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El presidente Hassan Rohani, elegido en junio pasado, dijo en la Asamblea General de la Onu que “Irán no representa ninguna amenaza para el mundo o la región”. | Foto: AFP

IRÁN

Irán: el factor Rohani

La ofensiva de relaciones públicas del nuevo presidente de Irán y una reunión de nivel ministerial en Nueva York dieron el toque histórico a la Asamblea General de la ONU.

28 de septiembre de 2013

No siempre en las reuniones de la Asamblea General de la ONU se producen hechos de verdad trascendentales, por lo que era emocionante el rumor de que Barack Obama y el presidente iraní, Hasan Rohani, se encontraran para al menos darse un apretón de manos. 

A la larga la foto no se dio, pero el solo hecho de que se planteara seriamente señaló el dramático viraje de las relaciones de dos países que desde 1979, con el triunfo de la Revolución islámica, se convirtieron en enemigos mortales. Una enemistad que ha marcado buena parte de la historia del Oriente Medio y el mundo en los últimos 37 años.

“Lo importante es lo que hay detrás de lo que ha pasado esta semana”, aseguró a SEMANA en Teherán  Elias Hazrati, editor general del influyente diario Etemad, que cambió su portada cuando se confirmó que el saludo no se daría. 

Mientras Rohani, cuya ofensiva de relaciones públicas por mejorar las relaciones era evidente, dijo que no había habido tiempo,  una fuente del gobierno estadounidense aseguró que “los iraníes tienen sus propias dinámicas  qué manejar”. Se refería al sector más radical de los ayatolás, que lleva 34 años clamando “muerte a Estados Unidos” y “muerte a Israel”. 

Al final, Etemad abrió su edición con el título de “Propuesta histórica”. Se refería a los discursos de ambos presidentes, que abrieron la puerta a la diplomacia. “No estamos buscando un cambio de régimen y reconocemos el derecho de los iraníes a tener energía nuclear”, dijo Obama. “Podemos resolver las diferencias”, dijo Rohani. 

Dos días después, el jueves, los ministros de exteriores del grupo 5 más 1 (Estados Unidos, China, Rusia, Francia, Gran Bretaña más Alemania), encabezados por John Kerry,  se reunieron con su colega iraní, Javad Mohammad Zarif, para dejar definidas las bases de esta nueva etapa en las negociaciones nucleares.  Se trataba de la primera reunión de ese nivel en al menos 37 años.

Y es que por lo que ha asegurado Rohani, Irán está interesado en que las negociaciones concluyan en máximo seis meses. “El régimen de Irán ha entendido que la ausencia de relaciones con el Occidente no es benéfico para la economía del país”, dijo a SEMANA el analista económico iraní Mehdi Taghavi, que asegura que las sanciones han llevado a esa sociedad a enfrentar una inflación de más del 50 por ciento en el último año. Por eso, la reunión de los ministros exteriores decidió que las negociaciones oficiales comenzarán el 15 de octubre en Ginebra. 

Y si hay un responsable del cambio es el nuevo presidente Hassan Rohani, que con hábiles maniobras ha logrado poner a las facciones de la República Islámica de su lado. Este hombre de 64 años, un autoproclamado moderado que viene de las entrañas del régimen, fue elegido el 14 de junio con el 51 por ciento de los votos para marcar diferencias con su explosivo antecesor, Mahmud Ahmadineyad.

Desde entonces Rohani ha logrado la confianza del líder supremo, Ali Jamenei, quien tiene la última palabra en la República Islámica y no solo ha dado luz verde a las negociaciones con Estados Unidos sino que ordenó a los poderosos e influyentes Guardias Revolucionarios apoyar a Rohani. El líder, a su vez, le otorgó al presidente pleno control del tema nuclear, algo que nunca había sucedido.

“No debemos esperar que el mundo entero celebre esta nueva etapa en las relaciones. Hay muchos grupos influyentes que lo sabotean. Y no solo los más radicales. También hay grupos políticos y regionales que se benefician de las malas relaciones”, aseguró Ali Khorran exrepresentante de Irán ante las Naciones Unidas haciendo eco de los temores de muchos iraníes. 

Y es que los enemigos del proceso no solo están en Teherán.  Obama también enfrentará dificultades para vender en casa la idea de reestablecer relaciones con Irán. Por un lado tiene el Congreso, cada día más independiente del presidente, y por otro al lobby judío, que desconfía de la sonrisa bonachona y las palabras cordiales de Rohani. 

Al fin y al cabo, el acercamiento entre Estados Unidos e Irán tendría fuertes efectos geopolíticos, entre los cuales podría estar la inevitabilidad de que Israel llegue a un acuerdo con los palestinos.
 
“No hay que tener esperanzas falsas”, advirtió el expresidente iraní Mohammad Jatami, quien en su gobierno buscó sin éxito un acercamiento. Pero advirtió que los tiempos han cambiado. “En mi época hablar con Estados Unidos era tabú. Hoy parece que es normal” dijo. Tanto, que al cierre de esta edición se supo que Rohani y Obama habían hablado por teléfono, una verdadera bomba noticiosa.

Una que, sin embargo, no disipó la clásica advertencia de que en la puerta del horno se quema el pan.