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Incendio en cárcel chilena deja 83 presos muertos

Un incendio en un penal capitalino causó el miércoles la muerte de 83 presos y 14 sufrieron graves quemaduras en el rostro y aparato respiratorio, en lo que se considera la peor tragedia en la historia carcelaria del país.

8 de diciembre de 2010

 
 
El presidente Sebastián Piñera llegó al centro de emergencia donde fueron llevados los heridos e informó a la prensa que la cifra original de fallecidos había aumentado de 81 a 83. El ministro de Salud, Jaime Mañalich, declaró que la cifra aumentó con el posterior hallazgo de otros dos cadáveres dentro del penal.

"Las condiciones que existían adentro de esa cárcel son absolutamente inhumanas", aseveró el mandatario, y explicó que había 26 guardias, y en las torres de cemento del interior había otros seis custodios.

Piñera señaló que según sus informes, "los llamados a ambulancias y bomberos se hicieron en forma oportuna".

Familiares de los reos, en las afueras del penal, denunciaron ante las cámaras de televisión que los bomberos no pudieron entrar a la cárcel oportunamente porque se dio prioridad al ingreso de policías antimotines.

"A los bomberos no los dejaron ingresar, los antimotines entraron primero y empezaron a pegarnos, y después (entraron) los bomberos", dijo un reo desde el interior del penal de San Miguel, hablando por celular con la televisión estatal.

Los reos tienen prohibidos los celulares, pero los reciben clandestinamente.

Otro de los presos que llamó más temprano por celular a la televisión estatal y dijo que muchos de sus compañeros murieron por asfixia. El periodista que recibió la llamada dijo que se escuchaban los gritos de los reclusos, pidiendo que los dejaran salir de la Torre.

Pedro Hernández, presidente de la asociación de funcionarios penitenciarios, denunció a la prensa que al ocurrir el siniestro solamente había cinco custodios para una población de 1.900 reos.

Uno de los fiscales que investigará la tragedia, Alejandro Peña, dijo que según los informes preliminares, el incendio "habría sido intencional".

Otro recluso que habló desde la cárcel confirmó que el incendio estalló por una riña entre presos que quemaron colchones y ropas en el ala sur de la Torre 5, donde murieron 76 personas. Las otras seis estaban en el ala norte.

El ministro de Justicia, Felipe Bulnes, dijo que el incendio "se explica también por las condiciones de hacinamiento (en las cárceles) que se arrastra por décadas".

En la página de internet de bomberos se publicó un comunicado que señala que "bomberos habría sido informado por una llamada desde un celular que indicaba del incendio que afectaba al recinto penitenciario".

José Sánchez, comandante del Cuerpo de Bomberos Metropolitano, informó que "nos demoramos como 10 minutos en ingresar al lugar debido al intenso calor que había en el piso del incendio".

Luis Masferrer, director nacional de Gendarmería, señaló que el siniestro estalló a las 5.30 de la madrugada y reiteró que se debió a una riña. Fue controlado unas tres horas después.

En las afueras de la cárcel de San Miguel, un recinto de torres de concreto, se congregaban centenares de familiares desesperados, muchos de ellos con actitudes agresivas, para saber si sus parientes están entre los fallecidos.

Cuando se leyó un listado con sobrevivientes de la Torre 5, muchos parientes estallaron en gritos y llantos porque mal entendieron que se trataba de personas muertas.

La tardanza en la entrega de los listados incrementó la angustia de los familiares de los reclusos, que lanzaron piedras a Masferrer mientras la autoridad leía ayudado por un megáfono los nombres de sobrevivientes.

Las autoridades no han explicado a qué se debió el alto número de muertos, ni cuánto tiempo debieron esperar los bomberos antes de que se les dejara ingresar a la Torre 5. Tampoco se sabe qué tipo de reos había en el lugar, si estaban procesados o condenados.

Mañalich, dijo que los 14 reclusos con quemaduras graves están "con pronóstico incierto".

La cárcel de San Miguel, ubicada en la comuna de clase media del mismo nombre, al sureste de Santiago, fue construida originalmente para 700 reclusos, pero contiene a casi el triple, y se ubica en medio de barrios residenciales.

El hacinamiento es un mal generalizado en casi todas las prisiones chilenas. (AP)