando se renovará la tercera parte del Senado de ese país. El partido Demócrata comenzó a soñar con Hillary desde la derrota misma del senador John Kerry frente al presidente George W. Bush el pasado noviembre.

De otro lado, desde el nombramiento de Condoleezza Rice como secretaria de Estado se habla no sólo de lo que eso significa para las relaciones exteriores estadounidenses, sino de su posicionamiento con miras a la campaña presidencial de 2008. En las últimas semanas ha tomado fuerza la idea de que sería una perfecta candidata republicana. Como es de esperarse, Rice lo ha negado, pero con el tono ambiguo que usan los políticos cuando quieren decir lo contrario. En declaraciones a The Washington Times la semana pasada, Rice sostuvo que nunca ha aspirado a cargos de elección popular y que su interés por el momento es desempeñar un buen papel en el Departamento de Estado. Igualmente y desde 2002, los seguidores de Rice han realizado un ejercicio publicitario encaminado a la contienda presidencial de 2008 que incluye la creación de varias páginas web y la venta de artículos de publicidad política como muñecos y calcomanías para automóviles.

Detrás de la fuerte personalidad de las dos mujeres, su enfrentamiento electoral incluiría dimensiones políticas e ideológicas. Estas dos mujeres polarizan a la opinión pública. Las dos despiertan sentimientos de amor y odio. Por el lado de la republicana, se trata de una representante del alma del presidente George W. Bush y los sectores más conservadores de la sociedad norteamericana y su presencia en la oficina oval garantizaría cierta continuidad en la política de seguridad y defensa contra el terrorismo.

Sin embargo, esta característica también genera ciertos odios relacionados con la concepción guerrerista del Estado que ha desarrollado el gobierno republicano, ya que el tema de la guerra, su legitimidad, finalidad y efectividad siguen siendo los asuntos más controversiales en Estados Unidos.

Por otra parte, como dijo a SEMANA Jeremy Mayer, profesor de la facultad de política pública en la Universidad de George Mason y especialista en política americana, aunque es posible que se dé una nominación de Rice, "ésta puede presentar problemas en el partido Republicano debido a que sus posiciones en temas sociales son más progresistas que las del promedio de los republicanos".

Y está el tema de la experiencia. Para Arturo Valenzuela, asesor presidencial durante la administración de Bill Clinton, no es común que un partido nomine a la presidencia a alguien que, como Rice, no ha estado en cargos de elección popular, bien sea Senado o Gobernación de alguno de los estados. "Esto no sucede desde la nominación de Eisenhower, que era un general", dijo a SEMANA.

En cuanto a Hillary Rodham Clinton, la situación es similar. Para sus seguidores es la perfecta representante de la mujer estadounidense: una esposa comprensiva, una madre ejemplar, una política progresista. Pero sus adversarios no ven con buenos ojos el regreso de la familia Clinton a la Casa Blanca, y se están movilizando para evitarlo.

Y Hillary no está libre de resistencias en su partido Demócrata. Sobre todo si se tiene en cuenta que el presidente del Comité Nacional Demócrata y anterior precandidato presidencial, Howard Dean, es identificado en el ala más radical y ha criticado al ex presidente Bill Clinton por hacer alianzas con el partido Republicano. La pregunta es si las diferencias entre Dean y Clinton podrían afectar una eventual candidatura de la esposa del segundo.

Ideológicamente, el debate gira en torno a los valores, factor decisivo en las pasadas elecciones. Un ejemplo es lo relativo a la sexualidad. Rodham Clinton ha defendido políticas progresistas como la de ofrecer preservativos a mujeres pobres y ha promovido el respeto a la libertad de las mujeres de decidir sobre el aborto. Pero como ya está en plan de candidata, ha suavizado su postura. La antigua liberal ahora proclama la importancia de los valores y el rol de la familia y se declara creyente y practicante en la religión, como sostuvo en una universidad en Buffalo a finales de enero. Esta estrategia parece estar dándole resultados. Una encuesta en The New York Times de finales de febrero muestra que el 49 por ciento de los republicanos y el 69 por ciento en general aprueban la gestión de la ex primera dama en el Senado, en comparación a la misma medición en 2002 que registraba 37 y 58 por ciento, respectivamente.

A Rice, por su parte, se le nota cierto interés en la candidatura cuando intenta separarse del encasillamiento en la extrema derecha en cuanto a los valores. Aunque es una de las colaboradoras más importantes del presidente Bush, quien es claramente identificado con la derecha, en entrevista con The Washington Times se declaró partidaria de la flexibilidad en el debate del aborto y de cierto modo libertaria frente al tema. Falta ver si los resultados de esta estrategia son tan exitosos como los de la demócrata.

Las estrategias, dificultades y especulaciones son normales a tres años de unas elecciones, pero es totalmente inédita la dinámica que se abre espacio entre estas dos figuras. Lo que queda de aquí a las elecciones de 2008 será apasionante en términos políticos, y el desempeño de estas dos mujeres, la una en el ejecutivo, la otra en el legislativo, será ciertamente analizado bajo el prisma de la carrera a la Casa Blanca. Pase lo que pase, el debate ya comenzó y las especulaciones de Hillary vs. Condoleezza le dan una dimensión per se al proceso. Así ninguna de las dos quiera aceptarlo, Washington ya huele a campaña.