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"In crescendo"

La retórica de Hugo Chávez contra Estados Unidos se hace cada vez más fuerte. Pelea con la DEA y llama a George W. Bush el mayor terrorista del mundo.

14 de agosto de 2005

El gobierno venezolano acaba de dar otro paso hacia la confrontación con Estados Unidos. El domingo, minutos después de votar en las elecciones municipales, el presidente Hugo Chávez hizo público el anuncio: suspendió las relaciones con el Departamento Antidroga Estadounidense (DEA). "Hemos detectado infiltraciones de inteligencia que amenazaban la seguridad y defensa del país. Incluso estaban utilizando como máscara la lucha contra el narcotráfico para apoyar al narcotráfico", argumentó en una jornada en la que 70 por ciento de los venezolanos prefirieron abstenerse.

La ruptura del convenio con la DEA fue un ingrediente más en el discurso anti Bush de Chávez. No pasaron 24 horas cuando de nuevo, en la inauguración del XVI Festival de la Juventud (que en otras épocas se realizaba en el mundo socialista) el Presidente acusaba al gobierno estadounidense de terrorista, desestabilizador y amenazaba a Estados Unidos con "hacerle morder el polvo" si intentaba invadir Venezuela. Unos 15.000 estudiantes del mundo, entre los que había unos 300 norteamericanos, le aplaudían a rabiar. Dos días después, volvió a arremeter contra Estados Unidos, pero desde Uruguay. "La mayor amenaza del mundo es el gobierno de George Bush", dijo.

La diferencia entre el clima que se vivía hasta hace unos meses y el actual es que la estrategia chavista del discurso provocativo comienza a pasar a acciones concretas. Así lo asumen quienes analizan el fenómeno Chávez y, según los expertos, se trata de una bola de nieve que seguramente traerá otras fricciones.

La respuesta de Estados Unidos, expresada por el vocero de la Casa Blanca ha sido dura, pero hasta el momento se ha limitado a advertir que Washington también hará su propia ofensiva propagandística contra Chávez.

El drama con la DEA comenzó hace tres semanas cuando dos venezolanos (un hombre y una mujer) que juraron ser informantes del narcotráfico, denunciaron ante la Fiscalía que funcionarios de la agencia antidrogas de Estados Unidos ejercían actividades ilegales en Venezuela. Entregaron unos reportes en los que resumían las operaciones que desarrollaban con los agentes norteamericanos desde hace varios años. Los denunciantes, en síntesis, acusaron a "los señores de la DEA" de violar la soberanía de país.

Se supone que ambos denunciantes cooperaban con los funcionarios extranjeros en la unidad especial de investigaciones creada mediante un convenio entre ambos países en 2002. Este acuerdo -que culminaba en 2006- comprendía apoyo financiero, técnico y de capacitación de agentes.

Poco después de que Chávez anunció el divorcio con la DEA, el inspector general de la Fuerza Armada Nacional, Melvin López Hidalgo, detalló algunas de estas operaciones ilícitas: traslados sin control de la droga decomisada en Venezuela hacia otros países, pérdida de decomisos, entregas controladas de drogas (sting operations, prohibidas en el país), entre otras irregularidades.

Hidalgo aseguró que la DEA no ha respondido a estos señalamientos. Sin embargo, Estados Unidos lamentó oficialmente la decisión de Venezuela de suspender la cooperación con la DEA y reconoció el "firme deterioro" del compromiso venezolano en este frente. El portavoz del gobierno estadounidense, Adam Ereli, afirmó que esas acusaciones "no tienen fundamento" y que esta medida "sólo beneficia a los narcotraficantes". Todo esto ocurre en momentos en el que el Ejército y la Guardia Nacional venezolanos están más concentrados, según los analistas, en el orden público interno, que en las fronteras. Este panorama ha convertido a Venezuela en puente para el tráfico hacia Estados Unidos, el Caribe y Europa.

Expertos extranjeros calculan que cerca de 300 toneladas de cocaína pasan por Venezuela cada año desde Colombia, a cambio de dinero y armas destinados a bandas de drogas, guerrilleros y paramilitares. Según cifras de la Comisión Nacional contra el Uso Ilícito de las Drogas (Conacuid), lo que se decomisa no sobrepasa el 15 por ciento de lo que transita por el país.

La lucha contra el narcotráfico, insiste el ministro del Interior, Jesse Chacón, será continuada por Venezuela con o sin la DEA. El problema es que ante la ruptura con la agencia estadounidense, Caracas no ha presentado alternativas contra las drogas.

Para Alberto Garrido, analista político y experto en Chávez, el asunto de la DEA es un peldaño más en la confrontación a gran escala en la que se ha convertido la relación entre Venezuela y Estados Unidos

"Existen dos ejes delineados claramente -dijo a SEMANA-. El de Estados Unidos-Colombia y el de Caracas-La Habana. Al manejar una hipótesis de guerra como la de Chávez, no se puede permitir que el enemigo estratégico tenga presencia con un trabajo de inteligencia como el de la DEA".

La de Chávez con Estados Unidos es una "charla entre sordos", sostiene Garrido. "Chávez nunca ha querido darles el estatus de narcoguerrilla a las Farc. El Plan Colombia no ha tenido el impacto en la frontera con Venezuela, y eso, en medio de la andinización del conflicto del narcotráfico y la guerrilla, representa un problema para Washington".

Las preguntas que habría que hacerse, entonces, acota Garrido, van más allá de hasta dónde quiere hacer llegar Chávez la revolución bolivariana o su hipótesis de guerra asimétrica. El interrogante sería más bien, ¿hasta dónde están dispuestos a llegar Estados Unidos y Colombia con Chávez?

La politóloga y profesora María Teresa Romero duda que el incidente con la DEA produzca un rompimiento de las relaciones diplomáticas o comerciales con Estados Unidos. No obstante, piensa que la consecuencia más inmediata es que acelera la posibilidad de que este país disminuya su compra de petróleo a Venezuela. "El narcotráfico es un tema sensible para Estados Unidos, y si deja de comprar petróleo, ¿cómo se va a mantener la revolución bolivariana? Bush no ha ejercido una política de confrontación, sino de apaciguamiento. Pero la situación se está polarizando, y su política en América Latina avanza hacia una alianza para contener a Chávez", dijo a SEMANA.

El capítulo con la DEA también tiene implicaciones jurídicas. La ex embajadora Milagros Betancourt resaltó a SEMANA lo que significa que los países pierdan la fe en Venezuela. "Ya Venezuela no es confiable como contraparte. Esto pone en juego la credibilidad del Estado. Hay que recordar que los temas del hemisferio son la democracia, las luchas contra el narcotráfico y contra el terrorismo. Existe una visión distorsionada de la soberanía y toda ruptura se justifica con ese tema, y se olvidan de que hoy la comunidad internacional funciona bajo la cooperación".

Para Betancourt, tanto Estados Unidos como Venezuela mantienen un doble discurso. Se la pasan "entre dimes y diretes". Se acusan mutuamente, pero mantienen relaciones comerciales, refiere la analista. "Rompe con la DEA, pero continúa el nexo petrolero. Desde 1999, Venezuela está rompiendo acuerdos. Lo lamentable es que con este nuevo capítulo, las primeras víctimas serán los jóvenes, pues quedan sin control los narcotraficantes".