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La conexión gallega

El mayor golpe contra el narcotráfico en España incluye orden de captura contra Pablo Escobar, Gustavo Gaviria y Juan R. Matta B.

16 de julio de 1990

Era algo que muchas personas conocían como un secreto a voces, pero hasta la semana pasada, la organización dedicada al narcotráfico en España se mantenía como lo hizo durante varios años la colombiana, en una especie de limbo social y jurídico. A partir del martes anterior, todo eso cambió. Fueron 18 los detenidos, entre quienes se encuentran desde personajes de la alta sociedad y los ncgocios, hasta antiguos contrabandistas gallegos. Y por encima de todo ello, los jueces españoles encontraron mérito suficiente como para emplazar la captura de Pablo Escobar Gaviria, su pariente Gustavo Gaviria, Miguel Angel Félix Gallardo y Juan Ramón Matta Ballesteros, es decir, a la crema y nata del imperio internacional del narcotráfico.
Los recursos empleados, el despliegue policial y la particular severidad que recibieron los capturados, indican que las autoridades ibéricas están dispuestas a llevar el asunto hasta sus últimas consecuencias. Según se informó en España, el Juez Central número 5 de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, ordenó que los detenidos fueran aislados desde un principio, para evitar que se pusieran de acuerdo sobre sus declaraciones. Esa disposición se llevó a tales extremos, que los policías transportaron hasta Madrid a los detenidos en Galicia en automóviles separados que partían, con su respectiva escolta, a intervalos de media hora.
"Hace tiempo que los pasos fronterizos entre España y Portugal que hay en Galicia no registraban tanta actividad" comentaba al periódico barcelonés La Vanguardia uno de los policías que participó en la operación. Y no era para menos. En esa región autónoma cayeron los conocidos contrabandistas Manuel Charlín y Marcial Dorado, señalados por múltiples informes de prensa como los cabecillas de la actividad ilegal en Galicia, y de quienes se dice que han celebrado reuniones en Colombia con los máximos jefes de los carteles internacionales. A partir de esa certeza de las autoridades españolas habrían surgido las órdenes de captura contra los colombianos.
Por fuera quedaron José Ramón Prado Bugallo, alias Sito Miñanco y Vicente Otero "Terito" por no estar en sus casas a la hora del operativo, pero eran buscados afanosamente por todo el país.
Si la mayoría de los capturados en Galicia eran personajes vinculados tradicionalmente con el contrabando, -una de las principales actividades ilegales de la región- la captura en Madrid dejó a muchos españoles sencillamente boquiabiertos. Ese resultó ser el caso de Carlos Goyanes, conocido personaje de la alta sociedad (la "jet set") y ex marido de Pepa Flores (la conocida Marisol) y de Carlos Barreiros, vicepresidente de Forjas de Galicia y cuyo apellido recuerda a la desaparecida marca de camiones, fundada por su hermano. Las autoridades señalan que Goyanes era más bien un gran cliente de la organización y un distribuidor de la droga entre sus pares y que Barreiros jugaba un papel fundamental en el transporte del alcaloide en el interior de España.
Según se afirma en España, el origen de los lazos entre gallegos y colombianos se remonta a finales de 1986, cuando Gilberto Rodríguez Orejuela, señalado como cabeza del Cartel de Cali, y Jorge Luis Ochoa, del Cartel de Medellín, fueron capturados en España y recluídos en la cárcel de Alcalama. Allí, una cosa llevó a la otra: conocerse con los contrabandistas locales y organizar el tráfico ilegal.
La orden de captura que también se expidió contra el ciudadano suizo Michel Haenggi, se relaciona con la otra punta del ovillo. Según la policía española, los primeros indicios de una conexión de lavado de dólares aparecieron a finales de junio del año pasado, cuando las autoridades suizas apresaron a tres hombres sospechosos de introducir grandes cantidades de dinero a la banca de ese país. Una intensa investigación puso al descubierto la red, y condujo a la policía española a las capturas espectaculares de la semana pasada. Pero a pesar de la importancia de los implicados y del tamaño del despliegue, muchos están de acuerdo en que apenas se destapó la punta del iceberg.