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A LA ESPALDA DE FELIPE

Los mejores capítulos del escandalo de los GAL podrían ocurrir justo antes de las elecciones generales españolas del próximo 3 de marzo.

26 de febrero de 1996


LOS ESPAÑOLES ESTAN TAN CANSADOS DE oír hablar del escándalo de los GAL Grupo Antiterrorista Armado como los colombianos del desarrollo del proceso 8.000. Sólo que los ibéricos no sólo llevan meses leyendo titulares sobre la muerte de 27 simpafizantes de la ETA por parte de un grupo armado. con amparo del gobierno. Son en realidad muchos años pues los crímenes en cuestión sucedieron entre 1983 y 1986. Pero como los colombianos, en estas últimas semanas han adquirido la certeza de que la verdadera historia por fin saldrá a flote. Tienen esa sensación luego de que el juez Eduardo Móner, del Tribunal Supremo, expidió una acusación formal en contra del ex ministro del Interior, José Barrionuevo, quien ha sido acusado de dirigir la banda armada de los GAL.
Pero lo más complicado de toda la historia es que la medida judicial no sólo podría llevar a la cárcel a Barrionuevo, calificado como uno de los ministros estrellas de la era socialista, sino que se convirtió en el garrote predilecto de los adversarios políticos de Felipe González, en la recta final de las elecciones generales que tendrán lugar el próximo 3 de marzo. José Maria Aznar, candidato de centro derecha y quien según todas las encuestas podría ser el próximo presidente del gobierno, le reclama en sus manifestaciones al lider del Partialo Socialista Obrero Español =PSOE= que 'al menos tenga la gallardía de asumir su responsabilidad política en los GAL".
En las calles y en los bares, sin embargo, la temperatura verbal contrasta con la temporada invernal. Las polémicas se encienden con frecuencia y las muestras de cansancio hacia un gobierno que está en el poder desde octubre de 1982 son cada vez más evidentes. Fatiga acelerada durante los últimos años con el destape de numerosos casos de corrupcion que empezaron a salpicar cada vez más cerca a la cara de González.
Pero las similitudes entre el caso español y colombiano van más allá. El conocimiento que González tendría de los hechos que estarían sucediendo en el Ministerio de Interior, también son motivo de discusión. Para sus detractores no es claro que un hecho de semejantes magnitudes=terrorismo de Estado=suceda a espaldas del primer ministro. También ha resultado curioso que aun con una orden judicial en su contra, Felipe González siga apoyando a su antiguo colaborador. Dice que se debe presumir la inocencia de Barrionuevo y pide tranquilidad porque este será "absuelto en el juicio". Sólo que en este caso su respaldo va más allá de las palabras:
el PSOE pagó la fianza de 124.000 dólares que le impuso el Tribunal Supremo cuando lo vinculó al caso el pasado 12 de enero, y a pesar de los cargos en su contra, Barrionuevo ocupa el quinto renglón de las listas del partido socialista para las elecciones de marzo.
También para González sus vinculaciones con los GAL son producto de una conspiración que estarían orquestando José María Aznar y de Mario Conde, quien aún no le habna perdonado su escandalosa salida del Banco Banesto. Pero más allá de los argumentos expuestos por Felipe González, hay una serie de hechos que no lo dejan muy bien parado.
El caso de los GAL fue reabierto por el juez Baltazar Garzón luego de conocer las declaraciones al diario El Mundo de dos ex policías sobre actividades en el país Vasco y, vincularon al ex ministro Barrionuevo. José Amedo y Michel Domínguez fueron condenados por esos hechos y seis años después, en 1994, gozaron de una libertad vigilada. Para algunos observadores Amedo y Domínguez fueron cubiertos por ese beneficio como compensación de su silencio. El escándalo alcanzó a González en julio del año pasado. El ex dirigente socialista Ricardo García Damborenea divulgó ante la justicia y los medios de comunicación, sus conversaciones sobre la represión ilegal a los militantes separatistas y aseveró que González aprobaba cada una de las acciones de los GAL.
Lo peor para Felipe González es que el caso de los GAL vuelve a la primera plana española justo seis semanas antes de las elecciones generales. Aunque es poco probable que en este tiempo el presidente del Gobierno sea vinculado judicialmente a los hechos, el costo político puede ser enorme. Claro que no hay que desconocer, que su máximo rival, quien le lleva más de siete puntos de ventaja en las encuestas, José María Aznar, tampoco tiene muchas ganas de se guir explotando electoralmente estos sucesos. Ello podría desprenderse de las acusaciones que José Bono, presidente socialista de Castilla La Mancha hizo el viernes pasado. Dijo que el Partido Popular de Aznar estaría obstaculizando las investigaciones sobre los GAL y manifestó que el PP podna estar involucrado en acciones contra la ETA, anteriores a 1982, cuando los socialistas llegaron al poder. El calor de la política, pues, contrasta con el frío que ataca las poblaciones con lluvias y vientos helados. Es decir, que si por Colombia llueve, por España tampoco escampa.