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El exsenador no necesitará introducción para la mayoría de los líderes mundiales, con los que ha entablado relaciones durante sus años en el Senado. | Foto: EFE

POLÍTICA

John Kerry: el hombre fuerte de EE. UU.

Su vida política ha estado marcada por la lucha de las consideradas causas perdidas.

29 de enero de 2013

John Kerry, un experimentado senador con vasto conocimiento en política exterior, logró por fin un puesto en el Gobierno tras una década como eterno candidato, al ser confirmado por el Senado como próximo secretario de Estado de EE.UU.

A sus 69 años, Kerry es el primer estadounidense en casi medio siglo que ocupa un cargo en un gabinete después de haber perdido unas elecciones presidenciales, algo que no ocurría desde que Richard Nixon, derrotado por John F. Kennedy en 1960, llegó a la Casa Blanca en 1968.

Derrotado por George W. Bush en las elecciones de 2004, Kerry volvió al Senado, donde ingresó por primera vez hace tres décadas.

La victoria del presidente Barack Obama en 2008 le dio esperanzas de ocupar la cartera de Exteriores, pero vio con sorpresa cómo el senador afroamericano al que él ayudó a ascender en la Convención Demócrata de 2004 elegía en su lugar a Hillary Clinton.

Este viernes después de un mayoritario voto en el pleno del Senado, Kerry llega por fin al objetivo para el que, según ha dicho Obama, se ha preparado no sólo durante sus 29 años en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, sino "durante toda su vida".

Nacido en 1943 en Denver (Colorado), el senador de pelo blanco y un metro noventa de estatura es hijo de un funcionario del servicio exterior y de una de las descendientes de la familia Forbes, una de las más antiguas y adineradas de Massachusetts.

"El trabajo de mi padre, tanto bajo presidentes demócratas como republicanos, me llevó junto a mis hermanos alrededor del mundo en un viaje personal que trajo a casa los sacrificios que los hombres y mujeres del servicio exterior hacen cada día por Estados Unidos", dijo Kerry en su audiencia de confirmación la semana pasada.

La experiencia que más le marcó en esos viajes de niño fue el vivir en el Berlín dividido de los años cincuenta, en plena Guerra Fría. Los que le conocen aseguran que desde joven apuntaba maneras de líder: paciente pero rápido para ver las oportunidades, es un negociador nato.

Estudió Derecho en la Universidad de Yale, donde formó parte de la elitista sociedad secreta "Skull and Bones", en la que debatía con vehemencia sobre política con sus compañeros. Tras su graduación, se presentó como voluntario a la guerra de Vietnam porque sentía que "era lo correcto", según ha dicho.

En abril de 1971, con tan sólo 27 años, testificó ante el comité de Relaciones Exteriores del Senado -que años después presidiría- a favor de concluirla lo antes posible.

Entró en política formalmente en 1976 como fiscal jefe en el distrito de Middlesex en Massachusetts y en 1982 se convirtió en el vicegobernador del Estado.

Desde ese cargo luchó contra la lluvia ácida y la contaminación de los lagos y ríos, una causa que hoy sigue defendiendo y que le convertirá, probablemente, en el mayor defensor de las políticas contra el cambio climático en el Gobierno de Obama.

En 1984 ganó el escaño como senador que ha ocupado hasta ahora.

Es católico y se ha casado dos veces. En la primera ocasión con Julia Thorne, una heredera de Filadelfia con la que tuvo dos hijas. Se divorció en 1988 y luego obtuvo la anulación eclesiástica para casarse con Teresa Heinz Kerry, viuda del senador republicano John Heinz, magnate de las populares salsas de ketchup.

En 2003, año en el que le operaron de un cáncer de próstata, lanzó su fallida carrera presidencial contra Bush, marcada por la incipiente guerra en Irak.

Como secretario de Estado, Kerry buscará demostrar que la política exterior es también "económica" y se mantendrá firme en la negociación nuclear con Irán, según aseguró en su audiencia de confirmación.

Según el senador, la política "no sólo se define por aviones no tripulados y despliegues de tropas", sino que tiene mucho que ver con "dar voz a los que no la tienen" y con mantener una imagen solvente.