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Impera confusión sobre número de muertos por terremoto en Haití

Un día después de que la ministra de Comunicaciones, Marie-Laurence Jocelyn Lassegue, elevó el número oficial a 230.000 muertos, su oficina publicó un comunicado, según el cual, el presidente Rene Preval había señalado que eran 270.000 cadáveres.

10 de febrero de 2010

Haití emitió el miércoles números bastante contradictorios sobre los muertos en el terremoto del 12 de enero, lo que agravó la confusión acerca de la cifra real de víctimas y llevó a sospechas de que nadie la conoce.

Un día después de que la ministra de Comunicaciones, Marie-Laurence Jocelyn Lassegue, elevó el número oficial a 230.000 muertos, su oficina publicó un comunicado, según el cual, el presidente Rene Preval había señalado que 270.000 cadáveres fueron sepultados en fosas comunes por el gobierno después del movimiento telúrico.

Luego, un funcionario de prensa retiró el comunicado, al señalar que contenía un error, pero volvió a transmitirlo unos minutos después. Más tarde, el ministerio señaló que había ocurrido un error tipográfico, y la cifra era de 170.000 muertos.

No fue posible localizar a funcionario alguno que emitiera comentarios sobre la confusión.

No hay duda de que el número de muertos, cualquiera que sea, es uno de los más altos por un desastre en la historia moderna.

¿Cómo puede saberse un número exacto o al menos aproximado? El gobierno prácticamente no funciona y los grupos humanitarios están demasiado ocupados con las labores de rescate como para calcular una cifra precisa.

La fuerza conjunta de tareas a cargo de la respuesta mundial al desastre —gobiernos y militares de otros países, agencias de las Naciones Unidas y funcionarios del gobierno haitiano— sólo repiten la cifra de muertos que da el gobierno de Haití. Y ese gobierno, cuya infraestructura resultó devastada por el sismo, no ha sido capaz de explicar su metodología.

Ningún gobierno ni agencia independiente ha dado su propia cifra de muertos. Muchas dependencias que suelen ayudar a calcular cifras de bajas dicen estar demasiado ocupadas ayudando a los sobrevivientes como para llevar la cuenta de los muertos.

Las autoridades haitianas no dan una explicación convincente acerca de cómo llegaron a esa conclusión. Paulatinamente fueron dando cifras mayores: 111.481 el 23 de enero, 150.000 el 24 de enero, 212.000 el sábado, 230.000 el martes y tanto 270.000 como 170.000 en un mismo día. E incluso algunos funcionarios del gobierno manifiestan escepticismo sobre esta última cifra.

"Personalmente creo que muchas de las informaciones que da el gobierno al público son estimaciones", dijo el principal epidemiólogo haitiano, el Dr. Roc Magloire.

Muchos ciudadanos acusan incluso al gobierno de inflar los números para atraer ayuda extranjera y para restar peso a su propia respuesta vacilante.

"Nadie sabe cómo compaginaron ese recuento de muertos. No hay lista de nombres. No hay lista de quienes todavía podrían estar atrapados. No hay fotos de las personas que enterraron", dijo Jacques Desal, propietario de un comercio. "Nadie nos dice nada. Sólo quieren la ayuda".

En los desastres de grandes proporciones es común ver grandes discrepancias en la cifra de muertos: los gobiernos pueden usar cifras menores para salvar las apariencias, o mayores para atraer ayuda exterior. Pero en el caso de Haití, donde las mismas instituciones responsables de compaginar la información fueron devastadas, es particularmente difícil calcular la cifra.

Un tercio de los nueve millones de haitianos estaban en la caótica capital cuando se produjo el terremoto minutos antes de las 5 de la tarde. Muchos se preparaban para salir de las oficinas o las escuelas. Se derrumbaron unas 250.000 casas y 30.000 edificios comerciales, según cálculos del gobierno, muchos de ellos sepultando gente en su interior.

Durante días, la gente apiló cadáveres a los costados de los caminos o los dejó semienterrados bajo los escombros. Muchos más permanecen debajo de los restos de los edificios, según el hedor revelador.

Unos pocos días después del temblor, el departamento de obras públicas, conocido como CNE, empezó a recoger cadáveres de las calles para depositarlos en tumbas abiertas por excavadoras en Titanyen, al norte de la capital, en medio de colinas de tiza y piedra caliza que miran al Mar Caribe. Las trincheras tienen 6 metros (20 pies) de profundidad y se elevan hasta 6 metros (20 pies) de altura.

El gobierno dice haber contado 230.000 cadáveres durante esas tareas y dice que la cifra no incluye a las personas enterradas en ceremonias privadas. Pero en Titanyen, un trabajador, Estelhomme Saint Val, dijo el miércoles que nadie había contado los cuerpos.

"Los camiones los depositaban donde fuera, y después nosotros los cubríamos", dijo. "Enterramos gente a lo largo de los caminos. Era imposible hacer un recuento".

Y aunque la cifra del gobierno aumentó en miles del sábado al martes, Saint Val dijo que sólo llegó un camión esta semana con dos cadáveres. Agregó que los trabajadores recibían 15 camiones cargados de cadáveres por día después del sismo, pero que la cifra bajó hace unos diez días.

La ministra de comunicaciones Marie-Laurence Jocelyn Lassegue, que anunció el martes la nueva cifra, se negó a precisar cómo se hizo el cálculo.

"Por el momento hemos contado 230.000 muertes, pero estas cifras no son definitivas", agregó. "Es una cifra parcial".



AP.