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El presidente iraní, Mahmoud Ahmadineyad, visitará esta semana por primera vez a su homólogo brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva. En la foto, los dos mandataios junto sus respectivos traductores durante la posesión del ecuatoriano Rafael Correa

LATINOAMÉRICA

Irán a la ofensiva

Con su nueva gira por Latinoamérica, el presidente iraní, Mahmoud Ahmadineyad, intenta romper el aislamiento de su país por cuenta del polémico programa nuclear.

2 de mayo de 2009

Las visitas a Latinoamérica del presidente iraní, Mahmoud Ahmadineyad, son cada vez más inquietantes. Cada cierto tiempo se da una vuelta por la región, bastante alejada de su círculo natural de influencia pero donde le dan un recibimiento que no tiene en otras partes del mundo, para visitar a uno de los nuevos amigos que le ha presentado su gran aliado, el presidente venezolano, Hugo Chávez. Siempre llega como Papá Noel, anunciando miles de millones de dólares de inversión en el país que visita, llámese Bolivia, Nicaragua o Ecuador. Sin embargo, la gira que comienza el próximo miércoles y que lo llevará a Brasil, Ecuador y Venezuela, es diferente a sus visitas anteriores y evidencia cómo son verdaderamente las relaciones entre Irán y América Latina.

Por primera vez el presidente Ahmadineyad visita al gigante suramericano, un país con el que las relaciones se alejan del campo ideológico para enfocarse en el aspecto comercial. Y es que a pesar de lo que todo el mundo pueda pensar, Venezuela no es el gran socio comercial de Irán en la zona; lo es Brasil, cuyas exportaciones a Irán en 2008 fueron de 1.300 millones de dólares -estuvieron cerca de 2.000 millones en 2007- y que tiene a Irán como su sexto mayor comprador de productos, en especial agrícolas, en el mundo, y el principal socio comercial en Oriente Medio. Desde hace varios años Brasil viene impulsando las relaciones sur-sur y en ese campo ha encontrado a Irán a uno de sus mejores aliados.

"Brasil e Irán han tenido relaciones desde hace muchas décadas. En este caso no hay nada ideológico de por medio en la visita del presidente Ahmadineyad, es más una relación de conveniencia", explica un analista iraní que prefiere no dar su nombre al preguntarle por qué el presidente Ahmadineyad decide ir a Brasil estando tan cerca de las elecciones iraníes del 12 de junio, a las que se presentará con total seguridad -se dice que inscribirá su nombre horas antes de partir hacia Suramérica-. Brasil, al fin y al cabo, es después de India el único país con un peso importante en los organismos internacionales que recibe a Ahmadineyad en visita oficial desde cuando llegó a la Presidencia hace cuatro años. Esto tiene su origen en que Estados Unidos y algunos países europeos han tratado de aislar a Irán para que suspenda su programa nuclear que, creen, tiene propósitos militares, pero que según Teherán tiene fines pacíficos.

"No es raro que con esta visita el presidente Ahmadineyad le esté cobrando a Brasil las grandes sumas de dinero que Irán le deja a sus arcas. Él sabe que esta visita le beneficia en el marco de las elecciones, pues lo venderá como alguien a quien reciben en países importantes", asegura el analista. Brasil, cabe aclarar, sólo le compra a Irán algo así como un millón de dólares en mercancía, lo que deja claro quién se beneficia de este intercambio. Hay quienes aseguran que los iraníes, que son bastante pragmáticos a la hora de proceder, se han dado cuenta de la diferencia que hay entre las relaciones con Venezuela, y Brasil y han sabido llevar a cada uno por su lado.

Las cosas no son como parecen

En las relaciones de Irán con América Latina hay muchos malentendidos debido en gran parte a que la cercanía entre los presidentes Chávez y Ahmadineyad hace creer que las relaciones comerciales funcionan perfectamente. Hace pocas semanas, el presidente Chávez visitó Irán durante cuatro días y ambos mandatarios firmaron decenas de acuerdos en campos diversos e inauguraron el banco irano-venezolano, que tendrá sede en los dos países con el objetivo de financiar la inversión privada y empezará a funcionar con un capital de 2.000 millones de dólares. Pero en esta relación entre Irán y Venezuela -y de carambola con los países del Alba- todavía falta mucho por concretar para que todas estas inversiones y cooperaciones sean sólidas y den sus frutos. "Se ha avanzado poco a la hora de concretar proyectos. Los iraníes saben que estos países están hambrientos de ayuda y se la van dando poco a poco, en la medida que pueden", explica Paulo Botta, investigador del Instituto Fride de Madrid, que agrega que en estas relaciones hay cierto grado de propaganda porque Irán necesita amigos que lo respalden en los organismos internacionales y estos países necesitan inversión.

Botta, que es un gran conocedor del tema pues se ha especializado en estudiar estas relaciones y dirige un blog de noticias sobre Irán en español, indica que Venezuela parece más cercana a Irán por todo el discurso que hay de por medio, pero que estos proyectos comerciales están crudos. "Por un lado está lo que se dice, y por otro, lo que sucede", asegura.

Un ejemplo es que el intercambio comercial entre ambos países no supera la cifra de 70 millones de dólares, que está muy por debajo no sólo de Brasil, sino de Chile y Argentina. Y es que si bien es cierto que Irán ha encontrado en esta parte del mundo un grupo de países con afinidades ideológicas, con los que dice estar comenzando una nueva etapa de relaciones comerciales, la realidad es que los intereses en América Latina están divididos en dos bloques muy claros.

Por un lado están los países a los que Irán les compra y con los que tiene una relaciones bastante pragmáticas -aquí se puede incluir también a México y Colombia, a pesar de que el intercambio comercial es muy pequeño-, y por otro están aquellos en los que las relaciones pasan más bien por una ideología común, que tiene que ver con una oposición directa a las políticas estadounidenses, como son especialmente Venezuela, Nicaragua y Bolivia. La idea es invertir en ellos y traer industria iraní que pueda ayudar a desarrollarlos."Ecuador es diferente porque tiene una política exterior más alejada de esta ideología", asegura Botta, quien agrega que Ecuador ve en Irán un lugar a donde puede exportar sus productos, mientras este lo ve como un aliado en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep).

Los vínculos entre Irán y América Latina, como es la característica de la vida social y política iraní, no son como parecen. Botta incluso asegura que Irán, un país que no ha atacado a otro en los últimos 200 años, nunca desestabilizaría a América Latina, una acusación que se oye en algunos círculos políticos internacionales. "Eso afectaría sus propios intereses", agrega Botta. Piensa que los iraníes pueden estar actuando con la idea de poner más puntos sobre la mesa que les dé margen de acción a la hora de una negociación con Washington.

Lo que sí está claro es que Latinoamérica se ha convertido en una pieza clave de la política del presidente Ahmadineyad, al punto de que cierra su primera presidencia en esta región. Lo que ahora falta por ver es si, en caso de ser reelegido, decide impulsar y concretar esta cooperación.