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INVENTANDO UNA CANDIDATURA

Contra el parecer de muchos, Jesse Jackson se lanza a la lucha por la nominación demócrata

5 de diciembre de 1983

Después de coquetear durante meses con la idea de lanzarse a la carrera presidencial, el líder negro Jesse Jackson ha decidido, finalmente, en sentido afirmativo. El anuncio oficial fue hecho el pasado jueves 3 en el centro de convenciones de la ciudad de Washington, donde el dirigente de 42 años reafirmó su intención de convertirse en el primer candidato de color a la jefatura del Estado en la historia de los Estados Unidos.
Pese a que sus posibilidades de triunfo son prácticamente nulas, la noticia creó expectativas a lo largo de la nación. De hecho, el nombre del dirigente negro ya se había eliminado de la lista de aspirantes y por lo tanto se creía que Jackson había aceptado el consejo de sus asesores en el sentido de aplazar sus intenciones. Sin embargo, tal parece que la presión del electorado llevó a un cambio de decisión.
Criticado en algunas oportunidades por alentar falsas esperanzas, Jackson comprendió que debía postularse si no quería arruinar definitivamente su carrera política. La primera pista sobre el lanzamiento de la candidatura vino a conocerse hace un par de semanas con ocasión de la invasión norteamericana a Granada. En tal oportunidad, y rompiendo un prolongado silencio, el líder atacó fuertemente a la administración Reagan por su "abusiva" acción y a los demás candidatos demócratas por mantener su silencio al respecto.
La confirmación definitiva se presentó en el programa televisivo "60 Minutos", donde, al ser entrevistado, Jackson contestó afirmativamente la pregunta que se le hiciera sobre sus intenciones políticas. Si bien, como ya se dijo, el líder negro no aspira a ganar, es evidente que le va a causar dolores de cabeza a más de uno de los demás candidatos demócratas.
Fuera del respaldo que puede lograr de los 13 millones de potenciales votantes negros, el nuevo candidato se ha dirigido a la minoría hispana con el fin de consolidar un bloque de opinión importante. Es así como Arnoldo Torres --director de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos-- ha sido nombrado director delegado de la campaña, con la esperanza de que su nombre atraiga a votantes de origen mexicano y puertorriqueño.
Jackson, además, se ha sumado al grupo que promete colocar a una mujer en la balota electoral como vicepresidente. Aunque los demás candidatos han prometido considerar la idea, se cree que, por su manera de ser, Jackson sería el más inclinado a tomarla en serio. En todo caso, es indiscutible que el líder de color afronta los problemas que causa el empezar tarde. Mientras los demás candidatos --incluido el no declarado Presidente Reagan-- han comenzado desde hace tiempo las duras tareas de organización y recolección de fondos, Jackson solo tiene cuatro meses antes de que las elecciones primarias se lleven a cabo, cuando es precisamente el factor tiempo el que piensan utilizar los demás aspirantes demócratas para minimizar la cantidad de votos que hipotéticamente recibiría Jackson. Con todo y que públicamente la mayoría de los dirigentes blancos expresaron su beneplácito por la postulación del "reverendo Jesse", la preocupación es manifiesta en algunos, pues con Jackson adentro, la balanza ha cambiado señalando a John Glenn como el más probable triunfador dentro de su partido. Tal apreciación nace del fuerte apoyo que la minoría negra le había prestado en los últimos meses al otro gran contendor por la candidatura demócrata, el ex vicepresidente Walter Mondale.
Los analistas predicen que con el voto negro respaldando a Jackson, Mondale se vería en grandes problemas para mantener su hasta ahora cómoda ventaja. No obstante, las anteriores son sólo especulaciones, pues los demás líderes negros se han mostrado en desacuerdo con la candidatura de Jackson. Gente como la viuda de Martín Luther King Jr., Coretta Scott King, o el alcalde de Atlanta, Andrew Young, han proclamado de tiempo atrás la inconveniencia de que Jackson represente los intereses de los negros debido a una supuesta "sed de poder" de este último.
Además de negar la acusación, el próximo paso del líder será preparar al electorado para las elecciones primarias de finales de febrero. Según las reglas, para que Jackson pueda llevar delegados a la convención nacional demócrata, que se celebrará en San Francisco en julio próximo (y de donde saldrá el candidato que se le medirá al aspirante republicano exactamente dentro de un año), su nombre tendría que obtener un apoyo mínimo de cerca de un 20% de los electores para obtener delegados en un distrito determinado.
Si se considera que en 86 de los 435 distritos existentes, los negros constituyen el 20% o más de la población, es casi seguro que Jackson podrá llevar delegados que, dependiendo de su número, enfilarían su voto hacia algún lado específico a cambio del reconocimiento del que, como dijera el líder, "han carecido los negros en los doscientos y tantos años que llevan los Estados Unidos como nación".-
Ricardo Avila, corresponsal de SEMANA en USA.