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| Foto: AP

TELECOMUNICACIONES

La guerra de Obama que cambiaría internet

Barack Obama les solicitó a las autoridades regulatorias de Estados Unidos que los proveedores de internet puedan ser regulados como empresas de servicio público.

13 de noviembre de 2014

Es una solicitud que cambiaría la historia de la red. La propuesta del presidente Obama levantó todo tipo de reacciones. Los gigantes proveedores de internet pusieron el grito en el cielo, argumentando que “considerar el servicio de internet como un bien público implicaría un control estatal que le restaría autonomía a la red”. Mientras que el mensaje oficialista del Gobierno americano se enfoca en tener “regulaciones más estrictas” para tener una “internet neutra”.

El pedido que hizo Obama a la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por su sigla en inglés), podría redefinir internet como lo conocemos actualmente. En primera instancia, lo que quiere prevenir el presidente estadounidense es que las compañías que proveen el servicio de internet presten un servicio de “primera clase” para quien pague más en detrimento de usuarios con menor poder adquisitivo.

Portavoces del gobierno americano explicaron que la idea es proteger la “neutralidad de red”. Esto, para ponerlo en términos simples, busca obligar a los proveedores de acceso a Internet –en Colombia serían: Claro, UNE, ETB, Movistar- a no dar prioridad a unos contenidos frente a otros; por ejemplo, a Facebook frente a Google, a Twitter frente a Facebook dependiendo del que más pague.

Las empresas prestadoras del servicio en Estados Unidos han contratacado con ferocidad. Explican que convertir internet en un servicio de telecomunicaciones público le daría vía libre a los gobiernos para controlar, editar o suprimir los contenidos que se mueven por la red.

El senador republicano John Thune terció en la controversia al  afirmar que “el llamado del presidente convertiría a internet en un bien regulado por el Gobierno, lo que afectaría a este dinámico y robusto sector con reglas escritas hace unos 80 años para el viejo servicio telefónico”.

¿Qué pasaría en el resto del mundo?

El impacto mundial que tendría esta batalla legal, que apenas comienza, podría ser sustancial. La competencia de los grandes portales de internet por tener más usuarios en su web se podría convertir en una cuestión de oferta y demanda, y dependiendo de la empresa que más ofrezca más veces aparecería en los dispositivos de los usuarios.

¿Deben los Estados regular esto? ¿Es una cuestión de mercado entre portales y proveedores de servicio? Responder ambos cuestionamientos en cualquier sentido cambiaría la ecuación que conocemos de internet. Para algunos puede ser parte de la evolución de internet. Para otros es una restricción a su libertad de navegación.

Lo cierto es que la batalla legal apenas comienza y las decisiones que tomen en Estados Unidos tendrán una repercusión mundial en la forma como utilizamos algo tan cotidiano como internet.