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La batalla final

5 de diciembre de 2009

Barack Obama es famoso por sus discursos, pero pocos han sido tan esperados como el que pronunció el martes en la academia militar West Point. Allí anunció el despliegue de 30.000 soldados adicionales para la guerra en Afganistán y afirmó que la retirada de tropas norteamericanas empezaría en julio de 2011. Con esta escalada militar, las tropas presentes en Afganistán llegarán a 100.000 soldados, muchas más de las que hay en Irak. Aunque opositores conservadores, como John McCain, criticaron la estrategia, el general Stanley McChrystal, comandante de la fuerza en Afganistán, afirmó que ésta le daba ímpetu para combatir a los talibanes con renovado vigor. Obama afirmó que no tenía interés en librar una guerra interminable, negó que esa guerra tuviera algún parecido con la de Vietnam y afirmó enérgicamente que el gobierno de Hamid Karzai no recibiría más "cheques en blanco". Para Obama, el objetivo es derrotar a Al Qaeda y debilitar a los talibanes para impedirles su llegada al poder. Afirmó, incluso, que era tarea de los afganos reconstruir su país, mientras él tenía que concentrarse en su nación y en asegurar la seguridad del mundo entero. Los talibanes, por su parte, declararon que el aumento sólo causaría más resistencia y muertes norteamericanas. Para muchos, con esta arriesgada apuesta, Obama se juega su futuro político y de paso, el de Afganistán.