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Historia de horror

23 de mayo de 2009

La semana pasada se conoció en Irlanda un espeluznante informe que detalla los abusos sexuales, físicos y emocionales sufridos por miles de niños en su paso por instituciones católicas. El reporte, que incluye testimonios de cerca de 2.000 víctimas, concluye que el abuso era “endémico” y que la Iglesia siempre lo supo, protegió a los abusadores y, lo que es peor, promovió el maltrato. Pero, a pesar de cuán consternado pueda estar el país, el documento ha decepcionado a las víctimas, pues una sentencia dejó en el anonimato a los victimarios, y los abusos en la impunidad. Además, no resulta tan sorpresivo, pues Irlanda es famosa por sus escándalos sexuales dentro del clero. Lo que resulta más indignante es que el Estado ha tenido que desembolsar ya más de 1.200 millones de euros para indemnizar a las víctimas, mientras la Iglesia, una de las instituciones más ricas del mundo, ha pagado solo 128 millones, gracias a un acuerdo firmado en 2002 con el gobierno irlandés. Lo que sí hay que reconocerle a la Iglesia es la habilidad que tiene para salir casi indemne de tanto escándalo.