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JUNTOS PERO NO REVUELTOS

Los ganadores de las elecciones bosnias representan las líneas étnicas en las que está dividido el país y no garantizan el resurgimiento de la convivencia.

21 de octubre de 1996

Entre fuegos artificiales y el estruendo de los últimos éxitos del rock, los diferentes partidos políticos de Bosnia cerraron sus campañas el pasado 14 de septiembre. Aunque no hubo mayores contratiempos en lo que la comunidad internacional presentía que serían unas elecciones violentas, los tres días que se demoraron en salir a la luz pública los resultados de la votación mantuvieron a Bosnia y al mundo entero en capilla. Si bien el triunvirato que gobernará al país en la posguerra se consolidó el martes de la semana pasada, la incertidumbre sigue reinando en lo que será el futuro del turbulento país balcánico. Y es que la cúpula que integran los tres candidatos electos de las diferentes etnias, musulmana, serbia y croata, no garantiza, según voceros balcánicos y de entidades internacionales, la unión permanente de Bosnia y Herzegovina. La propia OTAN parece reconocer que las elecciones no llevarán a una Bosnia unificada. Según un vocero de esta entidad, "todavía existen los tres ejércitos, y si bien los musulmanes y los croatas se han comprometido a fusionar sus respectivas Fuerzas Armadas dentro de una federación común, se han puesto un plazo de tres años para que esta medida se lleve a cabo". Por otro lado, para el concejal de Mostar, Milan Bodiroga, "una Bosnia unida no es posible. Para evitar una futura guerra hay que dejar claro qué pertenece a quién". Sin embargo las diferencias de opinión sobre la unificación de Bosnia no se limitan a personas externas al triunvirato. Los candidatos electos para la presidencia tricéfala no coinciden en lo que debería ser el futuro de este país. El grupo de los tres dirigentes lo encabeza el ex presidente bosnio musulmán Alija Izetbegovic, del partido de Acción Democrática -SDA- con 729.034 votos. El segundo lugar de la cúpula lo ocupa Momcilo Krajisnik, del Partido Democrático Serbio -SDS- con 690.376 votos, seguido por Kresimir Zubak, de la Unión Democrática Croata _HDZ_ con 342.007 votos. De los tres, el único que aboga por una Bosnia unida es el presidente. Si bien el triunvirato debe asentar en Bosnia un nuevo orden de posguerra basado en la preservación de la unidad del país, las diferencias ideológicas de los tres líderes oscurecen el panorama. La cabeza de la cúpula, Izetbegovic, de 71 años, es el único que no está abiertamente a favor de la partición definitiva del país en tres pedazos. De hecho, los musulmanes en su totalidad son los únicos defensores a ultranza de la unidad nacional. En su último discurso de campaña expresó que "esta es Bosnia donde todos pueden orar donde quieran, donde nadie será excluido por su religión". Por otro lado, la historia del líder del Partido Serbio Democrático, Momcilo Krajisnik, explica la probabilidad de que en la cúpula del nuevo Estado predominen los choques ideológicos. Krajisnik fue diputado de Radovan Karadizic, el líder serbobosnio que fue acusado por las Naciones Unidas por crímenes de guerra. También fue miembro del partido que lideró a los serbios a través de la guerra que duró tres años y medio. Y como si fuera poco, la plataforma de su campaña política respaldó la división de Bosnia y la independencia de los serbios. En uno de sus discursos de campaña opinó que "el edificio presidencial debería ser ubicado en la división geográfica entre la Federación Croata-Musulmana y la República de Srpksa (Serbio-Bosnia) y tener entradas separadas: una para los serbios y otra para los musulmanes". No es de sorprenderse que la comunidad internacional, y en especial los diplomáticos de Occidente, estén satisfechos con el mando de Izetbegovic del triunvirato. De hecho, recibirá todo el apoyo internacional para que el país se mantenga unido y no se divida de nuevo en repúblicas étnicas. Un oficial de las Naciones Unidas afirmó que "hubiera sido un desastre si Krajisnik hubiera ganado. Significaría que el líder de lo que la comunidad internacional preveía como una Bosnia unida sería alguien que considera que el país debería estar étnicamente dividido". Sin embargo, aunque las decisiones presidenciales deber ser compartidas entre los tres miembros del gobierno, el presidente tendrá una voz más fuerte que sus otros dos colegas. Todo eso, sin embargo, no es ni con mucho suficiente para que se reconstituya la sociedad bosnia como existía antes de la guerra. Los rencores dejados por varios años de atrocidades mutuas han revivido, tal vez para siempre, los odios ancestrales provenientes de rivalidades antiquísimas. Es por eso que, para muchos observadores, las elecciones bosnias no pasaron de ser un ejercicio formal, dictado más por la necesidad de las potencias extranjeras de presentar resultados de paz que por las realidades del conflicto. Los bosnios, y sólo ellos, tienen la palabra.